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Amor y odio por Chile

Así, tal cual, Chile, se llamará el tercer disco de esta banda, el brazo musical de la compañía Patogallina, y esta semana empieza a sonar una canción como anticipo: éste es el nuevo "Remedio" que viene a recetar La Patogallina Saunmachín. "Hay crítica presente en casi todo el disco", anticipa el actor y cantante Martín Erazo. "La tapa del disco puede servir de ejemplo: es una especie de 'niño símbolo' que carga un arma".

28 de Marzo de 2011 | 18:45 |

La Patogallina Saunmachín ha invocado una y otra vez al doctor en uno de los éxitos con los que prenden a su audiencia en vivo, y esta vez vienen a reanudar el tratamiento. "Remedio" se llama la canción que esta banda de rock y vocación teatral ha elegido como anticipo de su tercer disco, que se llamará Chile y será lanzando el 5 de mayo. Por ahora "Remedio" se puede conseguir sin receta, liberada en Internet a contar de este martes 29 de marzo (ver recuadro).


Es el primer adelanto del disco en el que la banda, brazo musical de la compañía teatral La Patogallina, tiene previsto dar el paso más importante de su discografía hasta ahora. Tras vivir en fase embrionaria al interior de La Patogallina desde el inicio de la compañía en 1996, La Patogallina Saumachín eclosionó por cuenta propia en 2001 y ha grabado los discos Perdónalos, no hacen lo que saben (2003) y Ojos de tolueno (2006), con canciones como "Kangrejo", "Vino de tuertos", "Kuátiko" y la mencionada "Doctor".


-Éste es el primer disco netamente de estudio, con un trabajo dirigido, masticado por todos nosotros con la idea de dar este paso -distingue el cantante de La Patogallina Saunmachín , Martín Erazo, que en paralelo es el director de La Patogallina-. Antes siempre fue agrupar canciones que veníamos haciendo en vivo y registrarlas, no más que eso. Tampoco a nivel técnico habíamos accedido a un soporte profesional, y te puedo decir que el sonido es notoriamente superior.


El cantante se refiere además a que por primera vez el grupo está trabajando con un productor, en este caso el ingeniero Diego Bustamante, y el disco va a capturar la dinámica de la actual formación de la banda, integrada por el mismo Martín Erazo (voz y guitarra), Jaime Molina (guitarra), Emilio Miranda (teclado y guitarra), Leo Arias (saxo), Benjamín Vergara (trompeta), Sergio González (bajo), Alejandra Jani Muñoz (batería) y Sergio Figueroa (percusión).


-Te vas a encontrar con nuevas texturas, mayor peso y densidad, sobre todo en canciones que mezclan el trabajo habitual de la banda con la incorporación de secuencias y un segundo bajo distorsionado que hace las veces de una segunda guitarra. En resumen este disco es un punto de inflexión en la trayectoria sonora de la banda, tiene de lo antiguo pero se abre y enriquece hacia un lugar que siempre nos interesó, pero que ahora practicamos.


-¿El hecho de que se vaya a llamar Chile implica una mirada a cómo es Chile según el grupo, o puede ser un homenaje a Chile, o es un punto de vista crítico sobre Chile? ¿O nada de eso?
-Es otra cosa, aunque hay crítica presente en casi todo el disco. Llegué a este título en la búsqueda de una palabra que encerrase una sensación. ¿Cuál? El amor-odio, que finalmente es el sentimiento que tengo por este país, ya que aunque tengo una raíz muy afirmada aquí, es mi huerta, donde siembro y cosecho, lo odio con toda mi alma. En nuestro single "Remedio" queda clarito. Hay algo en las imágenes que construimos para el disco que pueden servir de ejemplo: la tapa es una especie de  "niño símbolo" que carga un arma.


Una especie de harakiri: extirpamos la cumbia


Erazo, la baterista Jani Muñoz y el percusionista Sergio Figueroa son los tres fundadores de la banda que permanecen en la alineación. El guitarrista Jaime Molina entró en 2005, el bajista Sergio González en 2006, el tecladista Emilio Miranda el 2007 y la dupla de vientos entre Leo Arias y Benjamín Vergara en 2010. Y 2007 es visto por la banda como el año en que dieron un giro, tras la partida del bajista y el saxofonista originales y de la acordeonista Cecilia Canto.


-Así se vino a cerrar la ecuación de este nuevo sonido -dice Erazo-. El cambio del acordeón por teclados, kaos pad y secuencias fue gravitante. Los cambios de integrantes permitieron que esta sensación se concretara en una nueva búsqueda.


-Han dicho que en ese momento dejaron de lado los ritmos asociados a la pachanga y se inclinaron a la canción y al rock. ¿Qué motivó ese cambio?
-Es algo que venía dando vueltas hace rato y de pronto explotó. Extirpamos la cumbia de nuestro repertorio, lo que significaba una especie de harakiri en un momento en que ese ritmo se estaba transformando en un boom. Nosotros queríamos otra cosa, abandonamos lo que la gente esperaba de nosotros y volvimos a escuchar nuestro camino. Eso significó una salida repentina del circuito de tocatas en vivo, del cual explotaron bandas como Juana Fe, Chico Trujillo y otras más. Esa pausa nos permitió encerrarnos más, ver qué era ese sonido el que buscábamos. Así fueron apareciendo infinitos ensayos, arreglos y re-arreglos, hasta iniciar este disco.


El proceso concidió además con el debut de La Cumbia de Patricio Cobarde en 2007, banda en la que son canalizados esos instintos cumbiamberos y donde Erazo comparte filas con músicos de otras procedencias como el cantor cuequero Horacio Hernández, de La Gallera, y los músicos Edén Carrasco y Cristian Bidart, de grupos como la banda de rock experimental Akinetón Retard. "Claro, Patrico Cobarde aparece al momento de nosotros entender que la cumbia nos gusta, pero que no  nos gustaba en el repertorio de la Saunmachín. A Patrico Cobarde se fue todo ese amor pachanguero. Y todo se hizo más claro para nosotros", dice el cantante.


-En ese grupo hay integrantes de otras bandas. ¿Qué cosas incorporas como músico de la relación con gente distinta, con otras influencias, desde la cueca al rock pelacable?
-Hay una enorme riqueza en esta banda, hemos aprendido mucho unos de los otros. Al final las distintas escuelas se complementan, a todos nos une el aprecio por la música popular. Creo que aunque Patricio Cobarde ya ha tenido bastante movimiento y presencia en los escenario locales, está en proceso de dar otro paso, que es elevar su propio sello. Este debe ser el año en que esto se concrete. 


Hijos del ave madre: el nido de La Patogallina


Pese a que son caminos paralelos, la música y el teatro son vocaciones cercanas para estos músicos. Varios han sido parte de los montajes teatrales de La Patogallina , desde el debut con "A sangre e’ pato" (1996) hasta la exitosa "El Húsar de la Muerte " (2000), "Karrocerías", "1907, el año de la flor", "Los caminos de don Floridor" y "Frikchou". Y en paralelo La Patogallina Saunmachín daba sus primeros pasos con canciones de un disco casero grabado por Erazo luego de una estada en Rapa Nui, como "Vino de tuertos", "Kuátiko", "Barco ebrio", "Kangrejo" y otras.


-¿El hecho de provenir del teatro da al grupo musical una disciplina diferente, más rigurosa a lo mejor?
-Sin duda la disciplina que nos ha dado el teatro inunda cada cosa que hacemos, y también de allí viene nuestra a constante preocupación por la puesta en escena.


-¿Cómo recuerdas el rol que tuvo la música en las dos primeras obras de la compañía? ¿Ya estaba el embrión de La Patogallina Saunmachín presente ahí, aunque todavía no tuviera ese nombre?
-Sí, el embrión estaba allí y aparecía en medio de las pausas de los ensayos. Poco a poco fue tomando cuerpo. Una de las primeras veces que tocamos fue en fiestas que la Patogallina hacía para juntar dinero para la producción de las obras, específicamente para "El Húsar". Claro que ahí tocábamos tres o cuatro canciones.


-¿Cómo fue el paso a formar el grupo en paralelo a la compañía desde 2001, cómo tomó forma esa decisión?
-Siempre ha tenido un lado muy positivo, que es la retroalimentación de ambos proyectos, y uno negativo que es el virtual abandono que la banda ha sufrido por la exigencias del trabajo teatral, sobre todo en los proceso creativos. Hay que pensar que las obras se ensayan a veces un año completo, lo que no dejaba espacio a los otros hijos del ave madre. Será por eso que creo que el tiempo de vida de la banda en realidad no son los diez años que matemáticamente se leen, si no que bastante menos. En cuanto a esto y en este nuevo paso, hemos decidido abocarnos con todo a la banda y defender sus espacios. Porque finalmente entendimos que queremos que tenga un resultado de un nivel profesional tan alto como lo tienen nuestras obras.


-También está en CDs la música de obras como la propia "El Húsar" y de otras más nuevas como “Los caminos de Don Floridor” y “Frikchou”. ¿Consideras que esos son discos de La Patogallina Saunmachín también, o son dos cosas separadas para ti, la música de las obras y los discos de la banda?
-Por ningún motivo son discos de la Saunmachín. Son cosas absolutamente separadas, que funcionan  con dinámicas muy diferentes. Una es música de teatro y la otra no.


-¿Cómo has visto la aparición de otras bandas que de alguna manera también tienen que ver con el teatro en sus orígenes, como Banda Conmoción, la banda de la compañía Mendicantes, La Mano Ajena? ¿Dirías que La Patogallina Saunmachín fue precursora en esa línea, hay una afinidad entre ustedes y esos grupos?
-Puede ser que hayamos sido precursores, no estoy muy seguro de eso, creo que esas cosas se dan por una serie de circunstancias únicas. Y sobre las otras bandas me parece que han tenido la suerte al igual que nosotros de ser parte de un colectivo de gente que cree en algo, que quiere decir algo y que a su vez tiene distintos intereses artísticos como son la música y el teatro. Eso es una enorme suerte y a su vez una responsabilidad gigantesca que demanda mucha energía. Hay que estar dispuesto a darla hasta el final, el arte es un camino dificilísimo en este país. Por eso no me queda más que sacarme el sombreo frente a todos aquellos que han resistido y siguen profundizando su trabajo.


Crónicas de Indias: expedición a Kerala


El lanzamiento de Chile es el siguiente trabajo de estos músicos tras el viaje que hicieron en diciembre de 2010 a India como parte de La Patogallina , para actuar en un festival en Trisshur, en el estado de Kerala, al sur oeste de India y presentar el 22 de diciembre "El Húsar de la Muerte ", traducido al malayalam.


-Es una región bellísima desde donde surgió la gran mayoría de corrientes de teatro tradicional que luego se expandiera por todo el mundo. Puedo decir que ha sido uno de los viajes más emocionante que la Patogallina ha hecho -dice Erazo.


Y eso por sobre los contratiempos que tuvo que superar el elenco.


-Pasó que la carga de la obra se perdió entre París y Bombay -explica-. Los días pasaban y decidimos hacer todo allá: armamos un improvisado taller, trabajamos dos días enteros en eso, la función (del 22) se hizo el día 28. Fue un éxito increíble, llenos de emoción recibimos una respuesta abrumadora del público. La gente se lanzaba sobre nosotros a abrazarnos, todos gritaban de alegría, era una verdadera fiesta, un encuentro de dos culturas que se aman y respetan.


La compañía presentó también la obra callejera "Las Indias", en conjunto con el Teatro de los Andes de Bolivia y diversos actores indios, el 31 de diciembre, y con un cierre a cargo de La Patogallina Saunmachín en vivo. "'Las Indias’ también fue un éxito, y para cerrar este catártico viaje la Saunmachín tocó, a las cero horas del 31 de diciembre, en una bacanal de sudor y flores lanzadas al aire. Qué puedo decir… inolvidable", recuerda Erazo. "Esos sonido nuevos quedaron en nuestra cabeza, pero no serán parte de este disco, sin duda estarán de una u otra forma presentes en el próximo".

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