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Santiago: Martes 16 de abril del 2024 | Actualizado 18:40
SANTIAGO.- El próximo 15 de agosto, Luciano Pitronello Schuffeneger (24) cumple un año de libertad vigilada luego de ser condenado a una pena de 6 por los delitos de posesión de artefacto explosivo y daños respecto del bombazo que afectó a una sucursal del Banco Santander el 1 de junio de 2011, cuya detonación le provocó la pérdida de su mano derecha y varios dedos de la izquierda.
Desde entonces, el joven anarquista ha permanecido sujeto al control permanente de un delegado de Gendarmería, quien semestralmente elabora un informe referido a los niveles de logros alcanzados por el condenado.
De acuerdo al último documento recepcionado por el 7º Juzgado de Garantía de Santiago con fecha 1 de julio -al que tuvo acceso Emol- Pitronello ha cumplido satisfactoriamente con las obligaciones impuestas por el funcionario a su cargo.
"Asiste a sus citaciones, mantiene residencia junto a su madre en la comuna de Providencia y a comienzos del mes de abril ingresó al preuniversitario con la finalidad de rendir a fines de año la Prueba de Selección Universitaria", detalla el escrito.
Asimismo, enfatiza que los primeros objetivos de la intervención se han orientado a consolidar el vínculo de confianza entre el joven y su delegado, Mauricio Salgado, con la finalidad de conocer las actividades personales del penado y el uso de su tiempo libre.
A raíz de lo anterior, el informe del Centro de Reinserción Social Santiago Oriente especifica que Pitronello -cuyo prontuario incluye tres hurtos en supermercados y una detención por ocultamiento de identidad- distribuye su tiempos entre su nueva relación de pareja, el diseño para la implementación de una biblioteca social y la asunción de su rol paterno -tiene una hija de cinco años- los fines de semana.
La última imagen pública de él fue captada el miércoles 3 de julio, cuando asistió a la lectura de sentencia del sociólogo Hans Niemeyer, condenado por porte de artefacto bajo Ley de Armas luego que instalara una bomba en una sucursal del Banco BCI, en Macul. En ambos casos el tribunal desechó el cargo terorista.
En el ámbito familiar, y tras una entrevista a su madre, Erika Schuffeneger, realizada durante la última visita a su domicilio –el pasado 13 de junio- la evaluación establece que "es posible constatar que el penado mantiene la normativa impuesta en su hogar y se adecua a exigencias planteadas por sus padres respecto a horarios de permanencia en su casa y asistencia a sus estudios".
Antes del bombazo, Pitronello mantenía esporádic as relaciones con su familia y su padre Herbert Pitronello, lo había internado en una clínica siquiátrica.
Actualmente, su progenitor volvió a vivir con su mujer en el marco de un proceso de revinculación familiar. El informe establece que es muy posible que a fines de 2013 todo el grupo se traslade a vivir al sur del país.
Fuerte trabajo de rehabilitación
Para el defensor público Ricardo Flores, su representado se ha comportado de manera satisfactoria y responsable en cuanto a las obligaciones interpuestas, enfatizando además que Pitronello "tiene un trabajo de rehabilitación bastante fuerte" debido a las lesiones que sufrió tras la explosión de la bomba.
"Él no solamente va al preuniversitario, está ocupado gran parte del día con su tratamiento psicológico, oftalmológico y kinesiológico, además de las constantes curaciones a sus heridas", continuó el defensor.
Flores agregó que tras la última entrevista con su defendido en junio pasado, "lo vi bastante centrado, ubicado, con metas claras que son básicamente entrar a la universidad, terminar su carrera, rehabilitarse y cumplir con sus funciones parentales".
Por último recalcó que una vez cumplida la condena, Pitronello incluso podría optar a radicarse fuera del país, ya que cuenta con doble nacionalidad. Esto siempre y cuando no cometa un nuevo delito, hecho que automáticamente le revocaría su beneficio de libertad vigilada.
El 10 de agosto de 2012, Gendarmería emitió un informe presentencial respecto a la conducta de Luciano Pitronello que concluyó que el joven anarquista no estaba capacitado para cumplir su pena con el beneficio de libertad vigilada.
En el documento se argumentó que el condenado presentaba características de "impermeabilidad y baja adherencia a estructuras normativas y figuras de autoridad tanto externas como de su medio familiar de origen", razón por la cual "un tratamiento en el medio libre aparece ineficaz".
El escrito se basó en antecedentes familiares, especificándose que "se aprecian aspectos disfuncionales desde temprana edad, sin lograr ser validados por el evaluado como referente de autoridad y contención".
Lo anterior, aludiendo a que -al momento de recibir su condena- existía un vínculo circunstancial con su madre producto de su reclusión domiciliaria, contradiciendo así lo expuesto ante el tribunal por la defensa del acusado, que destacó que la relación entre ambos estaba fortalecida.
