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Un mar de gente

Unas setenta mil personas, según estimación de los organizadores, llegaron al Parque Forestal a presenciar el maratónico concierto de más de seis horas, compartido junto a diversos músicos, con que el grupo chileno celebró medio siglo de vida.

19 de Agosto de 2013 | 10:35 |
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Hasta Eduardo Parra, alejado del grupo por problemas de salud, se sumó a la fiesta por los 50 años del grupo, que recorrió sus éxitos en una maratónica jornada, que incluyó a diversos artistas amigos. Todos juntos.

Sergio López

Si a las tres de la tarde, hora de inicio de la convocatoria, la gente ya se agolpaba en la salida de la estación del Metro Bellas Artes y copaba las calles aledañas del barrio, pasadas las nueve de la noche el concierto con que el jueves Los Jaivas celebraron sus cincuenta años terminó transformado en una fiesta de masas que desbordó las calles y hermanó en el capitalino Parque Forestal a miles de asistentes en torno a la música del popular grupo chileno.

"Nos dicen que somos unas setenta mil personas", dijo sobre el escenario cuando ya caía la noche el bajista del grupo, Mario Mutis, ante una audiencia que repletó el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes, que ocupó con facilidad dos cuadras de oriente a poniente sobre el mismo parque y que se extendió hacia el norte más allá del puente sobre el Mapocho, hasta llegar a la avenida Bellavista, para presenciar por más de seis horas el desfile de músicos invitados y la presentación de Los Jaivas al final de la jornada.

Bien iniciado con una selección de precursores rockeros chilenos de los años '70 y comienzos de los '80, como Sol de Medianoche, Tumulto y Sol Domínguez, el encuentro se amplió pronto a diversas generaciones de músicos. En una programación con nombres como los de Sergio Lagos, Colombina Parra, Florcita Motuda, Saiko, Nicole, Tita Parra e Inti-Illimani Histórico, varios de ellos rindieron homenajes sonoros a Los Jaivas, como la cita a "Un mar de gente" que tocó y cantó Juana Fe, o el fragmento de "Mira, niñita" que Los Tres intercalaron en "La espada y la pared".

Uno de esos momentos destacados por su emotividad fue responsabilidad de Congreso, que con su interpretación para "La conquistada" pusieron de relieve la múltiple hermandad que los une con Los Jaivas. "Nuestros hermanos de provincia, de continente y de edad", dijo Eduardo Parra, uno de los Jaivas fundadores, al entregar a Congreso un reconocimiento por su presencia en el concierto. Joe Vasconcellos, el penúltimo invitado de la noche, puso más de esa historia en juego al cerrar su presentación con "Hijo del sol luminoso", y Chancho en Piedra sorprendió con una rockera versión para la extensa y progresiva "La poderosa muerte", del disco Alturas de Macchu Picchu (1981).

Al cierre, los festejados hicieron un balanceado repertorio representativo de sus cinco décadas. Fue el sonido evocador de Los Jaivas adolescentes el que trajo Claudio Parra al inicio con las notas cristalinas de piano de "Foto de primera comunión", del disco El volantín (1971). El grupo se remontó todavía más atrás a sus inicios bailables con el bolero "Vergüenza ajena", que se oye en la banda sonora de la película "Palomita blanca" (1973), de Raúl Ruiz. De ahí en adelante hubo espacio para himnos como "Mira, niñita", para las citadas alturas de Machu Picchu con el músico Juan Pablo Bosco invitado, en un fiel tributo a Gabriel Parra en la batería; para el más reciente disco Mamalluca (1999) y para éxitos de diversa data como "Pregón para iluminarse" y su luminoso sonido litoraleño, además de "Sube a nacer conmigo, hermano" o "Hijos de la Tierra".

Para entonces, tras seis horas de fiesta, el parque estaba desbordado. Al recorrer el lugar era posible ver a mujeres y hombres de todas edades cantar al unísono con Los Jaivas la versión del grupo para "Valparaíso", de Osvaldo Gitano Rodríguez; o a niños, jóvenes, adultos y abuelos entrelazados y sonrientes por la calle, al son del coro "Mambo, qué rico el mambo, mambo de Machaguay"; o a grupos de jóvenes unidos en el baile instantáneo que ha generado por cuarenta años el llamado tribal de "Todos juntos", y que en este mismo Parque Forestal resonó esa noche como un eco de tantas juventudes chilenas previas, que por generaciones se han reunido en torno a esta música.

"Que se baile en las veredas" es uno de los deseos que Gato Alquinta, el histórico y recordado cantante del grupo, formula cada vez que uno vuelve a escuchar su voz en "Pregón para iluminarse". "Un mar de gente me enseñará / cómo hacer hablar al sentimiento", es otra de las muchas imágenes que ha legado el cancionero del grupo, como acto de fe en el ideario colectivo que siempre los ha guiado. Esta noche de jueves, en su desbordante fiesta de medio siglo, con un mar de gente bailando en las veredas y las calles de la ciudad, Los Jaivas probaron cómo esos sueños escritos en sus canciones entrañables se vuelven realidad.

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