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La evolución de la especie A.N.I.M.A.L.

De lo animal a lo demente es la transformación que ha mostrado el cantante y guitarrista argentino Andrés Giménez, líder de la banda rockera A.N.I.M.A.L. en los ‘90 y ahora a la cabeza de un nuevo grupo, D-Mente.

28 de Agosto de 2007 | 17:52 |
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Andrés Giménez (voz y guitarra), en la foto, integra D-Mente junto a Lisardo Álvarez (guitarra), Cristian Cocchiararo (bajo) y Marcelo Baraj (batería).

Leader Music.

Andrés Giménez perteneció a uno de los grupos del rock en español que más seguido actuó en nuestro país en los ‘90, a menudo en un programa doble de rock metalero: A.N.I.M.A.L. de Argentina y Criminal de Chile. Ahora el músico bonaerense acaba de pasar de nuevo por Santiago, pero esta vez ya no con ese grupo, cuyo nombre es por cierto la sigla de Acosados Nuestros Indios Murieron Al Luchar. La banda se acabó en 2006 y ahora parte de su herencia está en el nuevo cuarteto de Giménez, D-Mente.

Tapado de tatuajes y de piercing y por ahora sin sus compañeros Lisardo Alvarez (guitarra), Cristian Gula Cocchiararo (bajo) y Marcelo Baraj (batería), el cantante y guitarrista tomó la delantera para venir a mostrar a Chile el reciente disco debut del grupo, D-Mente (2006). "Quería hacer algo que sea diferente", explica Giménez, en comparación con su grupo previo. "D-Mente es rock, pero la melodía tiene más importancia. Y hemos tocado mucho. Una de las actuaciones que hicimos fue con un grupo folclórico. Primero ellos, con instrumentos del folclor. Luego nosotros con rock".

–¿Funciona la mezcla?
"Sí, hay algo en común. Aparte yo desde niño crecí escuchando folclor, la música de Atahualpa Yupanqui, son cosas que conozco desde antes y que también forman parte de D-Mente".

–¿Tienen un público distinto al de tu antigua banda?
"Hay de todo. Está la gente que vino a ver qué pasaba después de A.N.I.M.A.L. pero también estamos tocando para chicos más jóvenes que nunca se habían acercado y que nos han dado una nueva energía".

–¿Y al mismo tiempo es una evolución a partir de A.N.I.M.A.L.?
"Es distinto. Un grupo nuevo es para iniciar una nueva etapa. Tiene un sonido más moderno, pero a veces hasta es más pesado que lo que era antes. Son dos guitarras, lo que permite que tenga un peso mayor, pero lo que más importante es la melodía y un sonido fuerte, bien rutero".

–¿Empezaste a tocar rock en los ‘90. ¿Cómo te has llevado con movimientos como el heavy metal, el thrash, el nü metal en este tiempo?
"Por ahí nos identificaron un poco con ese sonido que salió en la época, que mezclaba el rock y el metal con el rap. Pero lo que siempre hemos querido es tener un sonido propio y creo que después de todos esos años miramos hacia atrás y más que pertenecer a un movimiento nos mantuvimos más allá de las modas. Creo que la principal identidad está en ser latinoamericanos y reflejar la realidad de acá".

–¿Mantienen ese sello indigenista que tuvieron en sus comienzos?
"Sí, pero ahora no es tan específico. Ahora podemos hablar de la discriminación que sufre cualquier persona, no sólo la de un indígena de Argentina o de cualquier parte de América Latina. También la de un chico de la ciudad, la de un padre que no tiene cómo mantener a su familia. En el fondo lo que siempre hicimos fue reflejar esos problemas en general, y es lo que seguimos haciendo ahora, tanto para un chico que vive e una villa miseria como para un chico acomodado pero que tampoco se siente bien con la vida que lleva y que por ahí encuentra una respuesta en las cosas que tocamos".

–¿Cómo sigue la relación con Carajo, la otra banda que surgió de A.N.I.M.A.L.?
"Carajo es una gran banda, que por ahí sí tiene que ver más con lo que era A.N.I.M.A.L. En los últimos meses nos hemos vuelto a ver con Corvata (Marcelo Corvalán, el bajista de ese grupo y ex compañero de Giménez en su banda previa) y él es un hermano. Las diferencias ya están superadas".

–¿Qué recuerdos tienes de tus visitas a Chile?
"Me acuerdo de la primera vez que estuvimos en Chile, por 1994. Tocamos en un sitio que llama la Blondie, y tengo muy buenos recuerdos, porque la Blondie estaba llena y ni siquiera estábamos en las radios. Cuando salimos a tocar sentí un cierto rechazo, no sé si por la demora o por qué, y entonces paré y dije ‘Chicos: yo soy un músico. No soy un político. Si hay problemas entre nuestros países no es algo que tenga que ver con nosotros. Nosotros venimos a hacer lo que sabemos hacer, que es tocar. Ahora si ustedes no quieren, todo bien y nos vamos de vuelta’. Al final tocamos y salió muy bien. Y recuerdo que al lado del escenario se me acerca Anton (Reisenegger, cantante y guitarrista de Criminal) y me dice ‘Loco, dejaron la cagada’. Y yo le pregunté ‘¿Por qué, qué hicimos mal?’ ‘No, fue la cagada, estuvo todo bien’".

–¿Qué grupo chileno consideras más importante entre la escena del rock o del metal?
"Más que una banda es un persona, es Alfredo Lewin, por el trabajo como comunicador que él hizo. Yo tengo la imagen de hace años de estar en mi casa, en la cocina, y viendo a Alfredo en MTV. Él nos permitió conocer todo un movimiento que se gestó en el rock en América Latina, y es una de las personas que más ha hecho por el rock en nuestro continente".

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