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Vacaciones presidenciales: Sé lo que hicieron los veranos pasados II

Recetas para descansar deben haber tantas como personas agotadas. A veces, sin embargo, se hallan reveladoras coincidencias incluso entre personas que profesan credos políticos distintos.

02 de Febrero de 2002 | 13:39 | Cinthya Covarrubias y Rodrigo Aravena, El Mercurio
El GRAN SOLITARIO DE CERRO CASTILLO

Jorge AlessandriJorge Alessandri Rodríguez pasaba sus vacaciones en el Palacio solo. Esto no era signo de que no tuviera amigos. Tenía pocos y fuera del ámbito político, afirma Germán Gamonal, que como periodista cubría el Palacio de verano cuando Alessandri era presidente.

Al principio de su mandato estuvo convencido de poder vender el Palacio, pero al poco tiempo comenzó a pasar sus vacaciones en Viña del Mar, de preferencia en febrero, y viajando constantemente entre Viña y Santiago. Además, no dejaba de recibir a sus Ministros de Estado.

Aun de vacaciones, jamás dejó de usar terno, como si fuera a ir a una fiesta. Nunca se vio a Jorge Alessandri nadando en la piscina y casi todo el tiempo permanecía en la oficina leyendo documentos de gobierno.

Su gran paseo consistía en ser llevado en su auto Buick al centro de Valparaíso. Allí se bajaba y caminaba en dirección a Viña del Mar, siempre solo (detrás iban un par de policías de la presidencia, de los cuales él no se percataba), mientras saludaba con una venia a algún conocido.

Nunca decía buenos días o buenas tardes. Caminaba entre la multitud sin inmutarse.

En muchas ocasiones, pasaba a una tienda muy elegante en la calle Condell, de Valparaíso y compraba una corbata. Habitualmente se la regalaban, pero él insistía en pagar. De sus caminatas volvía cerca del mediodía, tomando nuevamente el auto, en el centro de Valparaíso, para volver al Palacio.

Al estar en Viña del Mar o en Valparaíso, no cambiaba su ritmo de vida. Siempre comía lo mismo, fueran vacaciones o no: un plato de sopa en invierno, después un trozo de filete a la plancha con puré y en la noche cambiaba, el mismo filete a la plancha, pero con arroz y mucha fruta.

Lo curioso, era que en pleno verano, cuando Valparaíso amanecía un poco nublado, se veía a don Jorge Alessandri con abrigo, porque siempre tenía temor de contagiarse con algún microbio. Sólo en Viña del Mar se quitaba la bufanda.

Leía mucho y hablaba por teléfono todas las mañanas cerca de 30 minutos con amigos que le informaban hasta de la vida privada de otras personas.

FREI SEGÚN BECKER

Germán Becker Ureta fue uno de los panelistas más conversadores en el programa Tertulia de UCV- TV.

Hoy está íntegramente dedicado a sus lecturas y a organizar a los 60 mil egresados que componen el Centro de ex Alumnos de la Universidad Católica de Chile. Confiesa que jamás toma vacaciones pese al calor que alarga los días en Santiago.

"Me gusta el calor, me gusta el frío, los arcos iris y los temblores. Todas ellas son cosas que unen a la gente", señala con una vitalidad que casi no se imaginaría en una persona de setenta y cuatro años.

Asesor de difusiones de Eduardo Frei Montalva, es una de las personas que conoce mejor la vida en pantalones cortos de los políticos, más aún si acompañó varias veces al presidente en sus vacaciones.

Eduardo Frei MontalvaEduardo Frei Montalva, fue uno de los veraneantes que más disfrutó su paso anual por Cerro Castillo, aunque nunca permitió que se tomaran fotografías al interior, resguardando así la intimidad de su numerosa familia, durante sus vacaciones.

En términos generales, ¿cómo son las vacaciones de un presidente?
"Son muy cortas. Lagos, que se fue a un lugar tan lindo (las Torres del Paine), no debe haber descansado mucho con lo del cambio de gabinete, que ya tenía listo, como siempre dijo".

-¿Cómo veraneaba el Presidente Frei?

-"Después de ser elegido presidente, veraneaba en el Palacio (de Cerro Castillo). Pero antes, pasaba sus vacaciones en Algarrobo porque ahí tenía su casa. Le gustaba ir a Algarrobo por las pichangas en la playa. Era buenazo pa´ la pelota. Él y Eduardito (Frei Ruiz-Tagle) al que nunca me acostumbré a decirle presidente. ¡Si lo conocí de chico!. También era bueno para el ping pong... Y leer. Frei era un lector impenitente. Y la siesta, todos los días aunque fueran cinco minutos, en cualquier lugar, en cualquier mobiliario y en cualquier postura".

-¿Hubiese podido relajarse de la misma forma Frei si hubiese gobernado hoy?

-"Pero absolutamente. Ahora hay problemas distintos. Pero las tensiones políticas... piense usted que Frei vivió toda esa época que culminó con el once de septiembre. Había la guerra fría, el Partido Socialista diciendo que la única forma de llegar al poder era a través de la violencia. Era otro mundo. Se supone que toda esta gente actuaba de buena fe, pero era otro mundo. Ahora los problemas son más técnicos. No hay esa tensión social. Los diecisiete años de gobierno militar calmaron muchos ánimos".

-¿Comidas especiales, fuera del protocolo alimenticio de la Moneda?

-"Papas con mote. Le encantaba el mote. Y siempre que venía a mi casa me decía "oye, dile a tu mujer que te prepare papas con mote", que es tan rico por lo demás. Hoy día la gente come mucha chatarra y cuando se le pregunta por estas comidas, ni siquiera saben lo que es el mote u otras comidas chilenas."

Cuenta que hasta el Papa Pío IX, que fue en Chile canónigo asesor del vicario Juan Muzzi, enviado éste último por el Vaticano en 1824 a dialogar con Ramón Freire, cada vez que llegaba un chileno a Roma le decía, "con harto mejor latín que yo: benedictus chilensis charquicarum manducarum". Algo así como "benditos sean los chilenos que comen charquicán".

Entre los más asiduos veraneantes en Cerro Castillo se contaba Raúl Troncoso, ex Ministro del Interior de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, "y la Chepita Kimer, su mujer"; Gabriel Valdés, Canciller en esos años; Bernardo Leighton y Edmundo Pérez Sujovic, "su amigo del alma".

-¿De qué cree, usted, que hoy le cuesta más sustraerse al presidente para poder descansar?

-"Me imagino que en Argentina, (de) las asonadas por hambre, por problemas económicos... Es una tensión violenta. Pero toda esa tensión que vemos por televisión en Argentina, antes se producía en Chile por motivos ideológicos, no por motivos viscerales o endocrinos o glandulares. Por Dios, tengo hambre o por Dios, tengo sed. ¡Qué horrible!"

-¿Cree que la experiencia en estos cargos cuenta también a la hora de descansar?

-"La experiencia de una vida política larga es importante para quienes asumen cargos de tanta responsabilidad como la presidencia. La experiencia ayuda a poder desconectarse y al mismo tiempo a estar pendiente de lo que pasa en el país. Mientras más cerca de la Moneda están los presidentes, más descansan".

-Y un ciudadano común, sin responsabilidades políticas ¿cómo puede descansar con sus propios problemas?

-"Como decía el Padre Hurtado: teniendo la conciencia limpia".

ALLENDE SEGUN JORQUERA

En el segundo piso de la Cancillería trabaja hoy quien fuera asesor de Salvador Allende, aunque reconoce que no tiene ningún cargo oficial en aquel ministerio.

Carlos Jorquera dice que el presidente socialista "no tenía vacaciones. De vez en cuando se arrancaba sin asesores ni escolta a una playa de Antofagasta, que era de su amigo Andrónico Luksic y ahí descansaba".

Salvador AllendeComo Eduardo Frei Montalva y Pedro Alessandri, Salvador Allende también pasó sus vacaciones en Algarrobo antes de asumir la Presidencia de la República.

"En esa época costaba mucho llegar y vivía muy poca gente en Algarrobo. Pedro Alessandri era el capo del lugar: él llegaba en avioneta, lo que constituía todo un suceso para la gente de allí", comenta Carlos Jorquera.

Hubo personas que llegaron a difundir el rumor de que Salvador Allende poseía un yate. Allende era aun para sus correligionarios un extraño ejemplar de "revolucionario", con su casa de veraneo en Algarrobo y su vestimenta de 'pije'. De ahí a creer que tenía un yate...

"Habían visto unas fotos del Chicho donde salía con esa pinta que tenía, en medio del mar. ¡Pero la embarcación era un bote! El Huasito. Así que, con el tiempo, para desmentir, trajimos el yate y lo instalamos en la Alameda para que lo vieran".

Pero el recuerdo más vivo de Carlos Jorquera es el de la transformación que realizó Allende durante su breve gobierno, en el uso que se hizo del Palacio de Cerro Castillo, cumpliendo así con su promesa de "abrir el palacio al pueblo".

Allende decidió habilitar en dependencias del Palacio, cocinas y dormitorios para recibir a alrededor de cuarenta niños de entre diez y catorce años. Ellos era elegidos y sorteados de todos los colegios por sus notas o "por ser buenos compañeros", en el más inocente sentido de la palabra. También se invitaron a palacio a los hijos de uniformados que desempeñaban labores en puntos fronterizos.

"Lo que nunca se perdió (Allende), y si estaba en Santiago se iba en helicóptero a Viña, fue la llegada de los niños a Valparaíso. Era impresionante porque, después de cuatro campañas presidenciales el Chicho conocía a mucha gente en todo el país. Saludaba a Pedrito, por decir un nombre, y lo miraba y le preguntaba ¿y cómo está tu tío?. Y los niños quedaban sorprendidos de que el Presidente de la Nación recordara quiénes eran ellos", recuerda emocionado el "Negro Jorquera".

Fernando Besares, guía del Palacio de la Moneda, aclara que "la construcción estaba hecha de tal forma que los pequeños visitantes y sus juegos no interrumpieran el descanso o el trabajo del presidente. Los niños pasaron las vacaciones del verano de 1972 con Salvador Allende".

Carlos Jorquera recuerda que "en esa época el restorán de moda en Viña era La Armandita y un día (los trabajadores) se trasladaron a Cerro Castillo para agasajar a los chicos. La animación estuvo a cargo de Firulete (Jorge Romero)".

Manuel Álvarez, por su parte, tiene setenta años y hace poco tiempo se convirtió en el último de los garzones "sobrevivientes" de la antigua Armandita. Recuerda que cuando sirvieron a los niños, se cocinaron alrededor de trescientas porciones de "asado, ensaladas a la chilena y helados". Además dice que la única exigencia del presidente era que no se cocinara en los patios del Palacio "para no echar humo", por lo cual tuvieron que "llevar la comida preparada al Palacio y lista para ser servida".

Algunos dirigentes políticos de derecha, según Carlos Jorquera, viajaron a Viña del Mar a constatar que realmente se daban vacaciones a los niños en Cerro Castillo, "porque sospechaban que era pura fachada lo de las vacaciones para los muchachitos".

Jorquera calla un momento y agrega: "al final todas esas sospechas no fructificaron. Daba gusto ver a los niños en el Palacio, en medio de las eventuales visitas de otros países que pudiera haber, corriendo, saltando, jugando: como corresponde a los niños".

DE PINOCHET A LA CONCERTACION

Augusto Pinochet hspace=Como Presidente de la República, Augusto Pinochet, visitó muy poco el Palacio de Cerro Castillo.

Bucalemu y El Melocotón, eran sus lugares preferidos para descansar, ya que en el Palacio según él, no existía privacidad. En cambio en Bucalemu podía dedicarse a su familia y además el lugar le brindaba mayores condiciones de seguridad.

Vestía de manera informal, pero su tenida no le impedía desligarse del trabajo de gobierno. Por ello no dormía siesta después de almuerzo y se encerraba en su escritorio, repleto de papeles, libros y revistas, a trabajar en carpetas que le llegaban a diario de Santiago. Mientras fue Presidente de la República, siempre se refirió a sus vacaciones, como un relajo más que un descanso.

Sus pasatiempos se relacionaban con la lectura de libros como Comunismo, socialismo, y marxismo, y el cine. Tenía cintas en 16 milímetros como: El bueno el malo y el feo, El desierto de los tártaros y No disparen que soy dentista. Las películas se proyectaban en una pequeña sala de cine, tres veces a la semana, con la presencia de su familia, personal de guardia y pobladores de la hacienda.

Otra entretención, por el año 1980, era un mapa de la zona del conflicto afgano-ruso, marcado con índices rojos y azules, que señalaban el avance de los soviéticos, que él mismo cambiaba a diario para estar informado.

Augusto Pinochet, se levantaba todos los días a las siete de la mañana, se afeitaba y daba un paseo en bata y si se aburría se acostaba de nuevo a leer los diarios. Hacía ejercicios para la columna, disparaba al blanco, trotaba alrededor del parque de casi 12 hectáreas, diseñado siglos atrás por los paisajistas Barlet y O´Reilly, que crearon también el Parque de Lota. Más tarde almorzaba junto a su señora, hijos y nietos.

Los días domingo cocinaba él mismo el típico asado al palo.

LA PENA DE FREI

Patricio AylwinPatricio Aylwin pasaba sus vacaciones en el fundo San Lorenzo, en la Octava Región, cerca del Alto Bío Bío o en Cascada cerca de Puerto Montt, y en la parcela de un amigo en Lampa.

Aylwin y Eduardo Frei Ruiz Tagle, gustaban pasar sus vacaciones en el Cerro Castillo, convirtiéndolo en lugar de reunión familiar.

Tal fue el cariño de los mandatarios DC al Palacio, que la señora Leonor Oyarzún de Aylwin, decoró la habitación presidencial con un Cristo tallado por artesanos nacionales.

Eduardo Frei Ruiz TaglePor su parte, Eduardo Frei hizo plantar más de 3 mil arbustos, trepadoras y flores autóctonas, incorporando también una cama elástica al costado de la piscina, para disfrutar de ella.

Cuando Frei visitó por última vez el Palacio, lloró desconsoladamente, por los buenos recuerdos que había cultivado, cuando visitaba Cerro Castillo en compañía de su padre, Eduardo Frei Montalva.


MARCANDO LA DIFERENCIA

Ricardo LagosEl Presidente Lagos está marcando un nuevo estilo, en lo que a vacaciones respecta.

El no utiliza el Palacio para vacacionar, manteniendo como lugar de descanso habitual, su parcela de Caleu, en la zona de Tiltil, donde realiza asados, caminatas por los cerros junto a sus nietos y comparte sus tardes en la piscina.

De esta manera el antiguo centro vacacional por excelencia, hoy se ha transformado en una segunda Moneda donde se realizan reuniones que tratan temas de gobierno.

En 2001, Lagos visitó Puelo, localidad próxima a Puerto Montt, pero tuvo que regresar antes de lo previsto, porque su esposa, Luisa Durán, presentó un cuadro infeccioso, producto de una reciente cirugía dental.

En sus últimas vacaciones, el Presidente Lagos se trasladó junto a su esposa y una reducida comitiva de no más de cuatro personas, al parque nacional Torres del Paine en la Región de Magallanes. De Santiago viajó hasta Puerto Natales, luego se dirigió vía terrestre hasta la hostería Las Torres, ubicada al interior de la reserva nacional, de 272 mil hectáreas.

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