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¡Qué alguien proteja a las Gaviotas!

La noche de los chilenos fue más bien la de "a regalar gaviotas que el mundo se va a acabar". Diecinueve fueron entregadas la tercera noche de Festival. Algunas muy merecidamente, pero otras...ni hablar.

24 de Febrero de 2001 | 03:56 | David Abuhadba/emol.com
Récord histórico: Diecinueve Gaviotas fueron entregadas en una sola noche festivalera. Más de la mitad de éstas totalmente injustificadas. ¿Quién detiene el desbande del ave símbolo de un festival que a veces nos enorgullece y otras nos avergüenza?

Esta tercera jornada del evento viñamarino que tiene a la ciudad desbordada por la espuma festivalera, abrió con una "chilena de exportación". Myriam exhibió sin dificultades todas sus condiciones vocales y de dominio escénico que la han transformado en una ídola en Latinoamérica y en una artista de alto impacto.

Luciendo una impecable tenida blanca, con sexies aberturas en sus caderas, y un look que aleja cualquier indicio de anterior maternidad, saludó al público y comenzó rápidamente el romance con "Quiero Saber", "¿Quién cuidará de Mí" y "La Fuerza del Amor", que fue tan intenso que hasta el propio David Hasselhoff se acercó al borde del escenario para besarle la mano.

"Ay, amor" detonó el clamor de la primera Gaviota, esa de plata, que trajo las lágrimas de emoción al rostro de la artista, luego aparecieron las primeras antorchas -esas originales, las de papel- con "Se Fue" y acto seguido la segunda Gaviota, ahora de oro. Otra noche de éxito para Myriam que ya está acostumbrada a "robar" repleta de talento en la Quinta Vergara.

Serenata de media hora

De elegante indumentaria negra, tras una introducción instrumental que superó el minuto y un leve ajuste en su audífono de retorno, hizo su aparición Douglas. Comenzó con el desgarrador "Déjenme, Si Estoy Llorando", sólo empañado por un inoportuno estallido de papeles, que, seguramente, se le escapó al equipo de efectos especiales del festival.

Acompañado por una decena de músicos y más dos coristas, "El Príncipe del Bolero" -como es reconocido popularmente- se movió con comodidad estableciendo un afectuoso vínculo con el público en la Quinta. "¿Cómo están mis cómplices?", preguntó mientras comenzaban a sonar los acordes iniciales de "Cariño Malo" -tema clásico que popularizara Palmenia Pizarro-.

Su éxito radial "Sigo Romántico" contó con el apoyo de una pequeña fan que cantó una línea junto a él. Luego, la primera despedida que lo obligó a volver con un medley encabezado por "Puerto Montt", para salir nuevamente del escenario y regresar con "La Joya del Pacífico", que no pudo empezar sin recibir la Gaviota de Plata. Media hora casi exacta y el justo reconocimiento para este artista que ya se acerca a los más grandes.

Mejoras en la competencia

La canción italiana "La Gente que se Mueve", que según su energético intérprete, Marco Morani, quien ahora incluyó movimientos de colita, "vive mucho más", logró prender un poco a la galería, que llegó incluso a armar su propia fiesta con un improvisado bailarín como protagonista mientras la correcta representante de Brasil, Iva Caterina, interpretaba uno de los temas favoritos de la tribuna y el palco, "Feliz".

Siguieron los extraños defensores de la canción "Louis", de Israel, que mejoraron su presentación, tanto vocal como estéticamente. Quien también superó su primer desempeño fue la chilena Daniela, con "El Juego del Amor", a pesar del error en la programación de la orquesta. Se notó con más seguridad y pudo desplegar mejor el potencial de su voz.

Banderas mexicanas saludaron al dúo "Elefante" que puso es escena nuevamente toda su energía con la popera canción "De la Noche a la Mañana", que incluyó una mención al conflicto indígena con un "Todo México por Chiapas". Esta es una canción que, seguramente, estará entre las clasificadas para la final.

Dos gaviotas a la nostalgia

Para una cantante chilena como Palmenia Pizarro, con 38 años de trayectoria, no haber estado nunca en el Festival de Viña del Mar era todo un récor artístico. Vetada por años en televisión porque, según algunos, traía mala suerte, Palmenia aceptó el desafío de enfrentar al público de la Quinta Vergara en gran medida por un pedido especial que le hiciera su madre. Mujer que ahora debe estar dichosa porque no sólo vio a su hija en el escenario más importante del país, sino que pudo contemplar cómo la gente la ovacionó en cada una de sus interpretaciones, premiándola al final con las Gaviotas de Plata y de Oro

A Palmenia Pizarro la presentó Antonio Vodanivic -responsable en gran medida del regreso de la artista a nuestro país- bordeando la medianoche, y lo hizo calificándola como "una mujer símbolo de grandezas y desilusiones". Ella, con una voz que refleja el paso del tiempo, ya gastada y áspera, pero repleta de una gran calidad interpretativa, reflejó sus sentimientos con estas palabras: "Este es un momento muy fuerte en mi vida... Gracias a todos los que han respaldado mi música...".

Punto alto fue su homenaje al cantautor Gervasio al interpretar "Con una Pala y un Sombrero", que se tradujo en aplausos más grandes, en sus primeras lágrimas y algunas antorchas en la galería. También recordó que con Horacio Saavedra se conocían de pequeños, "aunque no hemos crecido mucho" -aclaró bromeando- y ante la solicitud de "beso, beso" del monstruo, ella corrió a besar y abrazar al director de orquesta. También cantó parte de "Cariño Malo" con Douglas, quien ya se había reincorporado al palco del jurado internacional tras su aplaudida actuación.

Tras media hora sobre el escenario, su tema "Ajeno" fue el punto nostálgico y preciso para que los animadores se apresuraran en entregarle una Gaviota tras otra a Palmenia, que con la acumulación de emociones apenas pudo concluir su presentación. Pero lo importante fue que el Festival de Viña quedó al día con una de las más célebres intérpretes nacionales.

Cortito, pero rendidor

Tras la presentación de las tres canciones de la competencia folclórica, que ya habían debutado en el escenario de la Quinta el miércoles pasado: Whipala, de Danny Rodríguez, por el grupo Los Sayas; la mexicana y festiva "Florecita de Campo", interpretada por Tavo Lara; más "El Jinete Errante", de Patricio Manns -quien debió volver a leer la letra de su canción puesta sobre un atril delante de él-, y Horacio Salinas, que defienden por Chile.

Pero si de noche de chilenidad se trata era inexcusable la ausencia de Tito Fernández "El Temuco" con su "¡Me Gusta el Vino!". Ya en el escenario y con la viveza que lo caracteriza, rompió la expectación e hizo saltar a media Quinta de su asiento con un potente vozarrón para iniciar su clásico tema. Acto seguido la observación aguda de que "esa es la parte en que siempre aplauden los curaos"

Siguió con una explicación de lo que era una "cuarteta divertida", más una batería de ejemplos que sacó más risas que los humoristras que han estado en las noches anteriores de este festival. Lleno de la tradicional picardía chilena, "El Temucano" entretuvo, entusiasmó, divirtió e hizo participar en sus "versos" a toda la gente. Dos Gaviotas para él.

¡Gaviotas para todos!

Durante el desfile de algunos de los integrantes de la "Nueva Ola", la Quinta Vergara, por unos segundos, pareció transformarse en un bar de barrio -de esos repletos de seres decadentes, contando historias de sus años de gloria- cuando Antonio Vodanovic irrumpió anunciado "¡Vino para todos...!", perdón "¡Gaviota para todos!".

¿Quién paga este desmadre...?: ¿El alcalde Kaplán?, ¿Canal 13? ¿Cecilia Bolocco?, ¿Carlos Menem, quizás? No, lo paga, aunque desconocemos con qué, el más desvalorizado trofeo artístico de los alrededores: la Gaviota.

Que este grupo de artistas, que vivió sus mejores éxitos en la década del 60, cautivó a toda una generación, es algo innegable, como innegable es que hoy, sobre la Quinta Vergara, algunos de ellos dieron pena y, otros, estuvieron cerca. ¿Era necesario el sacrificio? No vale la pena entrar en detalles, la gente en la Quinta y, a través de los televisores, lo vio y lo sintió.

Luis Dimas, Los Red Juniors, Luz Eliana, Peter Rock,, Danny Chilean, Marisa, Larry Wilson, Carlos González y Fresia Soto nos hicieron recordar, es cierto -y gracias-, pero a un costo muy alto, que tuvo su rebalse con la fracesita de Vodanovic, ésa que está en el subtítulo de esta nota.

Gondwana debe volar lejos

"Verde, Amarillo y Rojo" fue el tema escogido por los Gondwana para iniciar, a las 2.20, su propuesta artística social sobre el escenario viñamarino. Sólidos y afiatados como conjunto, colmados de fieles seguidores y capaces de contagiar a quienes no lo son tanto con su reggae, movieron todo lo que quisieron en la Quinta Vergara e, incluso, deben haber remecido al sacerdote Raúl Hasbún en su lecho, cuando lo culparon de los problemas de sonido que tuvieron en un momento de su show.

Canción tras canción, calentaron y calentaron a su público, que no tuvo empacho en pedir las dos gaviotas para sus "regalones", misión que cumplieron rápidamente Cecilia y Antonio, total ya han entrenado más que suficiente. Fue así como volaron la gaviota número 18 y 19 de la noche a las manos de los Gondwana, quienes se dieron el gusto de terminar su actuación a las 3.30, con el público desbordando la seguridad y apoderándose de la pasarela central. La transmisión televisiva, eso sí, ya había sido cortada abruptamente al filo de las 3 de la mañana, cuando desde la galería comenzaron a escucharse gritos de "¡El pueblo unido jamás será vencido!".
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