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De ida y vuelta

Su nombre es un palíndromo, es decir una palabra que se lee igual en ambos sentidos. Y la primera grabación de esta cantante chilena se llama Chaleco y está llena de música en movimiento. "Veo este disco como una especie de viaje. Y en un viaje uno pasa por cambios", dice, con uno de los discos debut más sorprendentes del último tiempo.

12 de Junio de 2011 | 13:07 |

Fue a hacer unos videos caseros y cortos frente al mar, en la zona de Curaumilla a unos kilómetros de Valparaíso, y los subió a Internet para anunciar el lanzamiento de su primer disco el 11 de junio pasado. Y el mar aparece también en la portada de ese disco, que se llama Chaleco y es el primer paso personal de AirelavaleriA, cantante y compositora que a sus veintisiete años propone otro punto de partida en la prolífica música chilena de autores nuevos.


Es un punto de partida para su disco y además para una carrera como solista a continuación del trabajo que hizo entre 2008 y 2009 como parte de Los Disfruto, la banda de músicos de la cantante Camila Moreno. Y parece que había mucha música esperando por ser escuchada. Una hora y nueve minutos de extensión, quince canciones ordenadas en cinco partes, llenas de partes internas a su vez y pobladas de letras que decir y de detalles musicales que orquestar son el contenido que la cantante puso en Chaleco.


-Relaciono la estética del disco con el mar, con lo abierto -dice, a propósito de las imágenes marinas que la diseñadora Melissa Morano hizo para la portada y el cuadernillo del CD, y de esos videos en YouTube con vista al mar que grabó durante unos días solitarios que pasó en Curaumilla-. Fue muy bueno ir para allá, fue una forma de cerrar un ciclo que me devolvió a la esencia original, porque a pesar de que el disco tiene tanta variedad y es un popurrí un poco, si uno lee las letras hay una sensación de querer volar, moverse. Y esa sensación me la da el mar también, me provoca eso.


AirelavaleriA tiene ese nombre que es un palíndromo, es decir una palabra que se lee igual al revés y al derecho, desde que tocó en vivo por primera vez, en octubre de 2008 y con el nombre de su banda completa: AirelavaleriA y los Ricos Suaves. Hasta entonces era Valeria Marmentini, estudiante de composición en música popular desde 2006, y lo sigue siendo en paralelo también como estudiante de pedagogía en educación musical desde 2009. Y desde ese año ya recuerda estar dibujando bocetos de la carátula actual del CD.


No es lo único que trae guardado desde hace tiempo. Una de las primeras composiciones del disco data de antes, en 2006. Y Airelavaleria puso en 2009 a sonar una canción en la Radio Uno, "Nueva casa", que ahora también está en Chaleco, y cuya idea se remonta más atrás. "Son sensaciones acumuladas de por vida. La sensación de prisión que siento con esa canción es de mucho tiempo antes… es que el colegio para mí fue horrible", sonríe. "Yo estudio pedagogía porque odio el colegio".


-¿Y estudias música porque odias qué?
-No, estudio música porque es mi forma de respirar, no sé: algo necesario. Pero sí detesto el sistema educativo, hasta ahora, y trato de meterme en el sistema porque me interesa cambiarlo desde dentro. La pedagogía es una vocación fuerte, a la par que la de la música.
 
Primero el instinto


El orden de las quince canciones del disco también viene definido hace años en su cabeza. "Hay muchos estilos en las canciones. No me gusta mucho moverme por estilos, pero se pueden relacionar con estéticas muy distintas".


-¿Cómo definiste esos cinco capítulos?
-La primera parte es íntima, pausada -explica: ahí está por ejemplo "Nueva casa", la canción que ya ha sonado en la radio-. La segunda es más hacia fuera, más social.


-Ahí están las declaraciones.
-Claro. De repente es como mucho: "ya, para de hablar" -sonríe: en esa parte la cantante habla de los roles forzados asignados a las mujeres en "No todas queremos ser divas" o de los efectos de la globalización en la salsa "Salsa de ketchup y merquén"-. La tercera parte es más oscura, más jazzera un poco, y la cuarta tiene una energía más movilizadora, no sólo "me carga esto", sino "hagamos algo". Y una linda canción para terminar el disco es una canción amorosa. Es la única canción de amor que hay en el disco.


AirelavaleriA hace una pausa después de hacer esta revisión.


-Es demandante, encuentro yo. Yo no escucho mi disco entero, quedo agotada.


-No sólo son muchas canciones, sino además son largas.
-Eso no siento que haya sido tan trabajoso. A pesar de que puede parecer calculado fue súper instintivo. De alguna forma me resistí un poco al conocimiento: quería hacer las cosas instintivas primero y después estudiar lo que hice. Ahora estoy aprendiendo, teoría. Me gusta de la práctica pasar a la teoría.


-Pero parece lo contrario. ¿Este disco no es precisamente producto de haber estudiado música? Hay una melodía que empieza con una escala completa, como de escuela.
-Sí, eso de la escala es muy de estudiante de música, es verdad. Pero por ejemplo de armonía no yo no sé mucho. No sé qué acordes tiene "Rendición" (la primera canción). "Caudal" es una canción que hice en guitarra, pero no sé tocar guitarra, no sé ni siquiera qué notas tiene. Tuve que traspasarla a notas, pero primero fue el juego. Por estudiar música obviamente he aprendido mucho de composición, de conceptos generales como variedad, unidad, crear atmósferas. Pero las canciones son cero escuela, totalmente libres.


La voz se multiplica muchas veces en el disco de AirelavaleriA. En "Rendición" arma un canon con distintas grabaciones simultáneas, y otra de las canciones, "Memoriado", está hecha sólo con capas y capas de voces superpuestas en un coro.


-No es lo que uno llama habitualmente "intuitivo".
-Yo proceso la intuición mucho, soy súper detallista, muy obsesiva. Para mí los detalles son tan decidores como lo grande. "Memoriado" es la canción más intuitiva de todas las que hay aquí. Porque mi instrumento es la voz. Toco piano, pero no soy pianista, a la percusión entré más que nada por tocar con la Camila (Moreno), y tuve un piano mucho tiempo en mi casa, tengo una relación con ese instrumento súper corporal, pero sobre todo me relaciono con la voz. Yo canto y me grabo, después hago otra pista y otra voz.
 
Controlador y agotador


AirelavaleriA y los Ricos Suaves se acabaron hace un mes, justo ese día del concierto de estreno de Chaleco. Ahora la cantante maneja otras opciones para tocar en vivo. "Mi idea es hacer este proyecto en tres carriles. Al tiro empezar con una banda nueva, que es bueno para mover la energía. Tocar en un formato más chiquitito y sacarle el rollo a los computadores también. Y tratar de producir algo así (como el despliegue del lanzamiento) para un gran evento más adelante".


-¿Te acomoda estar a cargo, ser la que da las órdenes?
-Sí, parece que sí, me gusta. Es que soy un poquito controladora igual, pero es muy bueno porque haces lo que quieres. Todos estos arreglos son cosas que siento coherentes. Pero también es muy agotador hacer todo.


-¿Además tienes una cuota de poder al ser líder de un grupo?
-No, no tiene que ver con el poder. Porque me lo han preguntado caleta de veces, cómo controlar tantas variables. Es el hecho de llevar a cabo algo que uno siente en sus múltiples dimensiones, y venderle la pomada a otro. Cuando los otros te captan puedes hacer cosas en conjunto. Como esto ya está hecho, tal vez con los próximos músicos quiero experimentar y jugar mucho más en conjunto, pero primero necesitaba hacer algo muy de lo que yo sentía. Pero no tiene que ver para nada con una cosa de ego.


-¿Tampoco con ser mujer y que los demás sean hombres? Por lo general el mundo no funciona así, no son las mujeres las que ordenan. ¿Aunque no quieras es una reivindicación?
-No es fácil eso. Es complicado ser mina líder.


-¿Cuáles son las complicaciones?
-Que el mundo es súper masculino, siento yo: el trabajo, el sistema están planteados desde una visión muy masculina. Proponer un liderazgo desde un punto de vista más como sentimos las mujeres, más holístico, no sé cómo decirlo, es difícil hacer que la gente sienta eso. Siento yo, siento yo.


-¿Por eso ese disco es así, con tantas cosas conectadas entre sí?
-Sí, siento que es un disco bien femenino.


-¿Es el tipo de cosas que pasan cuando una mujer tiene el control?
-Sí, tal vez pasa eso. Pero igual hay hombres súper buenos para el detalle, o para el zoom: zoom in, zoom back. Claro, tal vez no es la mayoría. Pero es entretenido, no lo había pensado.


-¿Camila Moreno es un ejemplo de eso, de una mujer que está al mando? Lo pregunto porque además ustedes dos tocaron juntas.
-Sí, la Camila tiene algo libre que siento súper parecido a mí, que no se casa con estilos. La palabra "estilo" te juro que la detesto, la odio. Esa libertad no sé si tenga que ver con lo femenino, pero el pensamiento interconectado es súper femenino.
 
Es que odio la world music


"El mundo globalizadou" se llama una de estas canciones, puesta junto antes de otra, la mencionada "Salsa de ketchup y merkén", y en ella AirelavaleriA muestra lo perfecto que puede cantar tal como en los programas de talentos de la televisión, en ese estilo que ha sacado aplausos desde "Rojo fama contrafama" hasta en "Talento chileno". Salvo que es una parodia.


-Sí, es que eso era justamente, qué bueno que se nota. Ésa era mi idea: decir que ya, igual puedo cantar así pero no estoy ni ahí, po. No estoy ni ahí.


-"Puedo hacerlo pero no quiero hacerlo".
-No quiero hacerlo porque no soy yo. Si ésa es la base de todo. Lo que diferencia una música que quiero oír de una que no es si es real con su identidad, como persona, como contexto. Hay gente a la que no le creo. Hay gente que lo hace por instinto, te creo la Whitney Houston: las cantantes negras cantan así por instinto. Lo que me molesta es que no sea parte de tu identidad, que sea impuesto. No puede ser "la" forma buena de cantar.


-Hay varias críticas en esa canción: "Tengo el control de tu país", dice. O "¡The fucking world music!"
-Es que odio la world music.


-Pero cuando dice "Mezclados y mestizos somos", o "Gracias al cielo que existe Internet", eso sí parece verdad.
-Claro. Internet es lo mejor que pueda existir.


-Hay cosas del mundo globalizadou que sí te gustan.
-Claro. Esa canción es una interrogante. No quiero decir que el mundo globalizado es penca. El mundo globalizado es. Y ante eso qué opciones puedes tomar, porque hay muchos riesgos. Es peligroso el mundo globalizado, te fragmenta, te hace sentir menos. Pero al mismo tiempo tienes la posibilidad de conocer culturas, de comunicarte más libremente. Es más libertad.


-Eso mismo pasa en "No todas queremos ser divas": es una declaración contra los estereotipos femeninos, pero la penúltima línea dice "Me parece tan retro esta letra de alegatos".
-(Se ríe) Eso sí es como "Para de hablar". Pero la última línea dice "Sin embargo ahora necesito hacerlo canto". Por mucho que encuentre que está pasado de moda necesito cantarlo. Me sentía anticuada, pero era una necesidad también decirlo: el discurso feminista no es retro, uno lo ve todo en el tiempo en las relaciones, siento estas cosas.


-Además no es sólo contra un estereotipo, son varios: las mujeres minas, las mujeres mamás, agresivas y deseables al mismo tiempo.
-Claro, y dice "No queremos ser la mina que te cuida el sueño". O eres la mamá o la femme fatale. A mí eso me perturba, y no digo que no haya caído en eso, porque por algo lo canto.


-¿Has caído en cuál de los dos, la mamá o la mujer fatal?
-No, la mamá. Pero hay que luchar contra eso. Moverse entre esos dos polos me parece súper enfermo. De parte de las mujeres y los hombres.


Son dos de los muchos cambios de ánimo, de ritmo y de humor de Chaleco. "Sí, veo este disco como una especie de viaje. En lo visual también es así: un viaje", dice. "Y en un viaje uno pasa por cambios".
 
Un problema con la palabra "arte"


"Crimen del arriero", otra de estas canciones, está escrita a base de proverbios. Tal como Javiera & los Imposibles hicieron en "Proverbios", una canción de su segundo disco, La suerte (1998). "Caché después que la Javiera Parra había hecho algo muy parecido", dice AirelavaleriA. "Si lo hubiera sabido no lo hubiera hecho. Al final son necesidades y sensaciones colectivas, pero igual son diferentes, tienen atmósferas que van para otro lado".


No es la única vez que la cantante dialoga sin querer con canciones de otras épocas. En "Espíritu mío" se basa en el Padre Nuestro, tal como Víctor Jara hiciera en "Plegaria a un labrador". "Tampoco había hecho la conexión. Te juro que no le he copiado a Víctor Jara", sonríe. Y la misma canción es otra de las letras "indignadas" del disco, pero revestida con un arreglo de voces coral muy elaborado.


-Sí, es que eso me gustó. Lo que puede sonar más de ira, como de tierra, por decirlo así, es el bombo legüero, pero también quise que sonara como un poco de iglesia, contraponer cosas, que la letra dijera una cosa y la voz otra. La canción es siempre es un coro, y un coro está asociado a algo muy estructurado. No es punk. Es divertido hacerlo así.


-Esa canción se parece hasta a Quilapayún en algún momento.
-Sí, me han dicho -se ríe.


-¿Pero al final crees que es arte o rebeldía? Es como una pregunta a partir de la frase de Los Prisioneros: ¿eres un artista o un guerrillero? Si es que es válida la pregunta
-Qué bacán la pregunta.


-Está copiada de Jorge González en realidad.
-Está súper buena. Pero no me gusta el "o": creo que soy las dos cosas, me siento un poco barsa decirlo, porque tendría que hacer muchas más cosas para ser una guerrillera, pero eso me importa. Por eso estudio pedagogía, me interesa meter el rollo.


"Tengo un problema con la palabra 'arte' pero igual me gusta", agrega. "Y es porque el concepto de arte es muy grande. Se relaciona con un concepto de elite, que a mí me carga, es lo que odio, es lo contrario a lo guerrillero. Claro, no quiero ser artista en ese sentido. Pero sí soy artista en el sentido de que miro el mundo de una forma integrada y personal y traspaso eso a otras personas que también pueden sentir algo muy personal. No sé qué es ser artista, pero me suena por ahí: una visión de mundo que uno procesa, que es capaz de comunicar a mucha gente y con la que cada persona siente algo muy personal.
 
-¿Se puede decir que este es un disco de una artista, en cambio tu trabajo como profesora es de guerrillera? ¿O no es tan rígida la división?
-No, no están divididas las dos cosas. Para ser una profesora buena, una persona que enseña o que hace aprender, tienes que ser tú, no queda otra. Pero tienes que tener años. Uno va adquiriendo vocaciones a medida que pasa la vida. La pedagogía es algo que sólo puedes hacer cuando eres un poco más grande. No creo que hubiera podido hacer esto a los dieciocho.


-En estos días hay hasta avisos en la televisión para buscar a gente con vocación de profesores. ¿Es difícil con una carrera que ha sido tan pauperizada como la de los profesores en Chile?
-En mi curso hay mucha gente con vocación, en distintas áreas. Obviamente muchos músicos lo hacen para tener una carrera que dé estabilidad, pero para mí al menos es una vocación. Es difícil, pero esa misma dificultad te da más fuerzas. Cuando algo está mal uno siente más la necesidad de hacer algo. Igual mis vocaciones son pegas donde uno gana muy poco -se ríe-. Pero siento que puedo aportar, también a subir el nivel del trabajo, no puede ser que un profesor gane diecisiete lucas por hora. Me interesa movilizar eso.


Valeria Marmentini ya ha hecho clases en un taller de música a niños y ha observado clases en enseñanza media, que va a ser su especialidad. "Es mucho más difícil en adolescentes, y en ese sentido me gusta, porque hay menos profesores con vocación para educación media. Tú odias mucho más el colegio en la media, o por lo menos eso me pasó a mí".


-¿La música como asignatura tiene otros potenciales además?
-Miles. A toda edad la música acompaña la vida de las personas. Nunca te vas a sentir encarcelado por la música. Además la adolescencia es el momento en que te cuestionas quién eres, dónde vas, es cuando realmente puedes tomar decisiones. Meterse ahí a ayudar a que tomen decisiones de vida lo encuentro importante.


-Según las encuestas el "segmento" de mayor consumo de música es el juvenil. ¿Algo está mal si esos estudiantes no se están motivando con la música como estudio?
-Exacto, en ese sentido trabajar en música popular y además hacer clases es un gran puente, porque hablas con propiedad del asunto. Es una ventaja muy grande para ser profesora de música tener algo funcionando musicalmente, da un acceso grande a la gente joven.


-¿Y qué tan posible es poner los contenidos de la música popular en los planes y programas de la educación?
-En general en el aspecto curricular de la educación en Chile la teoría es súper buena, pero hay un problema serio en pasar la teoría a la práctica, en incorporar las identidades personales juveniles al colegio. Uno va al colegio y te plantan una forma de ver la vida que no tiene que ver con la tuya. En el Mineduc puedes sacar muchas cosas de música popular, corrientes musicales como el rock son parte del programa. La cuestión es cómo hacerlo para que los cabros se involucren.


-¿Como cantante tienes una misión igual de clara, crees tú?
-Es que eso es primero, es parte de mí hacer música. Es menos adquirido. Pero claro: es comunicación. Más allá del mensaje que estés dando estás comunicando sensaciones, atmósferas, tengo una sensación espiritual de la música, que uno es una especie de canal de algo. La música siempre va a estar, porque es como mi forma de vivir, porque si no me muero.

Profesora en un año más

-¿Qué significa para ti estudiar pedagogía ahora, en 2011, en medio de la crisis en la educación, y qué te parece el movimiento estudiantil que ha tomado forma?
-Me parece maravilloso, no sólo con el tema de educación, sino también por la crisis energética, lo de Magallanes en el verano, la propiedad de las semillas y los transgénicos y otros temas también muy graves que si se informaran bien en los medios masivos no me cabe duda que la gente protestaría. Salir a la calle sin miedo es el primer paso para hacer valer nuestro derecho a voz y voto. Y es bacán ver a tantos actores, en educación ahora están metidos profes, estudiantes, académicos universitarios, apoderados, protestando y generando ideas. Nunca antes había tenido esta fuerza, estamos despertando, ya no nos pueden volver a dormir como antes, yo creo. 


-Al mismo tiempo la prioridad del ministro de Educación es que no se pierda el año escolar, volver a clases.
-Es que es tan evidente que es el único argumento que tienen. Hay muchos hoyos en educación, partiendo por el colegio, donde te enseñan un montón de conocimientos, y los conocimientos los puedes sacar de Wikipedia: ahora necesitas habilidades, actitudes, lenguajes, valores, sentido de pertenencia, formas de desenvolverte en este mundo que cambia. Eso no lo vas a perder por no ir a un par de clases. Se están haciendo unos aprendizajes increíbles en las tomas, va gente a hacer charlas, hay trabajos en equipo, me consta porque estoy pendiente. Este sistema discriminador de educación privada y pública parte del colegio, y no sé si eso se ha tocado tanto como se debería: los profes de colegios públicos ganan nada y por supuesto se van a trabajar a colegios privados.


-Pero también está la postura de que la calidad de los profesores es parte del problema.
-Por supuesto. Son vitales en este problema. Yo tuve unos (profesores) horrorosos. De los colegios en que estuve, particulares pagados bien caritos por lo demás, de unos treinta profesores recuerdo a dos muy buenos. ¡Dos! Y en el sistema público tienen peor calidad de vida, y un profesor desmotivado no motiva ni a su pizarra. Hay muchos que nunca debiesen haber estado ahí, no se selecciona bien, pero otros sí tienen pasta de profes y no se la pueden para hacer más, para planificar mejor las clases. A los profes los tiran al mercado como productos, baratos y aislados. Es de los trabajos más necesarios del mundo, como ser médico, y los del sistema público son una de las profesiones que presentan más licencias por estrés y enfermedades psicosomáticas.


-¿Han salido mal formados por generaciones de la universidad? ¿Tiene que ver además con que los puntajes para entrar a esas carreras son poco exigentes?
-No creo que el problema tenga que ver con los puntajes de estas pruebas. La PSU o la PAA no te pueden decir si vas a ser un buen profesional o no, al menos no en esto ni en hartas otras cosas, porque miden más que nada cosas curriculares. Hay valores, intereses, habilidades que hacen la diferencia entre un buen y un mal profe. Uno bueno no es el que sabe más (menos ahora que gracias al cielo que existe Internet) ¿Se mide creatividad en la PSU? ¿Empatía? ¿Sentido social? ¿Capacidad de liderazgo? ¿Pensamiento proactivo? ¿Humildad? ¿Mirada estética? ¡Pensamiento crítico! ¡Sentido del humor! Eso es un buen profesor. Subir mucho los puntajes de corte para entrar a pedagogía creo que es tan solución de parche como regalar títulos y llenarnos de gente desvinculada con estudios y sin pega. Es urgente cambiar la tendencia de que "casualmente" los mejores puntajes de la PSU coinciden con los colegios más caros.


-Ésa va a ser tu vida muy luego, vas a ser profesora en dos o tres años.
-En un año más, de hecho. Salgo este año. Es una carrera flash.


-¿Tan corta? ¿Y ése no podría ser un argumento para demostrar una formación demasiado a la rápida, por ejemplo?
-Bueno, es prerrequisito haber estudiado o estar terminando otra carrera donde se supone domines el contenido duro que vas a poner a tus clases. Por lo demás hay carreras que pueden ser muy largas y poco productivas. Y al salir de una carrera uno no debiese deicr "listo, todo lo sé". Pero claro, ¿quién regulará en los próximos años que seamos unos buenos profesionales? Tal vez para mí funciona bien así, porque me importa la cuestión y además soy media movediza: no podría estar más rato pegada a una institución ahora, mi forma de aprendizaje siempre ha sido bien independiente. En todo caso hay hartas cosas de mi universidad (la privada Finis Terrae) que no van conmigo, pero en la prueba de inicio en pedagogía sacó el primer lugar de Chile, y buenos profesores hay. O sea la ecuación años de estudio con calidad profesional al menos se rompe en este caso.


-Y estudiando en una universidad privada, ¿qué tan cómodo es ir a una marcha convocada por la Confech, por ejemplo, que ha levantado críticas contra muchas privadas? ¿Es contradictorio?
-Me siento muy cómoda. Muchos estudiantes de universidades privadas también criticamos lo mismo: que la generación de utilidades por parte de las universidades es anticonstitucional y un robo de la plata de todos los chilenos, tiene que ser regulada, como también tendría que ser regulada la distribución de los gastos: el porcentaje de publicidad versus el porcentaje de becas, por ejemplo; o cosas de la educación pública, desde el ordenamiento de los recursos hasta que pasen más plata a la educación, porque la hay, sólo hay que distribuirla mejor.


"En Chile los recursos y las oportunidades se mantienen en el mismo lado siempre, con una desigualdad impresionante", continúa. "Y la educación, que debiese ser el proceso para reordenar eso, es todo lo contrario. Por mucho que existan nuevos estudiantes, se endeudan a tal punto que tienen que dejar de estudiar, y además los engañan y les abren matrículas que el mundo laboral no acoge, y en una familia de clase media o baja eso no es ningún chiste. La educación se ha devaluado y más encima es muy cara. La base de todo es una pugna de prioridades valóricas e ideológicas: regulación de mercado o estatal. Sin dudas estamos marchando por regulación estatal, no es nada partidista ni camisetista, son derechos ciudadanos. El sistema económico está dominando la ética en todos los bienes sociales".


-¿Hay prejuicios o reducciones sobre las universidades privadas?
-Pasa algo complejo, y es que los profesores se están yendo a las privadas, están llegando muy buenos profes porque pagan mejor y los trámites son más expeditos. Me siento distinta al perfil de mi universidad, a la visión súper católica que tiene, me carga que haya un auto sorteándose en el patio, pero he conocido profesores  increíbles, gente integral, que escucha, y veo compañeros motivados. Hay una rebuena escuela al parecer, pero debería haber certificación de calidad en toda la educación, y que todos accediesen a ella sin endeudarse.


-Tu opción es intentar cambiar eso por dentro, como decías al comienzo.
-Por lo menos yo funciono así. Es muy necesario que haya gente panketa, por fuera. Es necesario el punk en toda sociedad, pero al menos mi labor siento que va para otro lado.


-¿Por qué es necesario?
-Primero para ver, para ver de sopetón cuando algo está pasando. Los punks que viven todo lo que predican me parecen un acto grande de consecuencia, y siempre un acto panketa, que se planta afuera, subversivo, te quita los adornos a la vida y te muestra la crudeza real, cotidiana, eso es necesario como sociedad. El choque y el despreciar la autoridad es necesario cuando te pintan mundos falsos y te aplastan tus derechos.


-¿Incluso cuando hay destrozos y "vándalos", como dicen los noticieros?
-Yo comprendo la violencia. Yo no he roto cosas nunca en las marchas, no soy violenta, pero comprendo la violencia, comprendo de dónde viene, comprendo que, si hay gente a la que por generaciones han negado toda posibilidad, dan ganas de romperlo todo, lo entiendo. Es un dilema eso. Por un lado a veces la revoluciones sí se hacen así, pero donde yo me paro, con todas las posibilidades que he tenido en la vida, lo que tengo que hacer es otra cosa, puedo aportar desde otro lado. Si tengo la oportunidad de meterme a un colegio y enseñarle a niños, ahí voy.

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