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La casa de Louis Armstrong abre sus puertas al público

La propiedad de dos pisos, construida en los años veinte en el barrio de Queens, fue elegida por Lucille, la cuarta esposa del músico de jazz, quien fue también la primera bailarina negra del Cotton Club.

10 de Octubre de 2003 | 10:28 | AFP
NUEVA YORK.- Una modesta casa de ladrillos perdida entre varias edificaciones similares en un barrio popular de Nueva York. Así era el lugar donde vivió Louis Armstrong los últimos 30 años de su vida y que a partir del 16 de octubre abre sus puertas al público.

El trompetista de Nueva Orleans, conocido mundialmente, se instaló en 1943 en esta casa de Queens, barrio natal de su esposa, donde vivió hasta su muerte en 1971, a los 70 años.

"No pudimos haber encontrado un mejor vecindario", escribió en su diario. "Cuando Pops (uno de sus sobrenombres) no toca su trompeta durante un día o dos, los vecinos llaman y preguntan si Pops está bien".

Esta casa de dos pisos construida en los años veinte, fue elegida por Lucille, la cuarta esposa del músico de jazz, quien fue también la primera bailarina negra del Cotton Club.

Con el pasar de los años, la casa fue redecorada varias veces. Actualmente se puede ver cómo la dejó Lucille en el momento de su muerte en 1983: el salón color durazno con una alfombra y un pequeño piano, el comedor de estilo chino y la cocina de los años sesenta color turquesa.

Una escalera mecánica permite subir al segundo piso, lo que da cuenta de la salud frágil del músico.

La sala de baño, una rara demostración de lujo, está cubierta de espejos y está equipada con tinas de mármol en forma de conchas.

En los estantes se ubican los discos, la botella de Jack Daniel’s, una foto de la pareja en París y un retrato realizado por el cantante Tony Bennett.

Desde la casa vecina, una pequeña dama observaba la agitación en torno a la casa de Armstrong, transformada en museo luego de varios meses de refacciones.

Selma Heraldo, de 80 años, nacida en el barrio y amiga de Armstrong, recuerda su humor, su simplicidad y los tres años de viajes por el mundo como compañía de Lucille.

"Eran personas simples, nunca los percibí como celebridades, eran como mis padres. Trataban a la gente como cualquier persona", indicó.

"Siempre se aseguraba de que los niños tuviesen helados, no se vestía de forma elegante, salía en pantalones cortos, hablaba con los pequeños", agregó.

En 1983, la casa pasó a manos de la Fundación Armstrong, que la confió al servicio cultural de Nueva York, mientras que los archivos fueron administrados por el Queens College.

Diez años después y con una inversión de 1,6 millones de dólares, la casa se convirtió en museo, como lo deseaba Lucille, la última esposa del afamado trompetista, quien no tuvo ningún hijo.

El garaje alberga un pequeño puesto de venta de recuerdos, y sobre todo una sala de exposición, con las preciadas trompetas y un informe de la policía federal estadounidense (FBI), que estaba preocupada porque el músico había criticado al Presidente y viajado por toda Africa en momentos de gran agitación por la lucha a favor de los derechos afroamericanos.
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