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Padres infantiles que actúan como hijos

Sucede cuando delegan sus responsabilidades, incluso, a sus propios hijos.

01 de Julio de 2011 | 16:39 | Francisca Vargas V.
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El Mercurio

Cuando los papas no quieren ejercer su rol de padres las cosas se complican en la casa y los hijos entran en crisis, pues las normas y las estructuras que debieran tener se trastocan o se pierden.


Esta realidad es más usual de lo que se piensa y ocurre en familias donde existe un temor al conflicto y una gran inseguridad personal.


“Son padres que temen a que el vínculo que establecen con los hijos, no es lo suficientemente fuerte y creen, que no resistirá al colocar límites. Sienten un miedo profundo a que sus hijos no los quieran si se enojan o ponen orden”, explica Sandra Gelb, psicóloga y directora académica de la escuela de psicología de la Universidad de los Andes (sgelb@uandes.cl)


En ese sentido, la psicóloga encuentra que no hacerse cargo de la crianza es una postura cómoda pues la paternidad implicaría postergar las propias necesidades y satisfacciones para darle prioridad a las necesidades de los hijos.


“Son padres inmaduros que no hicieron el duelo o no pasaron por la pérdida de su adolescencia, entonces delegan sus propias responsabilidades en los hijos mayores, los abuelos, las nanas o en cualquier persona que esté dispuesta a hacerlo”, agrega.


El hecho también ocurre cuando existen problemas familiares que afectan la vida familiar y se le adosan deberes inadecuados a los más pequeños provocando un severo desplazamiento de roles. “Lo preocupante es que cuando ese niño crece, puede que siga con esa idea o patrón de crianza y desde ahí ves que los padres tienen una relación horizontal con los hijos, no hay límites y los roles se trastocan”, sostiene el psicólogo Carlos Mateluna Miretti (cmateluna@gmail.com)


La situación es compleja y también conlleva consecuencias inmediatas. Los hijos al ser pequeños o adolescentes se olvidarían de sus intereses, desenfocándose.


“Pierden parte de su desarrollo lúdico y su infancia es cercenada por tener que satisfacer necesidades ajenas y terminan saltándose etapas de su crecimiento”, destaca Gellb.


Por lo que en algún minuto de su existencia –afirma– querrán vivir lo que no han vivido, volviéndose eternos adolescente o se convertirán en viejos chicos o “tontos graves”, súper serios que no disfrutan con nada.


Por otra parte, Carlos Mateluna Miretti, indica que si los papas se vuelven hijos de sus hijos será un tipo de relación repetitiva que incluso puede traspasar de generación en generación. “Se piensa que es algo normal, hasta que en ciertas situaciones que te pone la vida, la persona se va a dar cuenta que se ha hecho cargo de instancias que no le correspondían”.

Darse cuenta a tiempo

Generalmente los padres actúan de esta manera inconscientemente y sólo acusan recibo de sus errores cuando los niños empiezan a crecer y presentan sus primeros problemas al entrar al colegio. Es en ese instancia cuando se mediría el desempeño paternal.


“Son niños que le cuesta seguir normas, adecuarse o no tienen sentido claro de autoridad. En la adolescencia se nota cuando los tratan de educar o encausar pero los chicos se resisten”, comenta la psicóloga Sandra Gelb.


Para ordenar los roles, antes que el cotidiano se transforme en caos, el trabajo terapéutico deberá estar enfocado más en los padres que en los pequeños. “A los adultos hay que mostrarle que los niños no se pueden hacer cargo de situaciones que no les competen porque interrumpes su desarrollo de vida”, ilustra Carlos Mateluna Miretti.


En ese sentido, Sandra Gelb complementa que los hijos tienen que ser amigos de sus papas, tener confianza en ellos, “pero deben reconocer cierta autoridad y cierta distancia respecto a ellos, porque sino hay mucha confusión”. Sin duda, la crianza requiere de esfuerzo y perseverancia aunque a veces poner normas y límites no sean tareas fáciles de emprender.


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