BRASILIA/RÍO DE JANEIRO.- Más de 200.000 personas participaron este el lunes en las masivas protestas registradas en las principales ciudades de Brasil contra los multimillonarios gastos por el Mundial 2014 y la Copa Confederaciones, así como las alzas en el transportes en varias ciudades.
Uno de los epicentros de las manifestaciones fue la capital,
Brasilia, donde unas 200 personas consiguieron subir
al techo del edificio del Congreso, mientras unas 5.000 personas se congregaban fuera del edificio diseñado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer al grito de "¡Brasil se jodió, el pueblo apareció"".
La seguridad del cercano Palacio Presidencial fue reforzada durante la noche.
La propia Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, admitió este lunes que "
las manifestaciones pacíficas son legítimas", y el secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, afirmó que el Ejecutivo busca dialogar con los organizadores de las protestas.
Blindados policiales en RíoEn
Río de Janeiro, la entrada de la Asamblea Legislativa del estado quedó en llamas, luego del lanzamiento de bombas molotov.
Grupos de personas incendiarion automóviles y depósitos de basura y saquearon locales de comercio. Tales acciones fueron repudiadas por otros manifestantes, quienes los motejaron de "ladrones" y pedían marchar "sin vandalismo".
La policía usó gases lacrimógenos y balas de goma, e incluso dispararon al aire con armas de fuego. Durante la noche, los efectivos antimotines se desplegaron en carros blindados para dispersar a los participantes en la protesta.
Cerca de 100 mil personas participaron en las marchas en Río, según fuentes policiales.
Sao Paulo presenció marchas realizadas en el centro por más de 65.000 personas. Las acciones de este tipo se repiten desde hace 10 días en la ciudad, luego de que se conocieron los incrementos en los precios de buses, trenes y el subterráneo.
"Quiero que Brasil despierte. No es solo por los pasajes, sino porque la educación y la salud son malas", señaló Diyo Coelho, de 20 años, quien participó en la protesta pacífica con flores en las manos.
Durante la noche, un grupo de personas derribó la puerta de la sede de Gobierno del Estado de Sao Paulo, el Palacio de los Bandeirantes. También encendieron una fogata en la entrada y pintaron grafittis en los muros.
En
Belo Horizonte, cerca de 30.000 personas trataron de acercarse al estadio Mineirao, donde se disputaba el partido
entre Nigeria y Tahiti por la copa Confederaciones.
En Porto Alegre, en tanto, grupos de manifestantes destruyeron un autobús e instalaron barricadas incendiadas en la principal avenida de la ciudad.
Las manifestaciones fueron convocadas a través de las redes sociales, con el fin de expresar repulsa a los gastos millonarios asumidos por las autoridades para organizar la actual Copa Confederaciones y el próximo Mundial de Fútbol.
"Estoy aquí para mostrar que Brasil no es sólo fútbol. Aquí no hay sólo fiesta. Hay otras preocupaciones, como la falta de inversiones en cosas realmente importantes, la salud y la educación", señaló la abogada Daiana Venancio, de 24 años, quien manifestó en Río.
Los llamados invocaron también las reciente alzas en los precios del transporte público en Sao Paulo y Río de Janeiro.
En su mayoría jóvenes, los participantes en las protestas denuncian lo que consideran como represión policial, especialmente el jueves pasado en Sao Paulo, donde hubo más de 230 detenidos y un centenar de heridos.
Los disturbios son los mayores registrados en el país desde 1992, cuando un estallido popular terminó con la renuncia del ex Mandatario Fernando Collor de Melo.
