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Invisible empire

14 de Abril de 2011 | 12:01 |
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En el rock, las estéticas raramente engañan. Lo decía Nick Hornby en el (fallido) libro "31 canciones": basta tomar el CD y mirar el folleto para hacerse una idea de la música que contiene. Y Dulcesky cumple lo que promete la tipografía y esa foto grisácea del ¿edificio? que emerge en la oscuridad en la tapa de Invisible empire. Una estética asociada a cierto rock-pop que explora -y musicaliza- la relación entre vínculos personales y la sociedad post-industrial. La misma banda, cuyo núcleo son chilenos afincados en St. Laike City, (ex integrantes del grupo underground capitalino de los '90 Subdroides), reconoce en su myspace que "algunos dicen" que suenan como noise pop-space rock-shoegaze. Es decir -junto al jangle- los géneros más interesantes de mediados de los '80 y que jamás fueron masificados del todo. Aunque, por otro lado, sus influencias reconocidas siguen sonando en la radio o los reproductores de mp3: The Cure, New Order, Ride, Cocteau Twins, Mercury Rev, Depeche Mode, Hooverphonic.

Y todo eso puede escucharse en Invisible empire. Una producción que emula el frío misterio del kraut o post-punk (instrumentos bien separados en la mezcla, guitarras limpias, efecto trémolo), la voz ronca de Oliver Valenzuela, sintetizadores que cubren la potente base batería/bajo, mucha reverberancia, capas de distorsión que nunca dejan de estar al servicio de melodías tan tristes como bien fabricadas. Es interesante como Dulcesky no tiene ninguna canción lo suficientemente bailable para ser programada en fiestas indie, como el común de las bandas estadounidenses que comparte sus influencias (pensemos en The Killers).

Acá hay algo de ese rock oceánico descrito por Simon Reynolds, donde la canción pareciera expandirse como un tsunami eléctrico para alcanzar a todo el mundo ("Last warning", "Shades of an empire", "Minstry of truth"), sentimiento de alarma ("Life as we knew), ritmos maquinales ("Icon") o extensas piezas de música, letra y más música como "The gathering darkness", que sobrepasa los diez minutos. Pero hay un punto interesante: el tremendo sentimiento apocalíptico latente. Apocalipsis en el sentido de fin y nuevo comienzo. Varias canciones tienen sampleos belicistas, hay innumerables referencias a conflictos armados y versos en inglés como "Ayúdame a entender por qué un hombre puede dañar a su hermano". Frases que en frío quizás no provoquen tanto, pero que con esta música tan poderosa como melódica pueden volverse estremecedora.

—JC Ramírez Figueroa

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