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Padre Hasbún critica doble discurso en tema de la "píldora del día después"

El sacerdote manifestó la falta de coherencia de los políticos que derogan la pena de muerte y posteriormente aprueban la "píldora del día después".

04 de Abril de 2001 | 09:57 | Orbe
SANTIAGO.- El padre Raúl Hasbún manifestó hoy, respecto de la recién derogada pena de muerte, que el mundo político "festeje, si le parece bien, haber eliminado esa sentencia, pero no ofenda la lógica y la piedad humana más elemental, abogando al mismo tiempo por la autorización y la comercialización de un fármaco que probablemente sentenciará a muerte a miles de chilenos ya concebidos", en referencia a la denominada "píldora del día después".

"Incluso en política hay que tener un mínimo de coherencia", recalcó el presbítero en su comentario de hoy en radio Agricultura.

El sacerdote añadió que "la Iglesia siempre ha reconocido a los Estados el derecho a recurrir en última instancia a la pena de muerte para castigar delitos gravísimos, respetando el debido proceso y extremando las seguridades. Pero nunca equiparó la sentencia de muerte expedida por un tribunal en derecho con un homicidio perpetrado por un delincuente", aclaró.

En ese sentido, dijo que "el pecado de homicidio es la eliminación arbitraria de una vida inocente", mientras que "la sentencia dada en derecho no es arbitraria y no recae sobre un inocente".

Asimismo, el padre Hasbún destacó que "cuando la iglesia aboga hoy con firmeza por la abolición de la pena de muerte no es porque ésta sea también un pecado o un delito de homicidio, sino porque considera que en el actual estado de la cultura son cada vez más improbables las situaciones en que definitivamente se debería descartar la rehabilitación y reinserción social del delincuente".

"De todas formas -añadió-, en la lógica de una cultura de la vida se comprende que la Iglesia abogue constantemente por respetar este don divino, privilegiando los medios no violentos en la conservación o restauración de la paz social".

Píldora de emergencia

Sin embargo -afirmó el prelado-, lo que sí cuesta entender es que al mismo tiempo las mismas personas que celebran como histórica la derogación de la pena de muerte, presionen con toda la fuerza del poder ideológico y político para que se legitime una mentalidad y una conducta abortiva".

Al respecto, sostuvo que una de las razones que se alegan en contra de la pena de muerte "es la probabilidad siquiera mínima de un error judicial. Es decir, de que los jueces expertos en derecho, en tribunal colegiado y disponiendo de largos plazos y múltiples evidencias probatorias, puedan castigar a un inocente irreparablemente", puntualizó.

En ese contexto, el padre Hasbún señaló que "en el caso de la píldora del día después, existe una probabilidad no mínima, sino muy alta, y hasta ahora no científicamente descartada, de que efectivamente sea causa de muerte de un ser humano vivo e inocente".

Según explicó, "el derecho conoce estas situaciones de riesgo o de peligro, y las resuelve en el sentido de que el legislador y el juez no tienen que esperar que la conducta que origina ese peligro cause efectivamente un daño. Además, la sola probabilidad de que lo cause obliga al legislador a prohibirla y al juez a sancionarla como delito".

"No obstante -concluyó-, la paradoja continúa, porque la decisión de autorizar la píldora probablemente abortiva la toma unilateralmente una sola persona en ejercicio de un cargo administrativo y en un plazo tan acelerado que, según la declaración de la Conferencia Episcopal, ni siquiera esperó el anunciado informe de los obispos y la solicitada audiencia con el cardenal".
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