Kathy Mason y su novio asistieron al matrimonio de una pareja de lesbianas, en un espectacular y romántico lugar junto al lago en Stoney Creek, Ontario en Canadá.
Al magno evento, la pareja decidió llevar como obsequio una cesta de mimbre con alimentos, entre ellos pastas de tres colores, salsas, vinagre balsámico, aceite de oliva, crutones gourmet, chocolates Godiva y artículos que llamaron "divertidos", como marshmallow, gomitas de la marca Sour Patch Kids y salsa de caramelo.
Y para completarlo agregaron una nota que decía: "La vida es deliciosa…. disfrútenla". Creían que causarían furor con su regalo.
La fiesta se realizó sin problemas. Sin embargo, días después Laura, la novia y compañera de trabajo de Mason, le mandó un mensaje de texto con los agradecimientos por haber asistido a su casamiento, pero en el que además le pedía la boleta de su obsequio para poder recuperar el dinero. Su argumento fue que una de las novias era intolerante al gluten.
Kathy lo encontró raro y comenzó a enfurecerse, porque sabía que eso no era cierto.
En un siguiente mensaje que cayó como una bomba, Laura alegó por el regalo recibido, que calificó como "barato y vergonzoso".
"No estoy segura de si es la primera boda en la que han estado, pero para la próxima: la gente da sobres con dinero", reclamó.
Peor aún, en otro recado les enrostró que en la fiesta, sólo en la comida para ellos, habían gastado 200 dólares canadienses, y reveló que la celebración para los 210 invitados reventó su presupuesto y que habían pagado cerca de $34.000 dólares.
"Comiste carne, pollo, licores, y estuviste en un hermoso lugar. . . Si hay algo por el que debes sentirte avergonzado es por tu regalo. De 210 personas, eras el hazmereír de toda la boda con el peor regalo de la historia", le escribió Laura. De ahí siguieron más insultos y descalificaciones.
La polémica salió a la luz pública cuando el enfado de la novia y la rabia de su par de invitados, se trasladó al diario local
"The Spectador" y a Facebook.
Es que Kathy Mason decidió levantar olas, revelar lo ocurrido y demostrar que su regalo no estaba tan fuera de lugar. Detalló con lujo las conversaciones virtuales que había tenido con la novia y decidió, casi a petición de Laura, hacer una encuesta pública sobre su regalo en el periódico y el grupo online Burlington Mamas, para escuchar la opinión de la gente.
No obstante, no le fue tan bien como creía. Recibió más de 200 respuestas en menos de 24 horas, donde la tónica fue decirle que regalar dinero era lo más apropiado o que el regalo era aceptable pero pequeño. Pero lo peor fue para Laura, quien fue calificada como "grosera".
De mal gusto¿Cómo se puede valorar un buen regalo? ¿Por su precio, valor sentimental, dedicación? ¿Qué es lo más adecuado obsequiar en un matrimonio? ¿El regalo tiene que ser equivalente a lo que los novios gastan en la fiesta? ¿Existe un manual de etiqueta al respecto?
El novio de Mason respondió a estos cuestionamientos en algunos de los mensajes que mantuvieron con la novia.
"No sólo es malo tener una expectativa ante cualquier tipo de regalo, sino que es un insulto a su familia y amigos hablar del valor monetario sobre lo que se recibe. Y considero que es igual de grosero mandar un mensaje a alguien demostrando su decepción por el regalo. Además, nunca se debe organizar una fiesta que no se puede pagar ni tampoco se debe esperar a que tus invitados paguen por ello", escribió el hombre a Laura, la novia que pasó el día más feliz de su vida rabiando por un obsequio poco convencional.
En la esfera pública, tanto en Canadá como en varias partes del mundo, el infeliz episodio desató la discusión sobre qué es lo más apropiado de regalar en una boda.
Por ejemplo, Vince un comentarista de "The Spector" se puso del lado de las novias, afirmando que el dinero habría sido lo más apropiado. "Como una persona que ha sido invitada a numerosas bodas, soy un firme creyente de la frase 'haz a los demás lo que quieres para ti'. Yo siempre soy sensible cuando se trata de dar un regalo", escribió.
Además, Vince explicó que si uno sabe que los novios han gastado más de 100 dólares por pareja, se hubiera asegurado con dar $250 o más, no sólo para cubrir los gastos sino que además hubiera dado un regalo aparte.
"Me voy a casar en septiembre y estaría furioso si esto me pasa a mí. Pero creo que nunca se debe organizar una fiesta que no se puede pagar, o esperar que sus invitados paguen por ello", declaró.
Mientras que Victoria, una lectora del mismo periódico, comentó que nunca había recibido una cesta de regalo, pero que consideraba que éstas son apropiadas para los cumpleaños. "En mi cultura europea cualquier cosa menos de $100 por persona en un regalo monetario es insultante. Tengo amigos griegos, portugués y otros europeos que estarían totalmente de acuerdo conmigo", señaló.
También hubo comentaristas que manifestaron su decepción ante la sociedad capitalista. "Una ceremonia es para celebrar el amor y reunir a las personas. No es un negocio".
Las novias, que son de ascendencia italiana y croata, mantuvieron la canasta en exhibición en su casa para demostrar su enojo y que sí tenían la razón. Y tú, ¿qué piensas?
