Ballet de Santiago ofrece un "Cascanueces" imbatible

Es ya una tradición la presentación del ballet “Cascanueces” en Navidad y más tradicional aún es la enorme convocatoria de público que agota las entradas para todas las funciones, en las que abundan los niños.

Lo que pasa es que la historia de Clara y su muñeco “Cascanueces” encanta con una magia que llega tanto a niños como adultos.

Otra característica es la magistral música de Piotr Ilich Tchaikovsky, que ha sido objeto de innumerables coreografías en todo el mundo, muchas de las cuales han introducido pequeñas variaciones en la acción.

Es el caso de la actual, dirigida por Jaime Pinto, la obertura es como una danza del segundo acto. Se inicia con el “vals de las flores” y es Drosselmeier quien interviene en cada una.

El marco para el ballet lo puso Pablo Núñez con una hermosa escenografía y vestuario. Además, consigue equilibrio y contraste en cada uno de los elementos. Completa este marco, la iluminación de Ricardo Castro.

Pinto convierte la historia en algo muy lúdico, con énfasis en los niños. Desaparece todo aquello aterrorizante: los ratones son simpáticos y hacen reír –en el intermedio los niños luchan por saludar y fotografiarse con ellos-.

La primera parte, del primer acto, peca de acciones simultáneamente que llevan a confundir, pero logran reflejar la fiesta navideña. En esto ayuda la pantomima y la incorporación de gran cantidad de niños de la escuela de ballet.

La función fue con música grabada, en una versión de relativa calidad y muchas veces saturada.

Estas funciones, consideradas de extensión, sirven para foguear a figuras emergentes, que se codean con otras consagradas. El rendimiento es muy satisfactorio, sorprendiendo la naturalidad de los niños.

En cuanto al performance individual de la función del viernes 26, podemos dar cuenta del gran desempeño técnico y expresivo de Natalia Berríos y José Manuel Ghiso como la “Reina de los confites” y el “Príncipe” respectivamente.

En resumen una función que encanta, en la versión de Jaime Pinto y que mostró a la homogénea compañía del Ballet de Santiago en el Teatro Municipal.