Militares arrastran a una manifestante en la plaza Tahrir. La costumbre islámica prohibe exhibir la desnudez femenina, por lo que la acción constituye una humillación gravísima para la víctima.
Reuters
EL CAIRO.- Soldados que arrastran del pelo a mujeres sobre el pavimento, arrancándoles sus velos -lo que no está permitido por la costumbre islámica- y que golpean a otras repetidamente en la cara, junto a jóvenes activistas pateados en la cabeza cuando yacían en el suelo: las escenas presenciadas este sábado en la Plaza Tahrir de El Cairo evidenciaron la extrema violencia aplicada por las fuerzas de seguridad para reprimir las protestas de los últimos días en la capital egipcia.
Las manifestaciones, que se han prolongado durante las últimas 48 horas, han dejado hasta ahora nueve muertos, la mayoría baleados, y más de 300 heridos. Varios edificios de El Cairo fueron incendiados.
Según analistas, el indiscriminado uso de la fuerza muestra que los militares se sienten respaldados para repeler a quienes mantienen las protestas prodemocráticas en ese país, luego de las dos exitosas y pacíficas jornadas electorales realizadas en las últimas semanas.
Los resultados de los comicios, en los que las formaciones islámicas obtuvieron cómoda mayoría, forzarían a dichas agrupaciones a mantenerse del lado de las autoridades para garantizar la conformación pacífica del nuevo cuerpo legislativo egipcio.
No obstante, las acciones en contra de las mujeres, que fueron profusamente filmadas y subidas a internet por otros manifestantes, pueden terminar por enfurecer a una opinión pública que, por razones religiosas, no tolera acciones como la que afectó a una manifestante vestida según la costumbre islámica, a quien los militares levantaron la camisa y dejaron semidesnuda mientras la arrastraban por el suelo, como mostró un video captado en El Cairo.
"¿Dónde está la dignidad?" se pregunta indignada Toqa Nosseir, una estudiante de 19 años, sobre los ataques a las mujeres.
"Nadie puede aprobar o aceptar lo que está pasando aquí", añade la joven, quien decidió unirse a las protestas, pese a la oposición de sus padres, tras ver las escenas de represión contra las mujeres.
"El Consejo Militar quiere silenciar todas las críticas. Quieren mantenerse en el poder. No aceptaré estas humillaciones a cambio de la estabilidad en el país", aseveró.
"¿No están avergonzados?", escribió en su cuenta de Twitter Mohamed el-Baradei, premio Nobel, dirigiéndose a los dirigentes del Consejo Militar, sobre las imágenes de mujeres víctimas de la violencia.
Los enfrentamientos comenzaron el viernes, cuando soldados desalojaron una acampada situada cerca de la sede de Gobierno, instalada por manifestantes que exigen la inmediata entrega del poder por los militares.
"Elementos infiltrados"
El Primer Ministro, Kamal el-Ganzuri, aseguró este sábado que ni la policía ni el ejército han abierto fuego durante las protestas, y acusó de la violencia a "elementos infiltrados" que "no quieren el bien de Egipto", sin dar más precisiones.
"Los que están en la plaza Tahrir no son los jóvenes de la revolución", afirmó, refiriéndose a la revuelta que logró el fin del régimen de Hosni Mubarak en febrero pasado.
"No es una revolución, sino una contrarrevolución", dijo el-Ganzuri.
No obstante, la acción militar sigue generando críticas. Once de los 30 miembros de un Consejo Consultivo establecido por el ejército para dialogar con las fuerzas políticas presentaron su renuncia en protesta por la represión.
"Habíamos hecho algunas recomendaciones el viernes, pero hemos sido sorprendidos al ver que no han sido seguidas, y que el sábado todavía hay más víctimas", dijo el presiente de ese Consejo, Abul Ela Madi, dirigente del partido islamista moderado Wassat.
El gobierno de Francia, en tanto, lamentó el sábado "el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes" en Egipto, de acuerdo con una nota del ministerio de Relaciones Exteriores.
