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El jazz saluda los 100 años del nacimiento de Benny Goodman

Era un rey más. Por eso fue llamado "El rey del swing". De haber sobrevivido a ese ataque cardíaco que se lo llevó en 1986, el calrinetista, director y orquestador cumpliría este sábado el cententario.

28 de Mayo de 2009 | 16:36 | DPA
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Blanco perfecto: Benny Goodman y su traje pulcro. Fue un héroe de los norteaméricanos de la postguerra. Aquí, junto al vibrafonista de su cuarteto, Lionel Hampton.

El Mercurio

NUEVA YORK.- Cuando Benny Goodman nació hace un siglo, nada hacía predecir que se convertiría en un grande del jazz. Goodman era blanco, hijo de inmigrantes judíos de Europa del Este, y la música de los negros, que se tocaba en aquel entonces en bares, clubes y burdeles, le era totalmente extraña.

Pese a ello, marcó hitos en la historia del jazz. Se ganó el título del "Rey del Swing" y fue el músico que dio el primer concierto de jazz en el Carnegie Hall de Nueva York, un templo de la música clásica. Este sábado 30 hubiese cumplido cien años.

El Lincoln Center de Nueva York, su ciudad natal Chicago, universidades y bares de jazz en todo Estados Unidos le rendirán homenaje a este músico ya legendario en vida como líder de banda y clarinetista con innumerables "Conciertos del Centenario".

Sólo hubo una persona que igualó a Goodman en popularidad, Louis Armstrong. Pero Benny era diferente a Satchmo, porque tocaba música con traje y moño y convirtió al jazz en una música "aceptable" socialmente.

Las big bands y ese toque llamado swing

A través del swing el jazz ganó muchos adeptos pues era una música de fácil llegada, vinculada al baile y muy popular. Primero consiguió seguidores en Estados Unidos y después a nivel internacional. Dando muestras de independencia reunió en el escenario a músicos blancos y negros en tiempos de segregación racial. Fue el primer director de orquesta blanco que tomó bajo su mando a músicos negros como Lionel Hampton (vibráfono) y Teddy Wilson (piano).

Su propio talento y las altas exigencias a sus colaboradores se convirtieron en su sello. Cuando Goodman rompió con la tradición y tocó en el Carnegie Hall, lo acompañaron los mejores músicos de las orquestas de Count Basie y Duke Ellington.

"Es uno de los grandes estilistas del jazz, un superlativo de encanto, espíritu y cortesía", escribió el crítico de jazz Joachim E. Berendt. Goodman fue un clarinetista brillante y elegante tanto en el jazz como en la música clásica. Se presentó como solista con varias orquestas sinfónicas. Bela Bartok, Paul Hindemith y Aaron Copland escribieron piezas especialmente para él.

Cien millones de bailes y discos despachados

Benny Goodman, octavo de doce hermanos, mostró talento musical desde temprano. Pese a la pobreza de sus padres recibió clases de un miembro de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Con once años se unió al sindicato y se convirtió en "músico de profesión".

Algunas excursiones al lago Michigan le permitieron ganar dinero pronto con su música. Durante cuatro años permaneció en la banda del baterista Ben Pollack antes de crear su propia orquesta. "Let’s Dance" fue una de sus piezas más famosas.

Una invitación para tocar en Los Angeles y su transmisión por radio a todo el país le trajo la fama en 1935. Estados Unidos quedó encantado con el swing rítmico y atrapante que encarnaba la vuelta del optimismo tras años de Depresión.

La auténtica era Goodman acabó sin embargo a principios de los '40, cuando el swing fue sustituido por el bebop. Pero el músico siguió triunfando, como en 1956 y 1957 en una gira benéfica en Lejano Oriente, o en 1962 con una serie de conciertos en la Unión Soviética.

Vendió más de cien millones de discos, se escribieron numerosos libros sobre su persona y se hizo una película, "The Benny Goodman Story". Murió el 11 de agosto de 1986 en Manhattan por un ataque cardíaco.

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