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Presente

31 de Marzo de 2011 | 19:46 |
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Ya se extiende por más de dos décadas en Chile una línea constante de músicos que desde fines de los años '80 vienen tocando desde música funk y soul hasta denominaciones posteriores de esas mismas fuentes como las de acid jazz, nu jazz y R&B o rhythm & blues. En esa línea Órfica es al mismo tiempo un paso más y una perspectiva nueva. Después del funk a la chilena de los '80 y '90 y de las oleadas de bandas y solistas con mayoría de voces de mujer que han dado vida a esta continuidad, el cuarteto ocupa un lugar que lo mismo está próximo a un grupo más inclinado hacia el jazz como Alüzinati y a uno de vocación pop como Jazzimodo, porque Órfica expande el punto de vista para tocar esta música, y pone en circulación y en contacto un mundo más amplio de referencias que el de sus predecesores.

Jazz, pop, bases electrónicas, R&B y hip-hop son al menos cinco fuentes que el grupo pone a sonar aquí. Son varios ingredientes, y en eso se nota que Presente es un disco debut: tiene un carácter que los propios integrantes han definido como de búsqueda. Pero al mismo tiempo son elementos conectados con sentido. La base que conforman el pianista Edgardo Parraguez y el bajista Cristián Orellana proviene directo del jazz, mientras el cantante Jaime Muñoz trae consigo buena parte de esa diversidad: rapea, canta, hace arreglos y maneja la programación de secuencias y samples. Y Regina Crisosto, su contraparte en la voz y al frente del grupo, descubre aquí su vocación por el pop además de su técnica vocal más propia del jazz o el blues.

Técnica es un factor común a todo este disco. En el sonido, por ejemplo: la opción por la producción del sonido en Presente siempre es nítida y brillante. En una canción como "From this moment on" se escucha el sample de alguna antigua diva del R&B y termina con un solo de saxo, pero nunca se percibe la costura de un cut & paste, no hay fisuras, no hay caos ni ruido en esta música. El pianista pone en juego un tratado constante de armonía en sus teclados, y la cantante, que ya había demostrado de qué es capaz en las exigentes líneas melódicas de su banda paralela, MediaBanda, aquí corrobora esas capacidades vocales en afinación y expresión. Tampoco se agota ahí el repertorio del grupo, que luego va a pasar del compás latinoamericano de "Camino de sal" a la auténtica reencarnación en Madonna que Regina Crisosto experimenta en "The womb": es la última canción y es una invitación a la pista de baile para sumar otro elemento más a los recursos de Órfica.

—David Ponce

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