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Tras 30 años sin verlo, argentina se reencuentra con su padre en un taxi

La mujer se subió al vehículo apurada y sin prestar atención a quien conducía. Después de 25 minutos se dio cuenta de que el chofer era su papá. Relató su historia en Twitter.

27 de Abril de 2013 | 11:27 | Emol
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BUENOS AIRES.- "Si lo ves en una peli, no lo crees". Así describe Carolina Ortega la experiencia que vivió hace algunos días en Buenos Aires y que relató por completo en su Twitter @Comando Carolita, del cual se declara adicta.


La mujer tiene 36 años y es asesora del diputado argentino Felipe Solá desde hace cuatro, según informó el sitio web del diario La Nación. Precisamente se encontraba en la mitad de una sesión de la Cámara Baja, cuando se enteró de que su mamá había sufrido un asalto.


"Salí corriendo, dando órdenes de último minuto", contó en su cuenta de la red social. "Al llegar a la esquina, me doy cuenta de que no tenía plata encima. Paso por el banco, de los seis cajeros, todos fuera de servicio", agregó.


Ortega decidió entonces ir en taxi hasta su casa, donde sí tenía dinero, y de ahí dirigirse hasta la comisaría donde estaba su madre. Así que paró a un vehículo, se subió y le indicó la dirección donde iba.


En el trayecto, la mujer se dedicó a llamar a conocidos y contarles lo que había ocurrido. "Relaté todo en detalle, di nombres de mi familia mientras iba en el taxi. En ningún momento miré la cara del taxista", señaló al periódico argentino.


Al llegar a su casa, el taxista le dijo que conocía el lugar donde se dirigía, por lo que ella le pidió que la esperara mientras iba a buscar el dinero. Volvió a subirse al vehículo y en ese momento se percató de que durante los 25 minutos que habían pasado desde que lo había tomado, nunca había mirado al conductor.


"Lo vuelvo a mirar, no puedo creerlo. Hace 30 años que nos vimos por última vez. Leo el cartel con los datos que cuelga del asiento delantero. Es él", dijo Carolina en Twitter.


Ese "él" a que se refería era nada más y nada menos que su padre, a quien no veía desde los siete años. "No tenía idea si estaba vivo o muerto. Menos a qué se dedicaba", añadió.


La mujer entonces no supo qué hacer: hablar, insultarlo, bajarse del auto o llorar. "Enseguida me dije que no, que si el destino nos había puesto ahí en ese momento era por algo", señaló a La Nación.


Así que, padre e hija viajaron el resto del camino en silencio, hasta que llegaron a destino. "Le pagué, le di propina. Y lo perdoné", sostuvo.


Consultada respecto a la razón que tuvo para compartir por la red social lo que le había ocurrido, Carolina afirmó que lo hizo para exorcizar la experiencia. "Soy una usuaria demasiado activa de Twitter (...) Como era de madrugada y no tenía con quién hablarlo en ese momento lo compartí", explicó. "Con esto comprobé que las historias de vida se repiten y que hay mucha necesidad de expresarse", concluyó.   

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