MEMPHIS.- Considerado como un acontecimiento clave en la campaña presidencial de Estados Unidos, el primer debate televisado entre los candidatos demócrata y republicano, Barack Obama y John McCain, se celebra hoy, pese a que éste último había pedido su postergación debido a la crisis financiera.
Cuarenta y ocho años después de que el primer debate televisado entre John F. Kennedy y Richard Nixon paralizase la nación, la confrontación se extenderá por 90 minutos en la Universidad de Mississippi y estará centrado en la política exterior y la seguridad nacional.
McCain mantuvo a todo el mundo en vilo sobre su participación, durante 48 horas, tras suspender el miércoles su campaña para volver a Washington para discutir las dificultades del sistema financiero estadounidense.
Pero su equipo de campaña confirmó finalmente hoy que debido a los progresos realizados en las negociaciones en el Congreso sobre el plan de rescate de Wall Street de 700.000 millones de dólares, el candidato estaría presente en el debate, la primera de tres confrontaciones decisivas para las elecciones presidenciales.
Con Obama sacándole ventaja en los sondeos y su decisión de mantener el evento de Mississippi con o sin su presencia, McCain anunció que estaba "reanudando sus actividades (campaña)" y que acudiría al debate.
"Después del debate, regresará a Washington para asegurarse que todas las voces e intereses estén presentes en el acuerdo final, especialmente los de los contribuyentes y los dueños de casas", añadió el equipo del senador en un comunicado.
El duelo tendrá lugar en un momento complicado, con el sistema financiero estadounidense esparciendo una crisis global, el mercado bursátil tambaleándose y los ahorros de toda una vida de millones de estadounidenses pendientes de un hilo.
Se espera que decenas de millones de telespectadores sintonicen la confrontación cuando quedan cinco semanas para las elecciones del 4 de noviembre.
En 2004, más de 62 millones de personas vieron el primer debate entre el presidente George W. Bush y John Kerry, y dada la apasionante carrera a la Casa Blanca de este año los analistas esperan una audiencia todavía mayor.
A menos de 40 días de las elecciones, Obama argumentó que era más importante que nunca para los estadounidenses escuchar a los dos rivales que se disputan la Presidencia.
"Uno de nosotros va a estar a cargo de este desastre en cuatro meses, y creo que el pueblo estadounidense tiene el derecho y la obligación de saber donde queremos llevar al país y en qué creemos", dijo el senador por Illinois, de 47 años.
Con la economía tambaleándose, las tropas estadounidense enfangadas en dos guerras y un Presidente republicano altamente impopular, todas las condiciones deberían beneficiar a Obama.
Peso a ello, el demócrata aún no cerró la elección y se enfrenta a la fuerte presión de convencer a los votantes durante el debate, de que está listo para desempeñarse como Jefe de Estado.
Obama se encuentra además en un buen momento, tras rehacerse con los sondeos nacionales: un seguimiento diario de Gallup le dio el sábado una ventaja de 50 a 44% entre los registrados para votar.
McCain, de 72 años, tuvo una dura semana, tratando de dar un mensaje consistente sobre la crisis y de evitar los intentos de Obama de cargarlo con el impopular legado económico del gobierno de Bush.
Aunque según los analistas, una buena actuación de cualquiera de los candidatos en los debates, o una serie de meteduras de pata, todavía pueden cambiar el curso de la carrera electoral en su recta final.
"Habrá un número significativo de gente sintonizando por primera vez", dijo el analista político Andrew Dowdle de la Universidad de Arkansas.
"La imagen de los candidatos todavía parece no estar formada, y (ser aún) elástica llegados a este punto", añadió.