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Publican cartas que Federico García Lorca envió a un antiguo amigo y amante

En "Seis cartas a Eduardo Rodríguez Valdivieso" se dan a conocer algunas misivas que el poeta envió a un hombre del que estuvo enamorado, y con quien mantuvo una amistad hasta su muerte.

27 de Agosto de 2013 | 09:10 | EFE
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Las cartas fueron enviadas por Federico García Lorca entre 1932 y 1933.

El Mercurio.

GRANADA.- Seis cartas que el escritor Federico García Lorca envió a su amigo y supuesto amante, Eduardo Rodríguez Valdivieso, serán publicadas en un libro. Las misivas habían permanecido ocultas por muchos años, pues el receptor se encargó de mantenerlas escondidas.

El libro "Seis cartas a Eduardo Rodríguez Valdivieso" es publicado por un experto en la obra del poeta, Juan de Loxa. Él se encargó de recuperar la correspondencia que Lorca le envió a un jovencísimo y "querido Eduardito", como dicen las misivas.

Rodríguez Valdivieso fue también consejero literario de Lorca, al que conoció en 1932 en un baile de disfraces, y desde entonces mantuvieron una estrecha amistad, plasmada en una intensa relación epistolar.

Lorca escribió esas seis cartas entre otoño de 1932 y abril de 1933 y en sus líneas daba cuenta de sus ensayos teatrales, conferencias y viajes, los proyectos del que firmaba como "tu leal Federico" y que quedaron escondidas hasta que De Loxa logró su cesión al Museo-Casa Natal del poeta granadino, ubicado en la localidad de Fuente Vaqueros y primer museo lorquiano del mundo,

"¿Querrás creer que a la única persona de Granada que escribo es a ti? No leas mis cartas a nadie pues carta que se lee es intimidad que se pierde", pidió Lorca en la primera de sus misivas, llenas de planes como el "quiero que pases unos días conmigo" con el que se despedía en una de ellas.

De Loxa asegura que Eduardo Rodríguez Valdivieso las cartas fueron "las de los mil escondites. Nada más supo que Federico había muerto, pensó dónde esconderlas".

"Se sintió poseedor de una bomba de relojería, qué tremendo pensar que las palabras de amor puedan convertirse en un peligro", afirma el editor del libro, "pero Eduardo fue poco a poco liberándose, abriéndose, hasta que llegó el momento. Estaría de Dios. Creo un privilegio conocer a Federico a través de sus amigos".

De Loxa, director del museo durante 20 años, lamentó la cantidad de obras de Lorca, de cartas, de pequeños regalos o poemas improvisados que se habrían perdido para siempre o que el miedo quemaría tras la muerte del poeta.

Confiesa que descubrió las cartas "como quien descubre un cuerpo, o una ciudad, porque él las enseñaba a trocitos, porque tenía ese pudor con que algo en esas líneas tuviera interpretaciones que no fueran comprendidas".

De Loxa justifica los temores que tuvo Valdivieso en un marco de represión en el que la homosexualidad, "en ciudades provincianas, era el más espantoso de los crímenes".

"En una de las cartas, en una posdata, dice: 'Todo lo que es la Granada de mi sueño y de mi soledad cuando yo era adolescente y nadie me había amado todavía'. Porque Lorca era un hombre con la necesidad de amar y de que lo quisieran", subraya De Loxa.

El exdirector de la Casa Natal elogia que por primera vez se reúnan las seis cartas, a las que él ha puesto un "lazo de confitería", aunque reconoce que no es la primera aportación que da normalidad a la homosexualidad de Lorca: "El tema existe y fue así, y ¿a quién perjudica? ¿Hacen daño esas palabras?".

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