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La fe de Juana

El cantante Perry Farrell, inventor de Lollapalooza, se dio el lujo de decir misión cumplida a la versión chilena de este festival con un show estimulante junto a su banda.

05 de Abril de 2011 | 11:01 |
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Perry Farrell tiene su propia banda, tiene sus propias canciones y tiene su propio festival. Se llama Lollapalloza.

EFE

Era el dueño de la fiesta e hizo valer su derecho a ser una de las atracciones de fondo. El cantante Perry Farrell y su banda, Jane's Addiction, fueron el penúltimo número estelar de la jornada del domingo 3 de marzo en el festival Lollapalooza y estuvieron a la altura con una actuación estimulante, en la que el creador de este encuentro mostró sus dotes de anfitrión y de showman.

Había años de espera en juego. Jane's Addiction es un nombre fundamental del rock alternativo incubado desde mediados de los años '80 en EE.UU., y en esta primera visita vinieron a poner al día al público chileno con un repertorio que hoy es historia, pero que fue una bocanada de aire fresco para el rock de la época: una mezcla que bien podía ir desde el folk hippie de guitarras acústicas de un éxito inicial como "Jane says" (1987) hasta el punk, el rock gótico, el funk y el metal. Y la opción del grupo fue ésa. Dejaron prácticamente de lado las canciones de su más reciente trabajo, Strays (2003), y si bien mostraron el single inédito "End to the lies" como adelanto de un álbum anunciado para 2011, sobre todo se remontaron a sus discos iniciales de fines de los años '80.

"Nothing's shocking" y "sex is violent" son las reconocibles consignas de las estrofas de "Ted, just admit it" que a poco andar estaba entonando Farrell, una de las canciones de esos dos discos tempranos de Jane's Addiction, Nothing's shocking (1988) y Ritual de lo habitual (1990). "Had a dad", del primero, y "Ain't no right", "Then she did" y "Three days", del segundo, fueron algunas de esa selecciones, entonadas por la voz aguda y chillona del cantante y reconocidas, coreadas, bailadas y saltadas por el público a lo largo de todo el show.

Al mismo tiempo Jane's Addiction agasajaron a la audiencia con un despliegue escenográfico, coreográfico y visual que partió alto, y es literal: dos mujeres colgadas de sendas cuerdas por la espalda sobre el escenario ("colgadas de su piel", garantizó Farrell) dieron la bienvenida. A la segunda canción el guitarrista Dave Navarro, foco de atención paralelo a Farrel en escena, ya estaba a torso desnudo para mostrar lo bien que se mantiene la musculatura de su tórax a tono con un pantalón de cuero, y más tarde continuaron estímulos como una dupla de bailarinas, una lluvia de confetti y sobre todo la personalidad del dueño de casa.

Un Perry Farrell locuaz fue el motor del show. "La buena noticia es que tengo reunidos a mis espaldas a Jane's Addiction. Y la mala es que están a las espaldas de Perry Farrell", partió jactándose en tercera persona. "¿Esto es un clásico de Chile?", preguntó luego mientras desenfundaba una botella de vino tinto de la que se dedicó a tomar del gollete durante el resto del concierto, mientras contaba historias como aquella de que los productores locales lo invitaron a Chile con una condición: "Por favor, Perry, no robes", justo antes de tocar el reconocible hit "Been caught stealing" (o "Atrapado robando"), el mayor impacto radial de la banda.

-Nada mal para ser unos niños blancos funky -fue su evaluación del desorden infernal que provocó esa canción, en cita al popular éxito de la banda White Cherry "Play that funky music" (1976). Y si se ganó un abucheo por lo peyorativo de su tono, no fue nada que no pudiera arreglar apelando de inmediato al garantizado chovinismo local con un "Vida (sic) Chile mierda". Por lo demás tampoco fue su única intervención en español, idioma que nunca ha sido ajeno a Jane's Addiction. La mezcla de influencias de la banda no está completa sin el componente "latino" que va desde el apellido hispano de Dave Navarro hasta el título de Ritual de lo habitual y la arenga literalmente (mal) traducida del inglés que abre ese disco en la canción "Stop!" y que dice "Señores y señoras, nosotros tenemos más influencia con sus hijos que tú tienes, pero los queremos".

Y eso sin contar con las intervenciones en vivo de Farrell. "Bueno", "aquí" y "me gusta" son tres expresiones de español básico con las que el cantante construyó la frase "Me gusta bueno aquí", con la mano puesta en la entrepierna para sumar leguaje corporal al mensaje y por si quedaban dudas. "¿Hablas español?", preguntó más adelante a Navarro en medio de un solo de guitarra. "Un poquito", respondió el guitarrista en un esfuerzo por no desconcentrarse, y en una prueba más de la espontaneidad a toda prueba de Farrell, un hombre que parece hacer lo que se le ocurre sobre el escenario.

Lo que se le ocurrió en 2011 fue llevar por primera vez fuera de EE.UU. a Lollapalooza, el festival que él mismo creó en 1991 y que se transformó en un símbolo de la era del "rock alternativo". Y verlo en vivo fue la ocasión de asistir a la fe y la energía de Perry Farrell, que será un cantante de rock pero sobre todo se ve como un abanderado de tareas titánicas como este festival, y que pese a eso no parece dejar de disfrutar por un minuto de su trabajo. Hacia el final del show de Jane's Addiction el certamen completo ya estaba en los descuentos, con la sola actuación del rapero Kanye West como número de fondo: fue el momento apropiado para que Farrell, Navarro, el también histórico baterista Stephen Perkins y el bajista Chris Chaney fueran adelante para despedirse con "Jane says" y esas mismas guitarras acústicas hippies del '87, cuando todo esto recién estaba empezando.

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