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Yulia: "Hay chicas que no se bañan en cuatro días"

En un duelo levemente reñido, Angélica venció a la rusa y se mantiene como una de las favoritas.

03 de Noviembre de 2005 | 07:52 | El Televidente, El Mercurio en Internet
SANTIAGO.- El programa de eliminación de anoche empezó con un duelo improvisado entre un equipo blanco y otro celeste. El Televidente, distraído, no se dio cuenta de cuál fue el equipo ganador, pero sí se dio cuenta de la mentalización de Angélica, la nominada de esta semana por el público. “Que sea lo que Dios quiera” no paraba de decir la fiera de Farellones.

Una fiera que durante los últimos días tuvo un evidente cambio de actitud hacia el resto de sus compañeras. Eso es algo que el Televidente pudo notar a simple vista, sólo mirando la cara de la chica de Yungay.



Aparte de ese hecho de inmensa trascendencia para el desarrollo del encierro, anoche empezó un nuevo programa. Un programa dentro de otro programa. Un subconjunto de programa, es como le parece adecuado llamarlo al Televidente, que siempre ha sentido una incontrolable inclinación por la teoría de conjuntos.

El hecho es que Romina y Claudia, las dos chicas que con el paso del tiempo han demostrado ser las más cizañeras, las más peladoras, las menos leales, las más mentirosas, comenzaron (el Televidente desconoce si por iniciativa propia o impulsadas por la producción del programa) el microespacio “Conversando con las Granjeras”. Espacio que sólo confirmó la gran versatilidad y el histrionismo de Romina (que no en vano es actriz), pero poco y nada más que eso.



El microprograma dentro del programa, al final es tan aburrido como el programa mismo. Ya nadie sabe qué hacer. Menos el Televidente, que a pesar de no estar para nada enganchado con las Granjeras, siente una especie de magnetismo que no le permite despegar sus ojos de la pantalla.

Mientras tanto, a la espera del duelo, Angélica cantaba: “Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”, en una escena que parecía obtenida de una mala teleserie.

Otra de las muchachas (Maca se atrevería a decir el Televidente que de a poco, pero muy de a poco está siendo capaz de recordar sus nombres) manifiesta una clara inclinación artística e intentó un retrato de Elías, de Don Elías Figueroa. Pero por más esfuerzos que hizo y por más empeño que le puso, el resultado es un Elías feo, deforme, horroroso comparado con la foto que usó de modelo.



En eso llegaba Cristián, el muchacho de los caballos, que hace secretar feromonas de una manera violenta. Sobre todo a Coni, que de entrada le informa al caballero que esta vez no podrá montar porque tiene un tirón “aquí”.

Sin embargo el Televidente puede apreciar que Coni de todas formas monta y por lo que puede apreciarse, monta de lo más bien (“¿Y qué pasó con el desgarro? Se vende a peso esta cabra”, pensó el Televidente).



Pero mejor dejémonos de perder el tiempo en cosas intrascendentes y vamos directamente a las cosas que importan en este asunto (pero que siguen siendo igualmente intrascendentes).

Porque anoche era el quinto duelo de este reality y en él Yulia, quien prácticamente se ofreció para ir al sacrificio (y el resto de las arpías accedió sin que se les hiciera un mínimo pliego en sus rostros bronceados por el sol de la precordillera) y Angélica, que enfrentaba su segundo duelo, ya que anteriormente ya había vencido a Isolina (“¿Alguien se acordará de Isolina?”, se pregunta el Televidente. “Seguramente no” se responde de inmediato).

Antes del duelo, Angélica insiste en que Dios sabe lo que va a pasar, pero el Televidente también sabe lo que va a pasar, porque ya lo ha leído en esos medios de prensa infames que se encargan de filtrar los resultados de los duelos de cada semana.



En una de las escenas previas al duelo, Claudia y Angélica descubren que compartieron el colegio, el Divina Pastora. Colegio de monjas. “Yo no lo queria decir” reconocía Claudia, quien seguramente no quiere tener nada en común con Angélica, a quien le ha dicho las de Kiko y Caco (siempre a sus espaldas, por supuesto).

La confirmación de que Claudia no es un ejemplo a seguir, vino cuando el Televidente pudo presenciar que junto a Romina implantan un lema: “Nuestro lema aquí es robar” dijo Romina y junto a Claudia, la futbolista, le robaron los huevos a Lidia (Una imagen que ayuda a hacerse una clara idea del momento por el que pasa el fútbol chileno, pensaba el Televidente).

“Nos robaron un huevo”, reclamaba Coni tras el hurto. “Se metieron al velador a sacar un huevo”, insistía la morena sin poder llegar a creer lo miserable que podían ser algunas personas.

“Roban como locas”, se le vio de inmediato decir a Claudia, confirmando su impactante capacidad de cinismo.

Luego, el duelo. “Esta noche sabremos quien es la quinta eliminada de granjeras”, decía Catalina Pulido (pero si ya lo sabemos Cata, ya lo sabemos).



El duelo, para hacer más corto este reporte, lo ganó Angélica con cierta comodidad.

Más tarde, mientras sacaba sus cosas de la casa, simulando que se iba de inmediato a “Encuentros cercanos” (lo que es sólo una manipulación televisiva, porque el Televidente sabe que hay un desfase de días entre uno y otro acontecimiento), Yulia les roba dos huevos más a sus compañeras, lo que a juicio del Televidente es una broma no muy simpática, ya que afuera podrá comer a sus anchas y a sus compañeras cada día les escasea más el alimento.

En “Encuentros cercanos” el Televidente confirmó que la rusa no era una mujer de carácter, al punto de que una buena porción del programa estuvo dedicado a Angélica, quien a esta altura ya se ha convertido en un personaje esencial para las pretensiones dramáticas del show. “Un personaje a nivel nacional”, a juicio de Sergio Lagos.



“¿Quieren más? ¿Quieren mucho más? ¿Quieren saber todo?”, preguntó enseguida el animador. El público chillaba que sí, mientras el Televidente meneaba la cabeza.

Al programa estuvo invitada Lola Melnick (quien lucía un generoso, pero generosísimo escote) y Alex Gerhard, quien a juicio del Televidente tiene una impresionante capacidad para idiotizarse por cada segundo que pasa.

“En la granja comemos, pero comemos cualquier porquería”, fue una de las pocas revelaciones que hizo la rusa (algo que tampoco es una revelación después de todo). La otra, es que confesó que “había chicas que se duchaban cada cuatro días”, lo que al Televidente sí le pareció impactante de solo imaginarse el olor nauseabundo que puede inundar de repente la casona.



Hacia el final del programa, contacto telefónico con la madre de Yulia, quienes se comunican en ruso por largos minutos (mientras Lola Melnick y su generosísimo escote hacían de intérpretes).

“No hay tiempo, no hay distancia, no hay nada que pueda romper el camino del amor” decía Sergio Lagos, para coronar el abrazo que se dio Yulia con su novio, cuando lo hicieron entrar al estudio, quizás el abrazo más largo y apretado que se ha dado alguna de las eliminadas con su respectiva pareja en todo lo que va de este encierro.

Y es con esta escena pletórica de amor y buenos sentimientos, que se cierra abruptamente el reporte de esta semana.
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