Con gusto a poco quedaron los fanáticos de la banda trasandina incluso rompió un espejo durante una canción.
VIÑA DE MAR.- Apenas terminó la maratónica presentación de Raphael, una procesión de abuelitas dejó raudamente la Quinta Vergara y así fue como una galería semivacía recibió a la banda trasandina.
Por si eso fuera poco, el grupo comenzó su actuación sin darse cuenta de que las tandas comerciales aún no habían terminado y los casi inaudibles acordes del primer tema “Irresponsable”, se confundían con los patitos de un comercial bancario.
La banda debió esperar literalmente cruzada de brazos sobre el escenario esperando que concluyera el impasse para dar inicio, a su presentación, la que se inició cerca de las tres de la mañana.
Intensa e histriónica fue la presentación de la banda, que estuvo exclusivamente centrada en sus dos últimos trabajos “Infame”(2004) y Jessicco (2001). “Irresponsable”, “Putita”, “Risa”, “Y qué” fueron sumándose al track list, mientras imágenes sicodélicas y pinturas orgiásticas iban alternándose en las pantallas gigantes a las espaldas de la banda.
“Ya sé que el camino a la fama, no significa nada, sino hay una misión”, cantaba Adrián Dargelos con una actitud a medio camino entre el divismo y la displicencia, y el poco público que ya quedaba a esa hora en la platea, respondía con baile y exigiendo premios para los trasandinos.
A diferencia de otras Antorchas que han sido entregadas ante tibias peticiones, esta vez el galardón fue exigido de manera enérgica y no tardó en llegar. Lo que no llegó fue la Antorcha de Oro, la que el ya escaso público que quedaba en la Quinta exigió con igual convicción.
Pero ésta no llegó. Los animadores despidieron el programa y dejaron cantando al grupo que, quizás por lo tarde en que salieron a escena, o quizás por el impasse del comienzo del show, sólo hicieron un último tema (“Sin mi diablo”) para cerrar la noche con algo de molestia (para el grupo) y decepción (para los fans que esperaban mucho más)
