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Juan Carlos Bodoque y su regreso a los escenarios con 31 Minutos: "Yo les doy rock and roll"

El periodista del noticiero de títeres protagoniza este fin de semana "Calurosa Navidad", preludio a una celebración que valora porque "nos enfrenta con la realidad. Puedes pedir una bicicleta y te llega una corchetera".

11 de Diciembre de 2014 | 12:26 | Por Sebastián Cerda, Emol

El nuevo espectáculo de 31 minutos

SANTIAGO.- En la labor en vivo de 31 Minutos, ha sido usual que el nombre de alguna de sus estrellas denomine también al espectáculo de turno. Así ha sido con "Tuliopalooza", nombre que recibió el primer paso de la compañía por Lollapalooza, o con "Radio Guaripolo", su segundo show tras la recordada "Gira Mundial".

Como se ve, una estructura que hasta ahora había dejado en un plano algo secundario al que es considerado el segundo de a bordo en el elenco, Juan Carlos Bodoque, quien ahora tendrá su revancha con "Calurosa Navidad", espectáculo que se estrena este fin de semana y que tiene al periodista de la "Nota Verde" en el rol estelar.

Según el conejo, con ello se está haciendo "justicia en la medida de lo posible", aunque se toma con calma esta nueva posición. "Son muchas las presiones que recaen sobre un protagónico, y lo cierto es que siempre he preferido ser uno más del reparto. Se trabaja menos y se rockanrolea más", afirma.

Y no se trataría sólo del protagónico: En conversación con Emol, Bodoque asegura que él además fue el cerebro tras este espectáculo: "Fui yo quien escribió esta historia, que navega por las tristes y calurosas navidades, llenas de anhelos de regalos, y sin nieve ni nada de lo que sale en la televisión. Yo la definiría como un cruel realismo mágico".

En "Calurosa Navidad", y tal como en el recordado programa especial que el noticiero infantil emitió en 2003, se verá cómo la celebración vuelve a ponerse en peligro, a causa de la "irresponsabilidad" de Bodoque, de acuerdo con comunicados previos.

El conejo asegura que "hay un poco de verdad" en esa descripción, aunque "un poco de mentira también. La irresponsabilidad es parte de sentirse vivo, de correr riesgos, de la adrenalina que te hace pensar que puedes perderlo todo, incluidos los regalos de navidad".

-En ese especial estuviste a punto de arruinar la Navidad a causa de tu afición por las carreras de caballos. Algunos años después, ¿qué lecciones sacaste de ese episodio?
-Ninguna, porque tiene un final feliz. Es el maldito juego el motor que me moviliza, y lo daría todo por un poco más. La Navidad es el contexto en la curva dramática en la que suceden desafortunados incidentes que hacen peligrar la Nochebuena, que, como sabemos, siempre puede ser peor.

-¿Qué tan importante es esta posibilidad de llevar un espectáculo a los niños en Navidad? ¿Ésta es una celebración significativa para ti?
-La Navidad es importante porque nos enfrenta con la realidad. Puedes pedir una bicicleta y te llega una corchetera. Es como una apuesta, pero sin dinero, sino que sueños de por medio. Súmale a eso la obligación de estar con la familia y esperar que por la chimenea, que no tengo, entre un viejo gordo vestido de rojo, cuando el termómetro marca 30 grados. Esta obra rescata eso y mucho más. Es una historia de redención, crimen y castigo, aunque no necesariamente en ese orden. Y de mucha paz, por supuesto... También en la medida de lo posible.

-¿Hay algún recuerdo especial que tengas de tus primeras navidades?
-Fue la Navidad de un año que no recuerdo y un lugar que no quiero mencionar. Solo diré que tenía apenas 8 años conejos y con mis 39 hermanos tuvimos que repartir la zanahoria que mi padre llevó esa noche. Entonces se me ocurrió apostar mi parte a que no alcanzaría para todos. Y perdí. Ésa fue la gran lección que aprendí esa Nochebuena: Que era malo para las apuestas y tenía que mejorar. Desde ahí en adelante he seguido ese aprendizaje tan esquivo pero excitante, que me llena de vida cada vez que voy a las carreras de caballos o a las peleas de escarabajos, y vuelvo a perder una y otra vez. Es esta maldita enfermedad que no me deja en paz, y que nació una Nochebuena.

-Háblanos un poco de tus otros proyectos. ¿Cómo se han sentido en televisión esta temporada, luego de haber llegado al horario estelar?
-Se siente como despertar una mañana luego de un sueño intranquilo, convertido en un nuevo conejo. Estar en la televisión con 31 Minutos alivia mi precaria situación y me obliga a trabajar con un equipo al que estimo mucho, pese a que no me sé sus nombres. Mis notas verdes han vuelto a marcar temas país, y no hay persona en Titirilquén que no las comente por lo implacable de mis denuncias y mi ejercicio del periodismo de manera libre, sin ataduras a ningún poder fáctico.

-¿Están preparando nuevas temporadas?
-El Señor Manguera no nos ha dicho nada, salvo que llenemos el teatro con "Calurosa Navidad" o nos va a despedir.

-También van a estar en el Festival de Olmué. Imagino que después de su paso por Viña del Mar, esto no les debe preocupar mayormente... ¿O sí?
-El día que deje de sentir vértigo antes de subirme a un escenario, péguenme un guitarrazo en la cabeza. Cada presentación es única e irrepetible, y no hay nada más excitante que estar frente a una multitud que quiere rock and roll. Y yo se lo doy.

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