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Perder el control nunca, renunciar jamás

Se pronuncia "Bélico" y es el nombre de una banda de rock independiente santiaguina que acaba de lanzar su segundo disco. "La música siempre será un desafío que implique tomar el control de las cosas y no renunciar", dice el cantante de la banda, y todo tiene sentido: Toma el control (2006) se llama su primer disco, y No renunciaré (2005) es el nombre del nuevo.

06 de Mayo de 2011 | 18:16 |

Llevan dos discos a la fecha y cada uno de ellos parece tener el título de un capítulo en la vida del grupo. Después de tocar por seis años a partir de 2000, Bellyco debutó con un CD llamado Toma el control, cuyo nombre alude al compromiso de hacerse cargo de un rumbo propio. Y después de otros cinco cinco años el segundo disco se llama No renunciaré, que es la foto de otro momento: el resultado del empeño frente a la adversidad.


-Decir "No renunciaré" es una declaración de principios -define el cantante de este grupo santiaguino-, un mensaje que tratamos de llevar a la gente, de que nunca hay que renunciar a lo que uno realmente quiere hacer o a lo que siente que vino al mundo. Que a pesar del trabajo o de otras cosas que la sociedad nos obliga a hacer, hay que ir detrás de aquellos proyectos que nos mueven y nos hacen seguir peleando y viviendo. Son cosas que hay que repetir como un mantra para que se cumplan, como una autoafirmación. Al igual que tomar el control.


Dos hermanos, un primo de ambos y un amigo de los tres anteriores -es decir Jonathan Vargas (guitarra), Keno Vargas (bajo), Felipe Vargas (voz y guitarra) y Oliver Quintanilla (batería)- conforman la alineación de Bellyco, una banda surgida en las calles del capitalino barrio Franklin con una formación original de quinteto, junto al hoy alejado tecladista Juan Pablo Manríquez. Una vez terminado Toma el control (2006) el grupo compuso sus nuevas canciones entre 2007 y 2009 y acaba de lanzar No renunciaré (2011), que fue presentado el 29 de abril último en vivo en la Sala SCD Bellavista de la capital, y que está disponible desde el sitio PortalDisc para su descarga digital.


-Estamos gestionando la edición de algunas copias de CD y no descartamos hacer algunos vinilos más adelante -dice Felipe Vargas-. Decidimos hacerlo así (en versión digital) porque comprendimos que importa más dar a conocer el material por cualquier vía que el formato. Esto lo aprendimos de la experiencia de nuestro primer disco, que fue concebido y gestionado bajo los conceptos de la antigua industria, lo que generó que guardáramos el disco hasta tenerlo en formato CD y luego esperar que se vendiera para recién subirlo a internet en libre acceso. Eso claramente no iba de acuerdo a los nuevos tiempos. Fue un error hacerlo así, pero bueno, algo aprendimos. 
 
-En 2006 les llamaba la atención haber tardado en lanzar un disco que tenían listo dos años antes. ¿Cómo fue el proceso ahora, de que pasaran seis años antes del segundo?
-Fue duro, muy difícil. Pasaron muchísimas cosas entremedio de Toma el control y este disco. Después de lanzar el primero las expectativas que teníamos eran bastante altas y el trabajo que había que hacer para lograrlas no se hizo: organizarse y mantener una regularidad, hacer recitales seguido, generar más grabaciones, crear videos. Le pusimos toda la energía al disco y luego de hacerlo bien nos quedamos sin aire -recuerda el cantante, cuyo grupo siguió sin embargo tocando con regularidad.


"De hecho el concepto del disco que imaginé fue precisamente ese", continúa: "no renunciar a nuestro sueño, al proyecto al que más sangre habíamos puesto en todas nuestras vidas. Creo que salimos victoriosos de esa etapa de nuestras vidas, logramos hacer honor al título del disco y generar canciones que representan bien esa época. Lo mejor es que mantienen su espíritu vivo y desafiante hasta hoy".


Que seamos una banda mucho más rockera


Títulos como "No renunciaré", "Caer y sobrevivir" o "Mi lugar está acá" son parte del nuevo repertorio de Bellyco. "Siento que hay una evolución en las letras, el mensaje es más concreto y directo, y se enfocan otras situaciones con mayor madurez y seguridad", considera el cantante.


-¿Hay una continuidad con la idea del primer disco, de tomar el control y de resistir?
-No necesariamente. Pueden ser similares, pero apuntan a cosas distintas, ya que no renunciar es un hecho concreto sobre algo que estás haciendo, un proyecto, un plan. Lo otro es más genérico. Se pueden parecer quizás porque para nosotros comenzar, mantenerse y proyectarse en la música siempre será un desafío que implique tomar el control de las cosas y no renunciar -dice, y se ríe por la combinación espontánea de los títulos de los dos discos en esa frase.


-¿Y en cuanto al sonido qué diferencias hay entre los dos?
-Hay harta diferencia. El primer disco es mucho más intuitivo, más visceral e ingenuo. Lo grabamos apenas en cinco días, entonces claramente hay un trabajo menos acabado. Tiramos toda la carne a la parrilla sin medir consecuencias, tratamos de meter todo lo que habíamos aprendido en cuatro años en un solo disco, y eso generó un sonido menos pulcro que No renunciaré. Para este disco aprendimos las lecciones, invertimos para estar más en el estudio, pusimos más atención en los arreglos, en el protagonismo adecuado de cada instrumento en cada canción y de que el sonido representara realmente lo que éramos en ese momento.


-¿Influye que ya no haya un tecladista en el grupo, se han desarrollado otros sonidos como cuarteto?
-El tema del teclado hasta ahora en grabaciones no ha sido problema, porque Juan Pablo (Manríquez, el tecladista), alcanzó a grabar en No renunciaré. En vivo se ha notado la diferencia radicalmente, y en las canciones que estamos haciendo ahora. Ahora somos más detallistas aún, debido a que no está la cama sonora que ofrecía el teclado y nos cubría de algún modo. Todo se siente más, hay que llenar esa frecuencia del mejor modo posible, así que hay más trabajo de guitarras. Eso generó que seamos una banda mucho más rockera que hasta hace un par de años.   


No sé cuántos discos vía Internet: los nuevos tiempos

Desde músicos de los años '60 a los '90 forman parte de la genealogía de influencias inicial de Bellyco, entre Jimi Hendrix, Iggy Pop o MC5 hasta Stone Roses, Primal Scream, Oasis o Kula Shaker. Nombres más recientes como Queens Of The Stone Age, Black Rebel Motorcycle Club, Raconteurs, 22-20th y Black Keys se han sumado a esas referencias, según el cantante.


-Bellyco partió como un grupo muy consciente de sus influencias. ¿Eso es algo que queda atrás con un segundo disco? ¿Se gana un sonido más propio, o siguen estando orgullosos de su escuela?
-Siempre hemos sido conscientes de nuestras influencias y creo que todos los músicos lo son de alguna manera. Nadie puede desconocer la herencia que tiene, por muy vergonzosa, rara o reveladora que sea. En ese sentido seguimos orgullosos de nuestra escuela. Eso sí en No renunciaré se nota un salto en cuanto a las raíces. Creo que logramos un sonido mucho más propio, y que hay una buena alquimia entre lo que aprendimos escuchando a otros grupos y lo que sacamos en limpio. De eso se trata la música un poco, creo yo, de tener la viveza y creatividad de mezclar todos los sonidos que a uno le dan vuelta en la cabeza para hacer algo nuevo. De todos modos seguimos escuchando a nuestras bandas favoritas y mucha música de bandas que son de nuestra época.


-¿Cómo notas que ha cambiado en Chile el circuito de los grupos de rock desde los inicios de ustedes como banda?
-El otro día conversábamos de eso con el resto de la banda. A comienzos de la década del 2000 la importancia de los sellos discográficos y la difusión en la radio se fue desarmando hasta llegar a un modelo mucho más libre y disperso. Nosotros fuimos presa de ese cambio, porque mientras estábamos preocupados de guardar nuestro disco como un tesoro para editarlo en el mejor momento posible, otras bandas y artistas contemporáneos nuestros ya habían editado no sé cuantos discos vía Internet, generaron redes virtuales y supieron leer súper bien los tiempos. No había que pensar tanto, sino actuar y dar a conocer la foto del momento.


El primer disco de Bellyco apareció en la época de transición entre las bandas de rock de guitarras independientes de comienzos de la década y los movimientos posteriores. "De la escena del rock independiente de hace cinco años somos pocos los que seguimos, muchos quedaron en el camino por esta misma razón", dice Felipe Vargas. "Creo que tenemos argumentos de peso para seguir adelante y superar este cambio, sólo porque las canciones son muy buenas y ése es un motivo de sobra para continuar haciendo lo que más nos gusta. Las cosas han ido cambiando, hay más acceso a la música y más movimiento, hay menos locales para tocar que antes, se hacen mejores recitales, el público está más informado y es más exigente que hace unos años, pero nosotros seguimos ahí".

¿Te parece que han aparecido movimientos nuevos desde entonces además de las bandas de rock, como los cantantes solistas o la cumbia?
-Claro que hay una segmentación mucho más grande que hace algunos años. Hay bandas y estilos para todos los gustos y todos tienen alguna oportunidad de ser escuchados, lo cual es muy bueno. Sin embargo creo que en estos momentos hay poca atención en el rock. Muchas bandas buenas que merecen atención no han sido tomadas en cuenta debido a que los medios de comunicación se concentran demasiado en algunos movimientos inventados por tipos que viven día a día de las relaciones públicas en la música, movidas del tipo "la nueva canción chilena" o "el nuevo pop chileno", siendo que la calidad de algunos de los artistas que meten en esos sacos deja bastante que desear respecto de otros que están haciendo buena música.

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