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Deslumbrante 16/8/2005

19 de Agosto de 2005 | 22:44 |
Gilberto Ponce

Simplemente espectacular fue la presentación del pianista chileno Alfredo Perl en la Temporada Internacional de la Fundación Beethoven que se realiza en Teatro Oriente de la capital.

En esta presentación dio sobradas muestras de madurez estilística, que fueron acompañadas de una arrolladora técnica, justificando su bien ganado prestigio internacional. Además ha moderado la gesticulación, evitando cualquier elemento distractor.

Durante su presentación, Perl transitó desde el clasicismo de Mozart, pasando por el rotundo romanticismo de Schumann, para introducirnos finalmente en el lenguaje post romántico de Dohnányi, haciéndolo con tal propiedad, que el público no solo salió satisfecho: abandonó el teatro con orgullo al ser testigo de la importante evolución de nuestro compatriota.

Claridad, fraseos y contrastes, y con una digitación impecable fue la interpretación de la Sonata Nº 13 en Si bemol mayor K. 333 de Wolfgang Amadeus Mozart.

La perfecta sincronía de frases del primer movimiento, la serenidad cantable del segundo y un tal vez demasiado rápido tercero, que no obstante salvó certeramente, llevaron al intérprete a reencontrarse con el autor con el que debutara frente a la Sinfónica hace casi 20 años.

El Carnaval Op. 9 de Robert Schumann, puede ser catalogado como verdadera síntesis del espíritu romántico, y a sus tremendas dificultades técnicas, se agregan las interpretativas, pues se trata de una obra en más de veinte partes, siendo cada una de ellas un pequeño mundo independiente, pero enlazado en el espíritu con el resto. Sería injusto tratar de categorizar en cuanto a las que resultaron mejores, pues Alfredo Perl fue el dueño absoluto del total de la obra, que vertió con una fogosa pasión romántica, pero siempre de buen gusto.

A la asombrosa digitación, agrega fraseos y conceptos dinámicos certeros, que le llevaron a obtener un triunfo total, que fue agradecido por el público con generosas y agradecidas ovaciones.

Bastante desconocidas son las Cuatro Rapsodias Op. 11 del húngaro Erno Dohnányi (1877- 1960), escritas en un lenguaje que recuerda entre otros a su compatriota Liszt. Son obras brillantes, de importantes dificultades técnicas, y de gran interés. Las dos primeras y la última, que tiene como tema el Dies Irae gregoriano que sirvió de modelo a varios compositores, tienen un cierto eje temático, que las relaciona. La tercera, en tanto, es un juego de carácter bastante rítmico y virtuoso. Perl las tocó con la propiedad de alguien que las conoce en profundidad.

Obligado por el público ofreció un Debussy como encore.

Una noche de triunfo para Alfredo Perl, y para la Fundación Beethoven que lo trajo hasta su temporada.
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