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José Luis Concha, Junior Playboy: Un triste corazón coqueto

Es coquetón por naturaleza, pero aún sufre por el amor de una mujer que lo rechazó frente a todo Chile. El espontáneo personaje del extinto “40 o 20” se prepara para participar en “Fiebre de Baile”, comparte con nosotros su drama amoroso con Jennifer Mayani y nos da sus consejos para conquistar.

14 de Diciembre de 2011 | 08:50 | Por Ángela Tapia F., Emol
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Asegura ser el mismo de siempre. José Luis Concha (28), conocido en el país como “Junior Playboy” en el último reality de citas de Canal 13, “40 o 20”, se come un completo frente al canal de TV que lo vio nacer ante las cámaras, y en cada chiste que lanza, del estilo “¿Y vino solita a hacerme la entrevista? ¡Qué valiente!” o “¿Tiene hambre? ¿No tomó su desajunior?”, se asegura de que quede claro que su personalidad sin filtro y sencillez se mantienen intactas.

Venía atrasado desde su casa en Cerro Navia, donde vive con su mamá, una prima y su hijo, Giovanni John. Dice que el pequeño de 1 año 9 meses es más apegado a él y que, dado que lo echó un montón de menos mientras estuvo esos cinco meses encerrado por el programa de televisión, el niño está con él.

Ya en el local de completos, cuenta que se está preparando para entrar a la nueva temporada de “Fiebre de Baile”, se pide un italiano, y recuerda su historia de intentos por ingresar a la televisión. Mekano, cuatro veces, Yingo, un par, e incluso dice haber estado casi a punto de entrar a “Protagonistas de la Fama”, el primer reality del 13.

“Es cuática la historia. Es como si Dios dijera ‘no es cuando tú quieras, es cuando yo quiera’, reflexiona Junior, al acordarse cómo todos sus compañeros le decían que era el favorito para entrar a la casa estudio, junto a Ballero, pero que como no tuvo dinero para comprarse una foto que le exigían en las bases, para seguir con las etapas del casting, no quedó.

No tiene reparos en imitar las caras que ponía frente a la cámara, cuando bailaba –dedo en la boca, cual axé- para entrar a “Mekano”. “Siempre quise estar con una mina bailando, delante y atrás”, cuenta, antes de referirse al momento que definitivamente lo hizo desistir del sueño por entrar a la televisión. 

“Mi último casting fue en ‘Yingo’ y ahí quedé desilusionado, porque sentí que me agarraban para el hueveo. También era favorito, la gente me lo decía. Pero ya en la última etapa, me tiraron a partir. ‘Ah, eso lo hace hasta mi hermano chico’, me dijo esa vez la Arenita. ¿Pero sabes como me desquité? El otro día me llamaron de allá y me dijeron que sería un orgullo que yo estuviera ahí. Pero les dije que no, que no estaba ni ahí con ir. Les dije: ‘Ustedes tienen poco rating’ (ríe). Yo me cuestionaba a veces, si me veía muy feo en la tele o si todo esto era tan falso. No entendía. Veía que quedaban locos sin ni un brillo, que si tenían los ojos azules ya pasaban. Por eso dije chao con estas cosas”.

Lo que vendría después fue conocido por todos cuando ingresó -llevado por su prima al casting- a competir por el amor de Jennifer Mayani, quien le rompería el corazón cuando le reprochó a Junior que no supiera tomar vino y le dijo que encontraba último que comentara abiertamente que llevaba puesto un colaless, a modo de cábala para la cita.

Tras nacer su hijo, Junior comenzó a trabajar en una estación de bencina, donde, asegura, pinchaba con cuanta niña iba a llenar el estanque. “Y cuando llegaba una que me gustaba mucho, salía corriendo para atenderla. Y siempre les inventaba un cuento de que estaba cochino el auto o que algo estaba sonando, hasta que la hacía bajarse del auto para mirarle el trasero (ríe). Siempre he sido aguja. Eso es lo mío”.

-¿Dónde aprendiste a ser tan coqueto?
“En la calle, yo cacho. También es porque me gustan las mujeres de todas las edades. He estado con algunas de 42, 43 años”.

-¿Y cuales son las mejores?
“Las más grandes, van directo a la  parada (ríe). No, no es tan así. Igual se siente el cuero nuevo. Yo creo que soy como el de la película de ‘El Perfume’, como que siento olores. Todas tienen su esencia y se siente cuando una mujer está más pura, más limpia o más carreteada (ríe). Pero son todas interesantes. Las mayores, eso sí, son más independientes, más seguras. Llevan la batuta y me gusta preguntarles qué me van a hacer”.

-Con personajes como tú, cuesta entender por qué dicen que los chilenos son “quedados”.
“Es que hay algunos que son re huevones. A mí me han dicho harto que rompo el esquema. Pero en mi caso, se trata de no perder el tiempo. Yo entiendo que en la vida uno está de paso, y hoy sonrío pero mañana puedo estar en un cajón. Por eso hay que disfrutar. Además no soy cartucho. Digo lo que me parece, aunque de repente salga para atrás y las mujeres se asusten”.

-Como te pasó con Jennifer cuando le dijiste que usabas colaless y se arruinó la cita, ¿no?
“Si, pero creo que después a ella le pasó la cuenta ser tan figurita en el programa. Al principio marcó harto y se agrandó un poco. El otro día me la encontré en el Copihue (de Oro). Andaba con una amiga y me buscaba. ‘Venga para acá, mi Junior’, decía, y al rato aparecía una cámara de la nada. ‘Ah, ya estás con tus juegos. Hagámoslo bien, conversemos’, le dije yo. Me había tomado dos pisco sour, así que estaba medio tierno igual. Le decía que la quería y ella se reía y me decía ‘¡eres tan tierno!’. Siempre me dice lo mismo”.

-Qué triste.
“A los medios les conté que ella siempre hace lo mismo, que le gusta calentar el agua, igual que en el programa, donde me lo hizo como tres veces. Al final, le dije ‘a ti te gustan los feos (ríe)’. Y ella me dijo ‘¿por el (Gary) Medel?’. ‘No, no solo por ese, por varios. Hasta con el Uri, creo’. Y me contestó que ella no le había dado la pasada a nadie, solamente había ido a comer, igual como podía hacerlo conmigo. Pero no le creo nada. Es fome que sea así, porque en la vida uno tiene que tener algo de honestidad. Yo no sé por qué siempre caigo con ella. Como que cuando la veo, me acuerdo cuando estuvimos en Brasil y se juntan solas las piezas. No es algo que yo controle”.

-¿De verdad te pasan cosas con ella, aún?
“Sí, pero es cuando la veo. Es loca la cuestión. Con la Domi (Gallegos) no me pasa nada, me río con ella, es buena onda. Pero con la otra niña me pasan cosas. Y yo digo, ¿porqué me pasa eso con una persona que me doy cuenta que me agarra para el hueveo? ¿Será por lo difícil que se da? Es que ella también me encanta físicamente. Ella es mayor que yo, pero siento que a lo mejor yo le puedo cambiar su vida”.

-¿Cómo?
“Me gustaría que fuera más sencilla, no tan glamorosa, con el restaurante fino, o saliendo fuera de Chile... Que sepa disfrutar un poco. Y no es de cagado, pero podemos conocer perfectamente Chile, sentarnos en una placita, conversar; ir a Viña un día. Pero que salga el ser humano que hay en ella, no ese que dice ‘yo hice películas en la India’. No estoy ni ahí con eso. Creo que las personas que se fijan mucho en lo material no son tan felices. Como que viven en un mundo de puro éxito; ‘esto hice, y esto quiero lograr, y pincho con tal persona para figurar’”.

-Pero esto ya me suena a amor.
“Yo creo que puede ser amor, porque ya es rara la cuestión. Ya se acabó el programa y ya he peinado la muñeca dos veces con ella afuera. El otro día estábamos en el cumpleaños de Bernardo (Borgeat), y yo me había tomado unos tragos y le dije que la quería. Ella se reía con esa risa pesada que tiene y me decía ‘qué tierno, yo también te quiero’. Si hay alguien que la quería de verdad en el programa, fui yo”.

-¿Qué tendría que tener una mujer para que te olvides de Jennifer?
“No sé. Hoy cualquier mujer se puede enchular, así que espero que tenga buen corazón, que sea tierna de verdad. Que no sea celosa, que sea libre de mente, positiva y alegre, como para pegar yo con ese perfil. Yo soy bien alegre, me invento cosas, soy enérgico. Necesito una mujer común y corriente, que me prenda”.

-¿Pero cómo no has conocido a otra niña que te la saque de la cabeza en todo este tiempo?
“No. He conocido niñas bien lindas, pero de sentir algo adentro, es ella. Es que todas las niñas lindas que salen hoy día, las veo que aparecen por el momento que estoy viviendo, porque estoy en la tele o porque salí en un reality. Pero no podría tener algo con ellas. Las veo como un juego, como que les caigo bien. Me dedico a pinchar, a repartir besos, y si hay algo más, es con cuidado”.

-¿Cuál es tu táctica cuando quieres conquistar? No me digas lo del colaless.
“No, esa es cábala. Tengo hartas cosas buenas, lo tierno, lo transparente, ser sorpresivo. Decirle a una mujer que me acompañe al dentista a sacarme una muela y llevarla  a un restaurante. El cerro Santa Lucía es de mis lugares favoritos para ir con la media naranja. Eso es como lo básico, pero la mujer lo pasa bien igual”.

-¿Y qué consejos le darías a los chilenos?
“Que sean más jugados, que no tienen que tomarse una piscola para ser más hombres; que uno tiene que ser transparente y creerse el cuento; que en este mundo no existe persona fea, todos tenemos un encanto y hay que sacarle partido. Además, después de esta vida no hay otra, por eso hay que ser más coqueto y no esperar que vengan huevones de afuera a hacerlo. Ya parece cuento viejo. Lo bueno es que ahora salió un personaje como yo que los va a poner en orden. Yo no les compro ninguna cuestión”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Me gustan los videojuegos de fútbol. A veces me dicen que tengo un evento más tarde y juego aunque sea quince minutos antes, ya parezco adicto. También me gustan las luces, las de colores. No puedo estar en un lugar muy oscuro. Y el vehículo lo tengo como discoteque. No es para llamar la atención, me gusta. Y cuando duermo acompañado, apago todo, pero cuando estoy solo dejo el equipo prendido. Como están muy pareadas las casas, para no escuchar los gritos (ríe)”.
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