EMOLTV

El 80% de los detenidos por casos de tarjetas clonadas son extranjeros

Una estadística del OS-9 de Carabineros, señala que el año pasado se registró un aumento de la cantidad de arrestados respecto de 2009, de 35 a 63. Todos eran foráneos.

13 de Febrero de 2011 | 10:09 | Por Francisco Águila, Emol
imagen

El hecho de que haya extranjeros en ese tipo de ilícitos es una tendencia que ha aumentado en los últimos dos años.

Raúl Maldonado, El Mercurio

SANTIAGO.- El martes 1 de febrero personal del OS-9 de Carabineros detuvo a un ciudadano del Congo y a una mujer de República Dominicana, quienes fueron sorprendidos in fraganti tratando de girar dinero con tarjetas de crédito clonadas en una sucursal bancaria de Santiago Centro.


Se trata de Yuderquis Martínez que había sido contratada por el africano Rakim Mohammed –quien estaba de manera ilegal en el país- para que fuera hasta la sucursal e intentara cobrar 500 mil pesos, siendo descubiertos por el cajero que avisó a Transbank y también a Carabineros.


Pero más allá de las identidades, es el origen de los detenidos lo que llama la atención, pues según el capitán Mauro Pino, el hecho de que haya extranjeros en ese tipo de ilícitos es una tendencia que ha aumentado en los últimos dos años.


"De acuerdo a nuestras estadísticas, el promedio de los arrestados por fraudes con tarjetas clonadas en los últimos dos años son extranjeros es del ochenta por ciento", explica el oficial a Emol.


La mayoría de los detenidos son de origen colombiano y peruano, muchos de ellos con problemas económicos y reclutados por las organizaciones.


Las cifras señalan que en 2009 hubo 35 detenidos de los cuales el 80% eran extranjeros. Dicha cifra aumentó a 63 el año pasado y de ellos en el mismo porcentaje anterior eran foráneos. El caso de la pareja congolesa-dominicana es el primero del año.


Para evitar problemas


La principal recomendación que la policía entrega para evitar la clonación de tarjetas bancarias es no perderlas de vista en ningún momento en caso de que la persona se encuentre en un restaurante o en una bencinera.


Otra medida de seguridad es que los dueños de cuentas corrientes no tengan a una tercera persona que realice los trámites bancarios por él y mantener un contacto fluido con el ejecutivo de cuentas para que éste informe de cualquier movimiento extraño de dinero.


A ello debe sumar el mantenerse el que el titular esté permanentemente informado acerca de los movimientos de la cuenta corriente y no interactuar con desconocidos mientras se está girando dinero desde un cajero automático.


Modus Operandi


El capitán del OS-9, Mauro Pino, asegura que según los casos que su unidad ha investigado, el delito de la clonación de tarjetas tiene varias modalidades.


En la mayoría de ellas es necesario utilizar un skimmer, que es una máquina que permite copiar los datos desde las bandas magnéticas, para luego con un software especial insertar dichos datos en una tarjeta nueva.


La más antigua es el copiado de las bandas magnéticas en restaurantes y bencineras, de ahí la recomendación de no perder de vista las tarjetas.


A esa "técnica" le siguió la intervención en cajeros automáticos. En ésta existe una variada gama de formas, entre ellas poner un plástico en la ranura de salida del dinero para evitar que éste salga del dispensador.


Otra modalidad es insertar un mini skimmer en la ranura en que se insertan las tarjetas y una pequeñísima cámara que graba las claves.

Uso de bellas mujeres y robo de tarjetas

Los últimos antecedentes policiales dan cuenta de que la última modalidad usada por las bandas que operan con tarjetas clonadas es la utilización de bellas y voluptuosas mujeres.


De acuerdo al capitán Mauro Pino, la mayoría de ellas son extranjeras, que llegan con tarjetas clonadas previamente y usan su cuerpo y belleza para distraer a los dependientes varones de los bancos, a los que aseguran que su tarjeta tiene problemas para usarla en los cajeros automáticos  y que necesitan realizar un giro de manera urgente.


Generalmente esperan el momento en que hay mayor afluencia de público para operar a fin de aprovechar el cansancio y el apuro por atender del trabajador bancario.


La otra modalidad es el llamado "lazo libanés", que consiste en la utilización de una placa de plástico que se asemeja a la ranura en que se inserta la tarjeta, que queda atrapada.


Detrás de la víctima se ubica un miembro de la organización delictual que observa y memoriza la clave, y un segundo antisocial que finge ayudarla y lo hace alejarse del dispensador. La idea es luego sacar la tarjeta y girar dinero en otro cajero.

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?