Director de película basada en caso de las hermanas Quispe: "Les da altura y dignidad"

SANTIAGO.-  Cuarenta años después del suicidio de las hermanas Justa, Lucía y Luciana Quispe, la faceta íntima de estas tres pastoras de la etnia colla será expuesta en los cines nacionales a través de la mirada del realizador Sebastián Sepúlveda. El director estrenará en Chile su primer largometraje de ficción el próximo jueves, después de haberlo presentado con éxito en festivales internacionales como Venecia, Mar del Plata y Filmar.

Aunque la muerte de estas mujeres del altiplano atacameño ha sido expuesta en varios reportajes y documentales,  sólo con "Las niñas Quispe" se recrea la última etapa de sus vidas desde el mismo escenario en que vivieron con sus animales.  Sepúlveda logró esto después de vivir por dos meses en la zona, con una familia que conoció a las verdaderas protagonistas. En ese periodo se relacionó con una de las hermanas de las fallecidas, Clarita, y con la hija de ella, Digna.

"A Digna yo le tenía mucho miedo cuando la conocí. Ella no da la mano, sino que da los dedos, y de una forma muy fría", dice Sepúlveda al recordar sus primeros encuentros con la sobrina de las Quispe, quien luego aceptó interpretar a su tía Justa. Digna se sumó así al equipo que integraban Catalina Saavedra y Francisca Gavilán en los roles de Lucía y Luciana, respectivamente.

La frialdad de Digna Quispe es sólo un reflejo de la desolación del paisaje altiplánico, de la soledad de esa zona y de esa cultura ajena para los chilenos. "Me pareció alucinante e increíble para poder documentar ese espacio. No es sólo una película de ficción que poetiza una historia, sino que es filmar un espacio que forma parte de la cultura de este país, pero que es muy desconocido", cuenta el director de 42 años que vivió gran parte de su vida en Venezuela, Cuba y Europa.

Sepúlveda— quien además estudió cine en la prestigiosa escuela de San Antonio de los Baños (Cuba), y guión en La Fémis (París)— enfatiza que, si bien "la historia comienza como un hecho histórico, luego de que los militares proponen racionalizar la economía para ver la erosión de los suelos en la región,  luego se pasa al relato mítico, con el rito final".

Es ese relato mítico el que, a juicio del realizador, fue apreciado en los festivales extranjeros que premiaron su película. "De alguna manera le da una altura y dignidad al gesto que hacen, que es grandísimo. Pasan de alguna manera a ocupar un lugar en una tragedia universal, y no un relato chileno coyuntural".

Fundamental en ese proceso narrativo fue la fotografía de Inti Briones, subraya Sepúlveda. "Trabajamos una luz que no era realista, que expresaba el ambiente y la sensación interna de los personajes,  su nostalgia de la vida. Y de esa manera las envolvimos en un estado de ánimo específico".

El realizador comenzó a trabajar en este proyecto en el año 2009, inspirado en el emblemático montaje de Juan Radrigán "Las Brutas". En aquel entonces se reunió con el dramaturgo para obtener su autorización, pero tras eso inició un proceso de escritura independiente,  que permitiera distanciar ambas obras.

"La idea era hacer una película, desarrollar una historia para cine, no lo pensaba como una obra de teatro filmada, porque eso es ir en contra de la historia, de la obra y del sentido de hacer una película. Muchas veces la gente hace, a partir de obras, teatro filmado. A eso no le encuentro sentido. Hay que crear un lenguaje y eso es lo difícil, y ese es el trabajo que uno tiene que hacer", señala.

"Las niñas Quispe" es el segundo trabajo de Sepúlveda como director. El primero fue el documental "El arenal" (2008), con el cual también expresó interés por una etnia que vive según sus propias reglas: la comunidad Guajará, en la amazonía brasileña.