SANTIAGO.- Al descartar que entre el Gobierno y la Iglesia Católica exista un conflicto a raíz del proyecto de Ley de Matrimonio Civil, el ministro del Interior, José Miguel Insulza, reiteró la necesidad de regular las separaciones matrimoniales a través del divorcio vincular y el consentimiento de sólo uno de los cónyuges.
Al respecto, desestimó que la posición del proyecto que envió el Ejecutivo al Congreso para este fin sea "extrema", ya que esta propuesta legislativa fue aprobada en esos términos por la Cámara de Diputados en 1997.
"A mí no me sorprende lo que he leído, porque la Iglesia Católica siempre se ha opuesto al divorcio con disolución de vínculo. La posición nuestra no es ésa. A los católicos que creen en el matrimonio indisoluble nadie los va a obligar a divorciarse, pero el divorcio con disolución de vínculo es una institución que existe en muchas partes, permite que la gente rehaga sus vidas y somos partidarios de eso", sostuvo.
Respecto a la crítica de los sacerdotes referida a que no es conveniente dictar una divorcio sólo con el consentimiento de una de las partes, el secretario de Estado consideró que el problema no es ése, sino la necesidad de regular en qué situación quedan las familias que han vivido por largos años separadas.
"El divorcio por consentimiento, digamos la verdad, lo tenemos en Chile basado en una mentira. Si dos personas quieren divorciarse en Chile basta que vayan a contarle una mentira al juez y a decirle que en realidad se casaron equivocadamente en Santiago, cuando uno vivía en Recoleta y otro en Maipú", argumentó.
"Nosotros necesitamos una Ley de Divorcio en serio, en que las causales reales del divorcio se ventilen ante los tribunales, se diga con claridad por qué razón la gente se está divorciando, porque ya no viven juntos hace muchos años, porque ha formado otras parejas o porque quiere regularizar la situación de nuevos hijos", agregó.
