Un inquietante misterio victoriano encierran las páginas de "Los libros de cristal"

SANTIAGO.- Cada cierto tiempo aparece en las librerías chilenas algún título que rompe los esquemas. Es el caso de "Los libros de cristal de los devoradores de sueños" (Marlow-Océano, $28.500), de Gordon Dahlquist, una novela que tal como lo asegura en su contratapa, es "una extraordinaria mezcla de novela gótica, ucronía, folletín de aventuras y relato fantástico". Y no está lejos de la verdad.

Ambientada en un mundo victoriano, el foco de la trama está puesto en Celeste Temple, una joven de alta sociedad que sin previo aviso recibe una carta de su prometido, Roger Bascombe, rompiendo el compromiso de boda. El primer impacto de la carta es demoledor, pero Celeste está lejos de ser sólo una joven pasiva, ya que es dueña de un carácter fuerte y decidido. Y por eso, sin pensarlo dos veces, irá en busca de Roger para exigirle explicaciones, sin importarle las consecuencias de su decisión.

Sin embargo, su investigación personal la llevará a un mundo que ella ciertamente desconocía hasta ese minuto. Así es como su vida se cruzará con la de Chang, un eficaz asesino a sueldo apodado "el cardenal", por su costumbre de llevar un abrigo de cuero rojo; y el doctor Svenson, que debe trabajar para un inquietante príncipe alemán, a pesar de sus reparos.

De esta forma los tres protagonistas se verán convocados a resolver un extraño misterio, una conspiración de proporciones inconcebibles, detrás de la cual se encuentran importantes y poderosos hombres de la época. Y cuyo propósito final se desconoce, salvo por el hecho de que involucra alguna clase de "procedimiento" vinculado a la existencia de extraños cristales.

La novela tiene de todo: aristócratas perversos, prostitutas asesinadas, soldados alemanes, viajes en dirigible, etc. Por eso y mucho más "Los libros de cristal" bien podría caer dentro del subgénero del "steampunk", emparentado con "La Liga de Caballeros Extraordinarios", la imperdible serie de novelas gráficas de Alan Moore. Pero sus páginas además contienen una cantidad no menor de erotismo, sumado a la agudeza de las novelas de Sherlock Holmes y otro tanto de Julio Verne.

Un elemento destacable, al margen de la novela misma, es la valiente apuesta de Océano al traer a Chile un libro de más de 800 páginas, empastado en tapas duras y de gran formato. Ciertamente no es un título para ir leyendo en el metro, pero sí para disfrutar en casa o durante este verano.