EMOLTV

Celebración en tiempos de revuelta

Aunque la crisis de España sea uno de sus temas angulares, el cantautor aclara que con "La llamada" quiere celebrar: Sus 40 años, la paternidad, y también que sus compatriotas despiertan y se movilizan. Y para ello, la fórmula es clara: "Éste es un disco muy latinoamericano", integrado por canciones que "empecé a componer desde el ritmo".

14 de Diciembre de 2014 | 13:17 |

Emol TV: El presente de Ismael Serrano

Siendo Ismael Serrano uno de los mayores cronistas que ha dado España en los últimos años desde la vereda cantautoral, no es de extrañar que en su recién lanzado disco La llamada reconozca anclaje en el tema que más líneas ha motivado en ese país en tiempo reciente: La crisis. Pero lo que sí puede resultar contradictorio es que al tiempo entregue una definición que poco y nada tiene que ver con el ánimo imaginado ante semejante proceso: "Este disco tiene cierto carácter de celebración", dice.

La razón, agrega, es que "La llamada está traspasada por lo que me tocó vivir en este año, que ha sido intenso a nivel personal. Los 40 años te obligan a hacer balances, el nacimiento de mi hija también renueva la mirada, te llena de alegría". Pero no sólo allí encontró razones para celebrar, sino además en algo que, paradójicamente, deviene de la propia crisis: "Es dramática, pero también tiene una llamada a la celebración, en cuanto a ser protagonistas del tiempo que nos toca vivir, tratar de establecer los lazos para cambiar las cosas. Creo que en España estamos viviendo una oportunidad histórica. La ciudadanía se está mirando a sí misma como hacía tiempo no se miraba, y eso es motivo para celebrar también. No es una alegría de 'don't worry, be happy'. Es saberse parte de un tiempo convulso, pero también efervescente e interesante desde el punto de vista político".

Todo eso es lo que el cantautor buscó plasmar en su noveno disco de estudio y que recientemente estuvo promocionando en Chile, aunque con fecha de retorno ya establecida: El 8 de mayo de 2015 lo presentará oficialmente en Movistar Arena, en la que apuesta a ser una de las mayores presentaciones que aquí registre. Para ello, intentará traspasar al directo el clima de "celebración" de la producción, pero también alistar una banda capaz de acoplarse a las particularidades sonoras de este trabajo.

-Ya los propios títulos dan señas, como "Candombe para olvidar" o "Pequeña bachata mediterránea". En "Quisiera" se escuchan aires de bossa nova, la mexicana Natalia Lafourcade te acompaña en "Mi problema"... ¿Crees que éste es tu disco más latinoamericano?
-Es un disco muy latinoamericano, porque hay una mirada a la música tradicional de este continente. También hay cosas que tienen que ver con el folclore de mi lado del océano. Pero hay una mirada a Latinoamérica, y es porque empecé a componer estas canciones desde el ritmo. Por lo general el cantautor agarra la guitarra, empieza con las melodías y las armonías. Pero aquí empecé a trabajar con cadencias rítmicas, loops, percusiones, y sobre ellas fui construyendo. Salen otras cosas, otras métricas. En "La casa y el lobo" el patrón lírico es el del "Chan chan" de Compay (Segundo), el son ralentizado, que obliga a una métrica y que hace que surjan estribillos. Yo no soy dado a los estribillos, y aquí además hay algunos que tienen vocación coral, para dar ese carácter de celebración, como el caso de "Quisiera" y sus aires brasileños.

-A propósito de ritmo, la canción "La llamada" parte en son, pero luego varía a algo que pareciera un reggaetón. ¿Ismael Serrano y reggaetón? Son dos cosas que no suenan muy compatibles...
-En "La llamada" el loop, la base, es de reggaetón. Yo quería componer un reggaetón, pero traído a mi territorio. Quería darle una vuelta de tuerca a un género que por lo general es muy superficial, llama al escapismo, y yo quería hacer una canción que retratase la realidad de la gente que vive en la precariedad en España. Me parecía bonito hacerlo desde ese ritmo, me parecía que tenía la fuerza necesaria... Y sí, es un reggaetón, hay un aire de reggaetón.

-¿Cómo te relacionabas antes con ese género? ¿Te llamaba la atención?
-Me parecía un reto, y me parece un ritmo con potencia y posibilidad. Encasillar los géneros en cuanto a temáticas es absurdo, la música no tiene límites, no tiene fronteras. Uno puede usar esas herramientas para decir lo que quiera, y se pueden decir cosas interesantes en todos los géneros.

-¿Y la bachata? ¿Cómo llegas a ese género, que es muy tradicional, pero que hoy parece tomado por la llamada "bachata urbana"?
-Quería ir a la raíz de la canción tradicional, popular, que es parte del folclore. Hay que acercarse sin prejuicios a los géneros, y es bonito transitar por ellos. En este caso me apetecía hacer una bachata sentimental y bailable, pero que también es traída a mi territorio, por eso le puse "Pequeña bachata mediterránea": Suenan mandolinas, suenan cuerdas. No hago ejercicios de estilo puro, porque no sabría hacerlos. No es un disco rupturista: En esta bachata también se me reconoce.

-Cumpliste 40 años, y en la canción "Éramos tan jóvenes" te preguntas "dónde estaremos cuando cumplamos 40". ¿Cómo respondías esa pregunta entonces, y cómo la respondes hoy?
-La canción habla de que las respuestas que hoy encuentro no son tan diferentes a las que soñaba cuando tenía 20 años. A los 18, uno se imagina a los 40 y te parece una edad lejana, un tipo de 40 años te parece un viejo. Y de repente tienes 40 años y no te sientes un viejo. Creo que el chaval de 20 años se reconocería en mí. Este tipo de canciones nostálgicas son un género en sí mismo, y por lo general hay un toque de desencanto, de duelo, de "éramos mejores", y yo no quería resignarme a eso, quería decir lo contrario. No hemos cumplido todas las promesas, pero, joder, hemos tratado de ser leales, fieles a nosotros mismos, a nuestros sueños, nuestros principios. No está tan mal, quedarán cosas pendientes, aún estamos a tiempo, pero no está tan mal. Ésa es la conclusión a la que quería llegar y a la que llegué en esta canción.

-Se te asocia a la figura del cantautor, y en Chile, desde la década pasada, comenzó a emerger un renacer de esa figura en las nuevas generaciones. ¿A qué lo relacionas?
-Me consta, y creo que es normal. Siempre va a haber un tipo con una guitarra que haga la crónica social y sentimental de lo que le toca vivir. Siempre va a existir, más allá de las modas. Es verdad que a veces hay un tic posmodernista, que es el esteticismo puro y duro que te hace dejar de lado el contenido, como si no importara lo que se dijera e importaran más las formas. Contra eso está la figura del cantautor, que cree que los contenidos también deben ser cuidados, que hay que dar un vuelo poético a lo que se dice. En España también estamos viviendo una revisión en ese sentido. Hay una revisión de ese escapismo, de esa pose hipster que te lleva a buscar el elitismo, a generar una fantasía de lo que es la música independiente, que finalmente no es tan independiente. En España se está viviendo un acercamiento a la música popular, revisarla, darle ese carácter festivo. Hay un debate cultural, pero más allá de estos debates siempre va a estar la figura del cantautor, por lo que también es natural que regrese, si es que alguna vez se ha ido.

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?