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Monseñor Ezzati: "Por todas partes nos aprietan, pero no nos aplastan"

El arzobispo de Santiago dijo en su mensaje de Pascua de Resurrección que ante los "desconcertantes" abusos cometidos por sacerdotes, la Iglesia pone a prueba su fortaleza.

23 de Abril de 2011 | 21:01 | Emol
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El Mercurio

SANTIAGO.- El arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, aprovechó su mensaje de Pascua de Resurrección para volver a referirse a las críticas que ha recibido la Iglesia católica tras la confirmación de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.


El presidente de la Conferencia Episcopal admitió que "la Pascua de este año está marcada por un peculiar contexto de confusión y de dolor, ampliamente conocido y comentado por la opinión pública", situación que es enfrentada por la Iglesia con ayuda del "consuelo de Dios".


La autoridad eclesiástica ejemplificó la situación actual de la Iglesia con una cita bíblica. "Como la primera comunidad de Corinto, también nosotros, en medio del desconcierto de la prueba, experimentamos el consuelo de Dios: 'por todas partes nos aprietan, pero no nos aplastan; andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no aniquilados; siempre y en todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también en nuestro cuerpo se manifieste la vida de Jesús'", indicó.


Ezzati explicó que la fragilidad de la Iglesia les permitió "reconocer que el don de ser la Iglesia de Cristo, 'procede de Dios y no de nosotros'. Somos suyos, ovejas de su rebaño", situación que permite ver a la fiesta de Pascua "como el signo de esperanza cierta y como arco iris que anuncia la aurora de tiempos nuevos".


Monseñor Ricardo Ezzati también se refirió en su mensaje de Pascua a los retos que enfrenta la sociedad para superar la pobreza, la discriminación y marginalidad.


"Sin desconocer los avances significativos alcanzados, las cifras que caracterizan la situación socioeconómica, nos dicen que dos millones y medio de chilenos siguen sufriendo el flagelo de la pobreza urbana y rural; 700 mil jóvenes, ni estudian ni trabajan", afirmó.


El religioso añadió que "en las poblaciones periféricas de nuestras ciudades, la droga no deja de ofrecer ilusorios y efímeros caminos de realización; en las cárceles muchos siguen esperando condiciones de vida más humana, mientras que hermanos y hermanas de las etnias originarias siguen anhelando ser reconocidos, con pleno derecho, en la vida nacional".


Dichos conflictos, a juicio del arzobispo, deben ser considerados por los chilenos en Pascua, para así comprometerse a "caminar con quienes se encuentran marginados del bienestar y del progreso, a alargar la mesa para que en ella haya espacio digno para todos, a tender la mano para que nadie se quede solo al borde del camino".

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