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Femme fatale

29 de Marzo de 2011 | 17:41 |
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El que pesteñea pierde, y Britney Spears se permitió una siesta demasiado larga en la tarde del pop. Femme fatale es la prueba de vida de una ex soberana que mantiene la gracia pero ya no el poder hegemónico de un mundo actualmente dominado por la reina de Gaga-landia. Así, el auditor llega a este disco con una inevitable predisposición: la de estar escuchando una propuesta que, incluso si suena brillante, lo será con cierto retraso e inclinación a la baja. A doce años de su debut y con un mapa pop aun más competitivo que el de sus inicios, Britney necesita de algo más que buenas canciones para recuperar territorio. Con este álbum pisa fuerte pero no trasluce carácter y, por lo tanto, no amenaza a nadie.

Femme fatale es discotequero, es fresco y, sí, es vulgar, pero mucho menos que las guarrerías que les dejamos pasar a Katy Perry o Christina Aguilera. Tiene encima a casi una veintena de famosísimos productores (incluyendo al imbatible Max Martin), y al menos un par de canciones, "How I roll" y "Hold it against me", que merecen la condición de hits y que será un agrado toparse en la pista de baile. De todos los géneros que cita, el hip-hop y el dubstep predominan como recursos para aparentar cierta rudeza y darle al disco un tono más nocturno, menos ingenuo, como el de una artista con el sartén por el mango. Es un disco de pulsos profundos y arreglos electrónicos ampulosos, sobre los cuales la voz suena siempre con algún tipo de intervención semirrobótica. Britney está ahí, aunque no del todo: su condición de figura se reduce a las funciones mínimas, y ha delegado la preparación de este álbum a colaboradores inteligentes y eficaces, que se apuran en demostrar sus habilidades pero que no logran delinear un auténtico carácter de intérprete.

Este es un disco demasiado trasparente y ansioso para adjudicárselo a una "femme fatale", pero sería imposible en una jovencita que debuta. Es un disco con ideas y recursos, aunque sin matices ni calidez. Es el golpe de una reina aún poderosa pero con una corte diezmada, que enfrentará pronto a la turba que se acerca para expulsarla de palacio.

—Marisol García

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