SANTIAGO.- Decenas de indígenas protagonizaron este martes violentas protestas contra la construcción de la central hidroeléctrica de Ralco en tierras del sur del país que consideran sagradas.
Un grupo de 30 manifestantes se enfrentó con piedras y hondas a la policía, que los reprimió con balines de goma y bombas lacrimógenas, para impedir el paso de camiones que se dirigían a las obras de la planta hidroeléctrica Ralco, de la empresa Endesa Chile.
"Vamos a continuar con las acciones, y duramente y de una manera indefinida, porque ya nos colmaron. No hay respeto hacia nosotros, no hay una política de parte del gobierno, y menos por parte de la empresa privada", declaró la portavoz de los indígenas manifestantes, María Curriao.
Endesa Chile, controlada por el grupo Enersis e indirectamente por Endesa España, decidió hace unos cinco años instalar la planta unos 500 kilómetros al sudeste de Santiago, en la cordillera de los Andes, en terrenos que pertenecieron a la etnia aborigen "pehuenche".
La determinación suscitó el inmediato rechazo de los indígenas que aún vivían en el lugar, pues afirmaron que esas tierras eran sagradas para su cultura, ya que allí fueron sepultados sus antepasados.
Endesa no retrocedió y optó por compensar a las familias opositoras permutando sus sitios por otros, en las cercanías, que no fuesen inundados por el lago artificial que generará la central de 570 megavatios de potencia.
Sin embargo, un grupo de pehuenche se ha negado a dejar sus tierras, dando pie a un conflicto que se tornó violento la madrugada del lunes, cuando varios encapuchados quemaron un camión que llevaba materiales de construcción a la central.
El gobierno del Presidente Lagos ha asegurado que protegerá a las etnias nativas, pero también se comprometió a mantener el orden público y el desarrollo del país.
"Esperamos que el gobierno actúe como corresponde (...) Se trata de una situación de orden público generado por un grupo muy, muy minoritario, donde a Endesa no le compete entrometerse", dijo el presidente de Enersis, Alfredo Llorente.
Endesa, que prevé invertir unos 530 millones de dólares en Ralco, espera que las obras, que no se han paralizado, culminen a fines del 2003.
El ingreso de Ralco al sistema desahogaría la tensión a la que ha estado sometida la autoridad energética en los últimos años, debido a la urgencia con que Chile requiere de nuevas fuentes de energía que aumenten su capacidad para enfrentar sin sobresaltos la continua alza en la demanda eléctrica.
Las manifestaciones indígenas han marcado permanentemente la construcción de Ralco, pero los brotes de violencia de los últimos días superaron las protestas anteriores.
