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Con "Réquiem Alemán" de Johannes Brahms continúa temporada de la Filarmónica

Los solistas vocales serán la soprano Carolina Ullrich y el barítono Javier Arrey. La dirección general correrá por cuenta del titular de la agrupación orquestal del Teatro Municipal, Maximiano Valdés.

21 de Marzo de 2005 | 18:40 | El Mercurio en Internet
SANTIAGO.- La joven y talentosa soprano chilena Carolina Ullrich, actualmente perfeccionándose en Alemania, y el barítono también chileno Javier Arrey, ambos de muy destacada participación en las temporadas de Conciertos y Ópera del Teatro Municipal, unirán sus voces a las del Coro del Teatro Municipal que dirige Jorge Klastornick, para dar vida al solemne "Réquiem Alemán" de Johannes Brahms, en el Segundo Concierto de la Temporada 2005.

Los artistas y la Orquesta Filarmónica de Santiago, serán dirigidos por el maestro Maximiano Valdés, Director Titular de la citada agrupación, en las funciones que tendrán lugar los días martes 22 y miércoles 23, a las 19.00 horas en el Teatro Municipal de Santiago.


La obra

En 1868, Brahms adquirió fama en toda Europa debido al estreno de su "Réquiem Alemán" op. 45, llamado así porque el texto está tomado de la traducción alemana que hizo Lutero de la Biblia, en vez de utilizar el latín, como normalmente se hacía. La obra, dividida en siete partes, se centra más en el dolor y los lamentos de aquellos cuyos seres queridos se han ido, que en la reacción entre el destino y la muerte.

Pocas obras aparecen tan impregnadas de espiritualidad, no sólo en lo que al texto se refiere, sino también en lo concerniente a la música.

Brahms llamó a esta magna obra como "ein deutsches Requiem", o más exactamente, "eine Art deutsches Requiem (una especie de réquiem alemán)". Lo anterior, con el propósito de configurarla como una composición de índole exclusivamente musical, y ajena, por tanto, a la celebración litúrgica, a pesar de que Réquiem es, precisamente, la palabra que da comienzo el Introitus de la misa de difuntos de la Iglesia Católica, y que, en el ámbito musical, ha dado origen a numerosas obras de carácter religioso de la mano de Ockeghem, Lassus, Palestrina, Cavalli, Scarlatti, Mozart, Cherubini, Berlioz, Liszt, Verdi, Dvorák o Fauré.

Dos fueron los acontecimientos que impulsaron a Brahms a componer su Réquiem: el fallecimiento, en el verano de 1856, de su amigo Robert Schumann (quien, paradójicamente, también tuvo el propósito de escribir una obra con idéntico título) y la muerte de su propia madre en febrero del año 1865. Los primeros compases de la obra fueron escritos por Brahms en 1856, y su conclusión se prolongó, prácticamente, hasta poco antes de su estreno, en la catedral de Bremen, el Viernes Santo del año 1868.

Anteriormente se habían escrito Réquiem "alemanes" pero con las cinco partes de costumbre: Introito y Kyrie, Dies irae, Ofertorio (Domine Jesu Christe y Hostias), Sanctus y Agnus Dei. Brahms rompió con la tradición en la forma y el contenido, suprimiendo toda alusión al rito eclesiástico. El Réquiem de Brahms se asemeja a un sermón: una serie de meditaciones solemnes, llenas de sentimiento y fantasía, sobre el tema del más allá, el destino humano y la vida celestial, con palabras sacadas de algunos pasajes de la Biblia, que el compositor conocía a fondo. La elección del texto corresponde de hecho a una obra poética y filosófica según el concepto central: "Consolaos, vosotros que lloráis; la muerte es nuestra suerte común. Pero no es desventura, pues nos conduce a nuestro Padre en los cielos, a una vida mejor y eterna. No debemos llorar a los muertos, que son bienaventurados".

El Réquiem consta de siete partes, que son: "Bienaventurados los que sufren"; "La carne es como la hierba"; "Señor, enséñame"; "Cuan dulces son tus moradas"; "Vosotros tenéis tristeza"; "Carecemos aquí de lugar perdurable", y "Bienaventurados los muertos".

El 1 de diciembre de 1867 se programó en Viena un concierto en memoria de Schubert, ocasión que se aprovechó para la presentación de los tres primeros movimientos de un Réquiem Alemán. Se cuenta como anécdota que el encargado de la percusión, supuestamente vendido a Wagner, enemigo de Brahms, reventó la obra a timbalazos extemporáneos. Por esta u otra razón, el anticipo de estreno no tuvo éxito.

La obra se estrenó completa y definitivamente, y con éxito, el día 10 de abril 1868, Viernes Santo, en la catedral de San Pedro de Bremen.


En Iglesia San Francisco

El día Jueves Santo, se repetirá este programa en forma gratuita en la Iglesia San Francisco, a las 13.15 horas, como parte de las actividades de difusión que realiza el Teatro Municipal.

Actuarán los mismos solistas, Orquesta y Coro, todos bajo la dirección de Maximiano Valdés. Una oportunidad única para escuchar una obra religiosa de gran magnitud y belleza.
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