SANTIAGO.- La abogada querellante en el caso de la desaparición y muerte del conscripto Pedro Soto Tapia, Julia Urquieta, destacó hoy la detención y procesamiento por los delitos de secuestro y homicidio dictados en contra de tres personas vinculadas al caso.
Asimismo, Urquieta señaló que la medida dispuesta por el nuevo ministro, Patricio Martínez, confirma la necesidad del cambio que se produjo tras la salida de su antecesor, Manuel Silva Ibáñez.
En este sentido, la abogada expresó que el anterior ministro nunca procesó a ninguna persona, aún teniendo los mismos antecedentes con los que cuenta el actual magistrado.
Sostuvo además que esta medida de procesamiento entrega una esperanza a la parte querellante sobre la posibilidad de que se haga justicia.
En relación al procesamiento, Urquieta afirmó que las declaraciones iniciales de los conscriptos Dagoberto Contreras, Johnny Pérez y Guillermo Saavedra "son plenamente válidas", por cuanto la Corte Suprema habría descartado la existencia de apremios o presiones para su formulación.
Refiriéndose a estas declaraciones iniciales de los inculpados, sobre la ligazón del crimen con el tema de las drogas y la homosexualidad, la jurista señaló que "eso debe ser corroborado con sus nuevas declaraciones o antecedentes que surjan".
En este sentido agregó que al crimen de Pedro Soto ha seguido "una gran operación de encubrimiento con el objetivo de distraer la atención del tribunal y la opinión pública, para tratar de llevar a cabo un crimen perfecto. Eso es lo que se ha hecho durante estos cinco años".
Al respecto recordó que la causa comenzó con la alteración del sitio del suceso, a cargo de la Policía de Investigaciones, lo que dificultó las pericias a las osamentas encontradas, así como la determinación de la causa del deceso.
Asimismo, la abogada acusó al Ejército de no prestar la colaboración que se pedía, "sobre todo en la primera etapa del proceso y ahora no se puede decir colaboración cuando uno cumple una orden judicial".
Finalmente, Julia Urquieta señaló que la hipótesis de la parte querellante sostiene que Pedro Soto fue golpeado en el Regimiento Yungay de San Felipe, con el beneplácito de un oficial de esa unidad, y que en la golpiza habrían participado los tres procesados.
Posteriormente, el conscripto habría sido llevado al Cerro La Virgen, aunque agregó que "hay que aclarar el lugar de muerte, que se cree fue en la cueva del cerro en que fueron hallados los restos".
