MADRID.- Nuevas nomenclaturas, una formación que enfatiza en generar y mantener la confianza de los empleadores y la creciente precaución de mantener estricta reserva forman parte de la puesta al día de una de las tareas que el imaginario vincula en mayor medida con el lujo y el estilo de vida aristocrático: la profesión de mayordomo.
Denominado también ahora con la frase en inglés "personal assistant executive" ("asistente ejecutivo personal"), el mayodromo moderno se convirtió en una de las ofertas más requeridas dentro del sector del lujo, explica Juan de Dios Orozco, consejero delegado de la Escuela Internacional de Mayordomos de Madrid (iB'S).
La figura de estos ceremoniosos y discretos funcionarios incluye trajes impolutos, un excelente cuidado en las formas, una sonrisa permanente y, sobre todo, un deseo de servir y atender las necesidades del otro.
Se trata, según el docente, de un oficio de hombres y mujeres "invisibles", con una formación amplísima y muy especializada, que no se limita a servir la mesa, "dirigen personas y propiedades", y resuelven "antes de que se lo pidan" todas las necesidades de los señores de la casa.
El directivo asegura que recibe solicitudes de todas partes del mundo para formar y proporcionar este exclusivo "personal de confianza".
Un atractivo que se mantiene, detalla Orozco, es el de las altas expectativas económicas: salario mínimo de estos profesionales oscila entre 38.000 y 108.000 dólares.
"En Reino Unido, en una casa con cierta capacidad económica, puede llegar hasta los 170.000 euros" (184.000 dólares)", apunta.
Entre las dificultades se cuentan las extensas jornadas. "En este trabajo no hay una dedicación parcial. Nos levantamos los primeros y nos acostamos los últimos", admite.
Hoteles de cinco estrellas, yates y mansiones de lujo son los que más requieren los servicios de un personal que lleva a su máxima expresión una actitud: "Siempre está, pero nunca se le ve".
