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La vorágine

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
La vorágine

Entre los cinco muchachitos engominados y uniformados que amenizaban con música de fondo cualquier fiesta adolescente y los cinco veinteañeros chascones con el sueño latinoamericanista de la vida en comunidad, existe una vorágine sonora sin nombre. Una empresa en la que cualquier financista de derecha jamás hubiera invertido su dinero, porque de seguro el "riesgo país" aumentaría con cada salida de Los Jaivas al escenario. Es el eslabón perdido en la cronología de la banda de rock más importante de nuestra historia y que hoy ha sido recuperado bajo el nombre de La vorágine.

En una conversación fechada en 1999, Gato Alquinta explicitaba su amor primigenio por los guitarristas del folclor argentino, hablaba de los escalofríos que le provocaban los solos de John Coltrane y demostraba una nostalgia indescriptible por la época libertaria de Los Jaivas, mencionándola cada cinco minutos. Esa época es la que se comprende entre 1969 y 1970, después de que The High-Bass cantaran "El bodeguero" y antes de que Los Jaivas escribieran "Todos juntos".

El registro y edición de estas grabaciones perdidas en el tiempo nos confirman abiertamente que Los Jaivas fueron la primera banda del rock experimental en Chile. Hemos preguntado a músicos y melómanos de cerca de 60 años y nadie ha logrado detectar otro conjunto de guitarras eléctricas que trabajara sobre el lenguaje de la improvisación libre. Es música sin demasiado marco teórico musical, porque aquí no hay un acto premeditado de crear música concreta ni electroacústica. Sólo tocar. Y lo que salga. Para los que se deslumbraron con el parte del set incluido en el disco El volantín, sepan que aquellas improvisaciones no fueron más que el bajativo de un banquete desbordante llamado La vorágine.


Disco 1: Pan negro

La historia cuenta que la orquesta de baile se acabó con el viaje de Gato Alquinta por Sudamérica. A su regreso desaparecieron definitivamente los trajecitos y aparecieron las barbas. Junto con ellas, un ánimo exploratorio que no se iba a detener sino hasta que los productores discográficos solicitaran al conjunto escribir y cantar canciones.

Improvisaciones como "Mañana cuado llegues" o "Te amo mujer" acercan a Los Jaivas a lo que durante la misma época hicieron los Aguaturbia en los escenarios underground capitalino. Porque la plataforma de algunas de estas series musicales se encuentra en el blues descarnado. Y en eso tiene mucho que ver el intercambio de los viñamarinos con un armonicista norteamericano patiperro llamado David Fass —"el gringo"—, quien por algunas semanas llegó a ser el sexto jaiva (se revela entonces que la banda casi adoptó el nombre de Pan Negro, título de este primer volumen). Las guitarras descompuestas, pianos eléctricos psicodélicos, la estupenda performance de Gabriel Parra a la batería y la montaña rusa de estados de ánimo en las improvisaciones son la matriz musical para esta nueva banda de rock chileno.


Disco 2: La reforma

Tres momentos históricos se describen en este volumen. Uno: la primera actuación de Los Jaivas en Santiago, el 30 de diciembre de 1969. No fue grabada pero sí habla abiertamente de lo subversivo que llegaba a ser la música en una época donde la Nueva Ola ya había modelado a la juventud. La prensa alarmaba a la ciudadanía con un titular como éste: "Batalla campal entre hippies y carabineros". Porque Los Jaivas fueron imposibilitados de completar sus improvisaciones en el famoso concierto del Parque Bustamante sobre el final del año 1969. Y, obvio, al público no le pareció.

Dos: la grabación del concierto ofrecido el 11 de mayo de 1970 en la Sala La Reforma, hoy conocida como Sala Isidora Zegers (actual bastión de la música contemporánea, experimental y free jazz). Durante esa muestra, Los Jaivas se bautizaron definitivamente como Los Jaivas, rociando un afiche con cerveza y zapateando sobre él.

Tres: tras concluir a patadas la salvaje improvisación que Eduardo Parra ejecuta en un tormento, el jaiva regresa al órgano para desarrollar otras locuras y se encuentra con dos manos sobre el teclado. Había un tipo debajo del instrumento, acostado en el piso, tocando libremente. Era Jano Parra —un joven hallazgo— que luego se mantendría unido a Los Jaivas durante décadas como uno de sus hombres de confianza. La improvisación fue titulada más tarde "El día que conocimos a Jano", como el episodio más representativo de la época en que la banda abría el escenario a todos los músicos anónimos que quisieran participar con su sensibilidad. Comenzaban así los famosos "happenings jaivianos".


Disco 3: El tótem

La utilización de recursos que la mainstream musical consideraba descabellados es la gran propuesta de Los Jaivas. Uno se pregunta de pronto si durante esos años, estos tipos escuchaban discos como Ummagumma por Pink Floyd. Porque las series flotantes del colchón que teje el órgano, entramado con una guitarra libre, por momentos traslada al auditor a Pompeya. Al piano preparado y el bajo eléctrico tocado al arco, Los Jaivas incluyen en su presentación del Cine Arte de Viña del Mar cintas pregrabadas y un aparato de radio que modifica la frecuencia aleatoriamente, sintonizando estaciones diversas. Posiblemente sean Los Jaivas también los primeros en utilizar un tocadiscos y producir scratchs, a inicios de los años 70.


Disco 4: Mucha inmensidad

Un aspecto muy especial describe también la historia del período 1969-70 para Los Jaivas. En el contexto ultrapolitizado, una banda como ésta podía llegar a ser acusada de "traición". Los Jaivas no eran ni por cerca parte de la Nueva Canción Chilena. Y dado el impulso creativo que los albergaba, resultaba muy poco probable ver al quinteto tocando para Salvador Allende. Los Jaivas siempre estuvieron en la izquierda, porque, como nos diría Gato Alquinta "las vanguardias no pueden ser de derecha". Lo de la banda era definitivamente el acto poético de la creación en tiempo real. Los panfletos estaban de más.

La improvisación "Mucha inmensidad" habla de esta alianza con mundos que se ubicaban más allá del diario enfrentamiento entre upelientos y momios. Un "poeta anónimo" y sus versos de desgarro son la columna vertebral de esta serie musical registrada en el Parque del Instituto Cultural de Las Condes, en mayo de 1970, y que comenzó con dos improvisaciones libres de 25 minutos ("Al aire libre") y de 39 minutos ("Música a pata pelá"). Cada cierto tiempo, la voz del poeta larga sus líneas, que hablan del abandono y el amor perdido: "esta hueá no puede ser", "eres tú en todo momento" o el grito definitivo de "¡mucha inmensidad!" finalmente titularon el cuarto volumen de la colección.


Disco 5: ¿Qué hacer?

Mucho más maduros en el lenguaje improvisacional, y como lo se expresan los miembros del quinteto, para 1970 Los Jaivas ya han ingresado en una tercera etapa creativa desde estos parámetros musicales donde nada está previamente establecido: el fondo "americanista" de la música.

Con Country Joe metido en el estudio de grabación escuchando un discurso de Fidel Castro y un tremendo griterío con frases como ¡orejea...!, ¡viva la gente que baila!, ¡no importa ná! o ¡más pasa’o que una liebre, Los Jaivas manifiestan una tendencia hacia las jams rítmicas por sobre las musicales. Una de las improvisaciones terminó llamándose "Ankatu": ¿Cómo pretendían Los Jaivas que el lactante que lleva ese nombre pudiera dormir debajo del piano entre la hecatombe de sonido y ruido que colmaba la sala? Demasiado hippies. El volumen publica una hermosa fotografía de Gato Alquinta de unos 25 años con su hijo Ankatu —el actual guitarra solista de Los Jaivas— en los brazos. Fue la última experiencia de la banda frente a la música cien por ciento experimental. El cierre de la época soñada para Alquinta y el final de la prehistoria, hoy revelada abiertamente.

Íñigo Díaz

Los Jaivas, "La vorágine" (editado en 2004, grabado en 1969-70, Sony Music)

Disco 1: Pan negro

1. Mañana cuando llegues, 2. ¿Qué esperas? Tanto tiempo sin verte, 3. Te amo mujer, 4. Cancuón del "Gancho", 5. Tocamos música de vanguardia ¡y qué!

Disco 2: La reforma

1. La vorágine, 2. Primitivo, 3. Se arranca con los tarros, 4. El día que conocimos a Jano, 5. Encontrando de todo

Disco 3: El tótem

1. El tótem, 2. a) La verdad – b)Ahora soy una isla, 3. Gente, 4. Un domingo en la mañana.

Disco 4: Mucha inmensidad

1. Al aire libre, 2. Música a pata pelá, 4. Mucha inmensidad.

Disco 5: ¿Qué hacer?

1. Viva la gente, 2. Me voy pa’l norte 3. Arboles y agua, 4. Neruda, 5. Malambo feo, 6. Ankatu, 7. Cuequita, 8. Bajo continuo, 9. Tema del rapto.
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