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Benedicto XVI: "Dios me pidió dedicarme a la oración, pero no abandonaré la Iglesia"

Con mucho emoción, el Papa presidió su último Ángelus en la Plaza de San Pedro ante más de 200 mil fieles.

24 de Febrero de 2013 | 09:59 | Agencias/Emol
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Benedicto XVI durante su intervención ante unas 200 mil personas en la Santa Sede.

EFE

CIUDAD DEL VATICANO.- "Dios me pidió dedicarme a la oración y a la meditación", aseguró este domingo el papa Benedicto XVI ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro durante su último Ángelus como pontífice, pero precisó que no "abandonará" a la Iglesia.


Con la voz entrecortada por la emoción e interrumpido por los aplausos, el Papa aseguró: "en este momento de mi vida siento que la palabra de Dios está dirigida a mí. El Señor me llama a 'subir al monte', a dedicarme aún más a la oración y a la meditación, pero eso no significa que vaya a abandonar la Iglesia".

"Es más, si Dios me pide esto es porque yo podré continuar sirviendo con las mismas condiciones y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas", afirmó.

Hasta la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, llegaron más de 200 mil fieles de todo el mundo para despedir al Santo Padre, que renunciará el próximo 28 de febrero a las 16 horas de Chile.

Benedicto XVI eligió para este segundo domingo de Cuaresma el pasaje del Evangelio sobre la Transfiguración del Señor del evangelista Lucas, en el que relata cómo Jesús se transfiguró mientras rezaba en una especie de retiro espiritual en el monte Tabor junto a Pedro, Santiago y Juan.


Al meditar sobre este pasaje del Evangelio "podemos extraer una enseñanza muy importante", dijo.


En primer lugar, la primacía de la oración, sin la cual todo el compromiso del apostolado y de la caridad se reduce a activismo, sostuvo.


En Cuaresma "aprendemos a dar su debido tiempo a la oración, tanto personal como comunitaria, que da aliento a nuestra vida espiritual", aseveró el Obispo de Roma.


"La oración no es aislarse del mundo y de sus contradicciones, como en el monte Tabor hubiera querido hacer Pedro, pues la oración reconduce al camino, a la acción", expresó.


"La vida cristiana, que escribí en el Mensaje para la Cuaresma, consiste en un continuo subir a la montaña para encontrarse con Dios, para después descender llevando el amor y la fuerza con el fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios", agregó.


Después saludó a los peregrinos en siete lenguas y se retiró a su aposento en medio de una gran ovación.

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