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Metales Pesados: La librería que ahora también es editorial

La idea de este proyecto, es que sea una extensión de la política de la librería con el mismo nombre: ser una alternativa a la oferta literaria de turno.

23 de Febrero de 2005 | 10:17 | Ilona Goyeneche, El Mercurio en Internet

Editorial "Metales Pesados"
Los primeros libros de este nuevo sello son:
"Ángeles Negros" de Juan Pablo Sutherland
"Montacerdos" de Cronwell Jara

Librería Metales Pesados
José Miguel de la Barra 460
Santiago
Teléfono: 638 75 97
Más información en: www.metalespesados.cl
SANTIAGO.- La apuesta de la nueva editorial "Metales Pesados" es poner la calidad por sobre la cantidad. Por eso no tranzará con ciertas cosas. Uno: si es necesario publicar sólo un libro al año, porque no hay más textos que lo ameriten.

Dos: sólo se imprimen 500 ejemplares porque lo que acá interesa no es lanzar un bestseller, sino que dar a conocer un texto novedoso e interesante.

Tres, el autor seguirá dueño de los derechos. "Así existe la posibilidad de que, si la novela que publicamos sea buena, puede llegar una editorial más grande y relanzarla y masificarla", explica el poeta Sergio Parra, que junto con Paula Barría, son dueños de "Metales Pesados".

En diciembre la librería cumplió un año y para celebrarlo lanzaron la editorial con el mismo nombre. El libro "Ángeles Negros" de Juan Pablo Sutherland fue el encargado de iniciar la colección de este nuevo proyecto, seguido por "Montacerdos" de Cronwell Jara. Ambos socios concuerdan con que la idea "es básicamente complementar el proyecto de la librería y darle a ésta un mayor valor agregado. Sentimos que tenemos que hacer un aporte cultural en el medio y lo que nosotros presentamos con este proyecto es una alternativa al mercado".

¿Eso quiere decir que hace falta esa 'alternativa' en el mercado de libros?
S.P.: Actualmente hay un lector que está disconforme y que siente que lo que lee no lo desarrolló y completa como ser humano. Este lector busca textos que tengan miradas distintas respecto de la realidad y que crean una suerte de tensión e invite a la discusión. El lector no es ingenuo y necesita una cierta estética de lectura. En este momento hay novelas buenas como las de Pablo Simonetti o la última obra de Jorge Edwards. Pero si tu me preguntas creo que falta una obra más vital y que se conecte con la sociedad de Chile, con el país.

Se están dando a conocer como editorial con dos reediciones. ¿Es por esa falta de textos?
S.P: A nosotros nos llega mucho manuscrito, pero de muy mala calidad. Y hay que ser responsable a la hora de publicar. Si no hay una obra que valga la pena, no publicaremos nada en todo el año. Por otra parte nos interesa rescatar obras que pasaron por la crítica y fueron muy underground, como pasó en su momento con "Montacerdos" de Jara. Cuando en los ‘80 entraron las transnacionales y los grandes consorcios editoriales, y llegó el boom de ganar plata con una novela, muchos escritores menores que tenían una escritura más renovada y vital, se perdieron. Como es le caso de los textos que relanzamos.

¿Qué tiene que tener un texto para que les parezca suficientemente atractivo y lo publiquen?
P.B: Una apuesta distinta. Ahí está nuestra diferencia con las editoriales más grandes. Nosotros sólo estamos arriesgando una cierta cantidad de capital y lo que nos interesa es recuperarlo para poder seguir publicando. No tenemos un gran aparataje como las editoriales más importantes y por eso tenemos la oportunidad de poder publicar textos que son un poco más complejos y que tensionan. Pero una cosa que siempre la hemos conversado: no estamos cerrados a nada.

S.P: En nuestro proyecto existe una cierta curatoría y lectura de textos. Buscamos textos que de alguna forma participen y provoquen debate y ruido en el lector. Encontrar un escritor que nos conecte y que nos haga sentir que encontremos un libro que nos habla. Que el que lo lea, sienta que está ante algo absolutamente particular que terminará siendo parte de su geografía, aunque no la conozca.

¿Qué diagnóstico le hacen a las grandes editoriales?
S.P.: Son empresas comerciales que no se quieren arriesgar por un tema de rentabilidad. Creo que el diagnóstico hay que hacerlo en términos de los editores y, de alguna forma, de los escritores. Por un lado, hay pocos editores buenos, que tengan una carrera como tal y que anden con una suerte de antena parabólica pendiente de algún texto, de algún talento joven, o en Temuco o el norte. Muchos se guían por el mercado. Como ahora no se leen cuentos, sólo publican novelas. Entonces, si llega un cuentista lo obligan a publicar una novela. Y, por otra parte, está el escritor que ya no quiere estar fuera del sistema. Eso ha aburguesado la escritura en Chile. Falta ironía, reírse de sí mismo y libros que contengan una realidad un poco más universal y no tan localista.

¿Qué diagnóstico hacen de nuestras editoriales más alternativas?
S.P: Acá también faltan buenos editores en búsqueda de textos. Gran parte de estas editoriales alternativas son imprentas, y no hay un comité editorial y una búsqueda más selectiva. Siempre predomina más la parte comercial.

¿Se puede decir que actualmente no hay escritores jóvenes con fuerza?
S.P.: En este momento hay una literatura muy conservadora. Se han aburguesado y falta un escritor que tenga una mirada particular, un desenfado particular y que se conecte con su entorno. Leer a un escritor de 26 años que escribe como un viejo de 60, ¡es una lata!

Supongo, que al ser ustedes mismos los que atienden el público en su librería se enteran directamente de lo que busca el lector.
Claro, la gente pregunta por ciertas cosas y ahí se nota que buscan escritores nuevos, con fuerza y que trabajan una cierta denuncia. A esto se suma que nosotros mismos somos lectores. Traemos libros de escritores peruanos, colombianos, mexicanos y vemos que los lectores quieren leer lo que está pasando en Latinoamérica. Pero estamos en un medio muy localista y se sabe muy poco lo que se ha publicado en Argentina, Perú, etc. La idea es dar a conocer otras realidades. Por eso también somos un referente para editores grandes, porque si damos con un buen escritor, lo van a esperar a la vuelta de la esquina para ofrecerle publicar sus próxima novela.

¿Cuál es la apuesta como editorial?
Provocar. Ofrecer una lectura de textos que no participan del estatus quo del sistema.

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