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Las claves del impacto de Mala Conducta en el rating

La teleserie de CHV tuvo un increíble debut. Partió con 8 puntos de audiencia y finalizó con 24. Triángulos amorosos, la cercanía con la audiencia y María José Prieto, cautivaron al público.

04 de Marzo de 2008 | 08:53 | El Mercurio Online

SANTIAGO.- Un inesperado vuelco tuvo la nueva guerra de las teleseries, que partió ayer con las producciones de Canal 13 (Don Amor) y CHV (Mala Conducta), a la espera de que se sume TVN la próxima semana con Viuda Alegre.

Y todo parecía prestarse para que ganara con comodidad Don Amor, que tenía entre sus cartas fuertes a Jorge Alberti, el actor de Puerto Rico que ha causado sensación entre el público femenino chileno.


Sin embargo, al terminar el primer round, fue la teleserie del canal privado, con María José Prieto como estandarte, la que terminó por robarse la tarde por su espectacular repunte.

Mala Conducta partió con 8 puntos de ráting y fue subiendo en audiencia como la espuma, hasta marcar 24, promediando en total 16 puntos. Don Amor, en tanto, promedió 21 puntos, en gran parte por la audiencia que le dejó Lola, pero fue bajando mientras ambas producciones estaban al aire.

La arremetida de Mala Conducta

¿Qué explica el impacto de Mala Conducta, que superó ampliamente las expectativas de CHV, cuando los ejecutivos del canal privado sólo pretendían superar los 8 puntos de su anterior apuesta, Vivir con 10? El éxito pasa por una historia cercana, varios triángulos amorosos y María José Prieto, que se lució como femme fatal.

También destacó el desarrollo de su primer capítulo, pues Chilevisión tiró toda la carne a la parrilla. Se dio a conocer la particular fauna del curso del instituto 2 x 1 y se empezaron a configurar los primeros conflictos amorosos: se desató el romance clandestino entre director del instituto Pelayo Bobadilla (Willy Semler) y la pérfida Flavia (María José Prieto).

El episodio transcurrió con ritmo ágil, en tono de comedia, revelando a buena parte del juvenil elenco en su locación de Santiago, hasta el culminar con el paseo de curso con sede en Las Tacas. La tensión quedó arriba con el descubrimiento de dos infidelidades que serán el eje de la trama de los personajes más adultos.

La teleserie también se hizo cargo de los tiempos que corren: no faltaron los mensajes de texto, la revolución de las tribus urbanas con todos sus matices e incluso la introducción de su propia jerga juvenil. Mención aparte merece la apropiada musicalización, que combinó el regaeetón actual (Wisin & Yandel con "Sexy movimiento" o la titular "Incomprendidos") con el cancionero romántico más A.M. (Julio Iglesias, Mocedades, Rafaella Carrá).

Las dudas que dejó Don Amor


Por la vereda opuesta transitó la teleserie de Canal 13, que no terminó de convencer, con una historia que no alcanza la verdadera cuota de misterio, ni tampoco el eficiente humor. Eso es lo que deja el primer capítulo de una teleserie en la que a primera  vista no se ven actuaciones deslumbrantes.
 
Algo se oculta en la historia. Pero lo que no se puede esconder en un guión básico es la falta de sorpresa, aunque aspira a cautivar al telespectador acompañando ciertas pistas con flashes de imágenes que dicen algo. 

Y en cuanto a la festividad que prometía la teleserie, quizá en los próximos capítulos se observe con mayor eficacia una orientación hacia la celebración y el juego, en medio de un relato que prioriza los diálogos simples sin mayor significación que la del instante.

El amor viene de la mano de contactos instantáneos al modo de encuentros furiosos con carencia de romanticismo. La pareja principal que dá vida a Don Amor está formada por el puertoriqueño Jorge Alberti, quien interpreta a Lucián Carvajal, hijo de la dueña del Hotel donde se hospeda el grupo, e Ignacia Baeza, quien es Chantal Acevedo e hija de Carolina Arregui, Maira Acevedo. Ahí se forma un triángulo llamativo, aunque el recurso parece demasiado usado, porque la madre de Chantal tuvo un romance con un puertoriqueño del cual nació la protagonista. Quizá el padre de Lucián sea también el padre de Chantal. Es una asociación que se irá develando en el camino.   


La ambientación en un hotel vacío, sin huéspedes, no sirve como recurso para generar expectación y atrapar la atención. La música regettonera se escucha tibiamente y la recomendación de una de las mucamas diciendo al final del capítulo "si no se van, uno de ustedes va a morir" queda más en la retina como sugerencia liviana que como anticipación del miedo. 

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