Un profesor replicaba en tono molesto a un alumno que no quería prestar sus materiales: "¿En qué mes estamos? En el mes de la solidaridad... ¡qué poco has aprendido! ¿Tanto dibujo que has hecho y todavía no entiendes lo que esto significa?".
Todos deseamos formar alumnos responsables, solidarios, preocupados de los demás. Si bien aspiramos a estas cualidades, ¿de qué manera las promovemos?
Sabemos que aunque hablemos todo el día del valor del respeto y la solidaridad, si esto no va acompañado de un trato respetuoso y de un ejemplo solidario, habrá nulas probabilidades de que nuestras expectativas se cumplan.
Investigaciones señalan que los profesores cotidianamente están formando en valores a sus alumnos. Casi sin darse cuenta, a través del modelaje, de las normas, del estilo de resolución de conflictos y del trato afectivo que dan a sus alumnos, estimulan ciertos tipos de actitudes, valores y conductas sociales que muchas veces distan de las que mencionábamos al inicio.
Si en los colegios se tomara conciencia y se reflexionara acerca de cuáles son los vehículos de formación que se están ocupando, y por otro lado, si además se enseñaran explícitamente ciertos valores y habilidades prosociales a través de estrategias formadoras, podríamos avanzar en estos objetivos.
Los sermones y biografías de grandes hombres por sí solos no logran lo que aspiramos. Si son acompañados de la experiencia personal, del ejemplo y la práctica, sin duda nos acercaremos más a nuestros ideales.
Una estrategia de formación puede ser el ayudar a conformar los cursos como comunidades de cuidado y buen trato. Es decir, promover el que los compañeros y profesor/a se conozcan, respeten y ayuden mutuamente, aprendan a organizar su convivencia y a generar normas que les permitan a todos alcanzar sus objetivos de aprendizaje y sentirse bien tratados.
