MOSCU.- Una expedición liderada por rusos busca realizar la primera travesía desde la costa del Ártico de Rusia hacia Canadá sobre el Polo Norte, un viaje de meses de duración sobre témpanos de hielo precarios y cambiantes.
La expedición, que tiene previsto comenzar el 17 de febrero, servirá para realizar algunas de las primeras pruebas de la tecnología rusa de navegación satelital Glonass, el intento de Moscú para desafiar al dominante sistema de posicionamiento global (GPS) de Estados Unidos.
Los reclamos territoriales sobre el Ártico son compartidos por Rusia, Estados Unidos, Noruega, Groenlandia y Canadá.
Pero las últimas medidas de Rusia han aumentado la preocupación de que esté decidida a aumentar su participación en el lecho marino rico en petróleo del Polo.
"Rusia está más adelante que nadie" en la exploración del Ártico, dijo a periodistas el martes en Moscú el líder de la expedición, Vladimir Chukov.
"Estamos recorriendo un camino que nunca antes fue tomado en el Ártico", agregó.
Se espera que el viaje de 8.000 kilómetros llegue a Canadá a fines de mayo y termine el 22 de junio, explicó.
Ocho exploradores viajarán en dos vehículos especialmente diseñados con neumáticos inflados en exceso que permitan viajar sobre la acumulación de nieve y la peligrosa capa de hielo del Ártico, donde temperaturas sobre el punto de congelación en los meses de verano pueden causar rupturas del hielo.
El grupo, que incluye dos ciudadanos canadienses de origen ruso, planea observar las poblaciones de osos polares en el Polo y hacer pruebas sobre cambio climático y signos de calentamiento global, cuyos resultados según Chukov se compartirán más adelante con científicos.
La prueba en el Ártico será una de las primeras del sistema Glonass de 2.000 millones de dólares, que Rusia quiere convertir en una parte central de la tecnología de consumo doméstico en autos y teléfonos celulares.
Rusia ha buscado mostrar su predominancia en la exploración del Ártico y en el 2007 plantó su bandera en el lecho marino del Océano Ártico.
Se prevé que la producción de los campos petrolíferos rusos en Siberia occidental comience a declinar, por lo que Moscú considera al Ártico como un territorio inexplorado que puede poseer recursos necesarios para ayudarla a mantener su lugar como exportadora de petróleo.
