PARÍS.- La ministra francesa de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, para quien la oposición de izquierdas pide la dimisión por haber utilizado un avión privado de un empresario próximo al depuesto Presidente tunecino Zine el-Abidine Ben Alí, pasó hoy de reconocer su error a prometer que no volverá a hacerlo.
Alliot-Marie, en una entrevista a la emisora de radio "Europe 1", insistió en que el uso privado que hizo de un reactor privado del empresario Aziz Miled durante las vacaciones de fin de año en Túnez -cuando ya habían comenzado las protestas- no le había costado nada ni al contribuyente tunecino, ni al francés.
Pero marcó un cambio en su estrategia de defensa de los últimos días -que había contribuido a incrementar los ataques contra ella- no sólo al reconocer que su actitud le resulta chocante a la opinión pública, sino al anunciar que mientras sea ministra "descarta que suba a un avión privado".
Aseguró que en la veintena de años que lleva desempeñando cargos públicos siempre ha pagado sus desplazamientos privados.
En otra entrevista a "Le Parisien", la responsable diplomática indicó que era la primera vez que subía al avión de Miled, al que describe como un antiguo amigo, y rechaza que se lo asocie con el ex Mandatario Ben Alí.
Subrayó que Miled no le había invitado a ella como "ministro de Exteriores, sino como a una amiga", y que además ni él le ha pedido nunca nada a ella ni ella, a él.
También afirmó que cuando estaba de vacaciones en Túnez, donde utilizó dos veces con su familia el avión del empresario para moverse por el país -en los últimos días de 2010-, "nadie había percibido la amplitud y el carácter irreversible" de las protestas que condujeron a la huida del Presidente.
Las críticas contra Alliot-Marie y las demandas de dimisión desde la izquierda aumentaron el pasado fin de semana, y así por ejemplo la ex candidata socialista a la presidencia de Francia Ségolène Royal, puso ayer el acento en las "mentiras" que ha explicado la ministra para justificarse.
"Es un nuevo golpe a la credibilidad de la diplomacia francesa", señaló Royal, que consideró que "la imagen de Francia en el extranjero está muy afectada, totalmente desacreditada por estas repetidas peripecias, por esta connivencia entre el poder del dinero y el poder político".
