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César Caillet: “No quiero defender lo indefendible”

A meses de cumplir 40 años, el actor se siente más seguro que nunca. A propósito de su rol como abogado en “El regreso” y el estreno de “El tío”, lanza sus críticas a la política nacional y asegura que jamás apoyaría la campaña de un candidato presidencial.

22 de Octubre de 2013 | 15:53 | Por Ángela Tapia. F., Emol
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Valentina Campos, El Mercurio.
“Es como cerrar el ciclo”, comenta César Caillet (@CesarCaillet), sobre su personaje en la nueva teleserie de las 15 hrs. de TVN. Allí, en “El regreso”, interpreta a Néstor Bulnes, un abogado corrupto que hará todo lo posible para que Fátima (Alejandra Fosalba) regrese a la cárcel y no logre recuperar a su familia.

El actor asegura no ser un santo, pero jura estar lejos de los vicios deshonestos de su papel, por el que siente un cariño especial al retomar, aunque sea en la ficción, su carrera de Derecho, de la que se tituló hace 14 años en Temuco.

“En Leyes me iba bien, pero me hizo ruido ver a compañeros de terno, corbata y maletín, que se creían la raja y se empoderaron de la imagen del abogado. Ahí me sentí más lejos que nunca de eso”, dice el actor que una vez terminados sus estudios, tomó la decisión de su vida al venirse a Santiago y dedicarse a buscar su sueño en las tablas.

Hoy, con 9 años de teleseries, se entretiene escribiéndole por Whatsapp a sus compañeros de antaño cuando tiene alguna duda con Bulnes, para así no mandarse algún “condoro legal”. “Me encanta porque me he tenido que reencontrar con toda esta nomenclatura de Leyes y de esa etapa de mi vida. Él es un personaje malo y especial. Sé que probablemente me escupan en la calle, pero es entretenido de hacer. Es el tipo de abogado que mueve contactos en la notaria, con los jueces, y por ese lado permite mostrar la fragilidad de las instituciones, lo permeable que está todo frente al poder, que la justicia no es igual para todos”.

-¿Ya lo sabías cuando estudiabas Leyes?
“Bastaba prender las noticias y ver que eso de que todos tenemos los mismos derechos no era cierto. Y hoy, ves a los tipos que se coludieron con las farmacias y otros que robaron millones en La Polar, para luego enterarte que un hombre que vendió películas pirateadas terminó en San Miguel y murió quemado. La igualdad de la justicia es una ilusión”.

-¿No te desilusionó en su minuto?
“No, y no me arrepiento de haber estudiado leyes, aunque después no lo ejerciera. Las cosas tenían que pasar en su momento. Yo desde siempre quise ser actor, pero siendo de Temuco, donde el acceso a la cultura es mucho menor, estudiar teatro era una fantasía parecida a querer ser astronauta o Presidente del país. Además, al salir del colegio era muy chico y me faltaba ese background que necesita un actor. Lo rico de de esta profesión es que mientras más edad tienes, más puedes enriquecer a los personajes”.

-¿Cuál es tu aporte a lo corrupto de Bulnes?
“A mí no me gusta hablar mucho de mí, pero sí puedo decir que soy un gran observador de la realidad. Yo soy alguien que mira mucho a la gente. Y, en este caso, me nutro de experiencias donde he visto corrupción, injusticias. No hay que ir muy lejos para ser testigos de eso. Pero bueno, espero que la pulsión que está mostrando la gente más joven cambie un poco eso a nivel país. Ellos, los medios y la inmediatez de las redes sociales, han influido en que muchos empiecen a pensar que tal vez les han estado metiendo el dedo en el ojo todo este tiempo, y ha ayudado a que varios se den cuenta de la disonancia entre lo que la gente quiere y piensa, y el discurso de los que detentan el poder”.

“Entonces vienen estas medidas previas a las elecciones de ‘basta de abusos’, ¡ahora sí que habrá educación para todos!’. ¿Y por qué no lo dijeron antes? Aunque me considere alguien de izquierda, soy consciente de que eso sucede en todos los sectores políticos, y por eso cuando escucho tanto las promesas de Matthei como de Bachelet, siento mucho pudor”.

-¿Por eso no has querido participar en alguna campaña política como sí lo hacen otros actores?
“Me han invitado a participar. Claramente, de la campaña de Piñera no lo hicieron. Pero sí de la de Frei, MEO, y ahora de la de Bachelet. Pero no me interesa enlistarme con nada. No quiero que me pase lo que le sucede a muchas personas en televisión, que defienden lo indefendible por quedar bien con el partido”.

-A propósito de política, acabas de estrenar “El tío”, la película sobre Jaime Guzmán…
“Sí. Ignacio Santa Cruz me venía contando hace muchos años que le interesaba la vida de su tío y que había contratado a unas periodistas para que investigaran. Quería hacer una obra de teatro –que finalmente estrenamos en 2011 en el Campus Oriente, cuando se cumplían 20 años de su asesinato-. Le aconsejé que la obra la escribiera alguien de izquierda, porque si no, iba a quedar como una suerte de homenaje a Guzmán, y yo, con todo el cariño que le tenía a Ignacio, no iba a participar de eso. Pero ojo, tampoco lo haría en algo que denostara la imagen de alguien, no es ese mi estilo. A mí me interesa más hacer reflexionar a la gente. Y eso es lo que se logra tocar en la película, además de tocar abiertamente el tema de si fue o no homosexual; si lo fue en la práctica o solo en su orientación”.

-Tema polémico para algunos…
“Sí, pero, ¿sabes? Después de todo lo que leí e investigué, puedo llegar a la conclusión de que saber si tuvo pololo o polola no es el punto más interesante. Para mí, lo importante al revisar su pensamiento y leer lo que escribió, fue el comprender que sus pilares para construir fueron Dios y la patria; que tenía una obsesión con el más allá. Ahora, siento que en esa obsesión con ese más allá, se permitió abiertamente coartar nuestro más acá, que es el que al menos a mí, me interesa que no me vengan a restringir con la Biblia en la mano”.

-Personificas a la muerte en “El tío”, ¿cómo se relaciona tu personaje con él en la película?
“La obra que aparece en la película se trata de la última clase que dio Jaime Guzmán en el Campus Oriente, donde sus estudiantes somos un personaje importante en su vida; entiéndase su madre, su padre, Manuel Contreras, Pinochet y la muerte, que se enfrenta a él en una discusión doctrinaria, diciéndole que convirtió a este país en una gran Iglesia. Él era alguien muy especial. Basta leer cartas que escribió a los 14 años, para darse cuenta que no parecía alguien de su edad. Era como leer a un hombre de 70 años con cuatro Pulitzer ganados. Por eso insisto que más allá de especular si era o no era, si pasó algo o no con Alessandri, creo que era una persona que no le interesaba el sexo, simplemente; que toda su energía, tiempo y placer estaban en su cabeza. Fue ese tipo de personas que por las circunstancias que sean no tienen familia y sienten que por destino o mandato divino, están llamadas a servir a su patria”.

-Se tocan temas políticos y biográficos. ¿A qué apuntan?
“Es una película más biográfica que política; de cómo un actor se relaciona en la vida, teniendo esta sombra o luz -dependiendo de quién lo mire-, de ser sobrino de la persona que creó el sistema binominal. Ojo, sistema que hasta el día de hoy no se ha cambiado. La misión del cine es provocarte, conflictuarte, llenarte de preguntas; que te vayas a tu casa pensando por qué no se ha cambiado el binominal, por ejemplo. ¿Es porque se quieren repartir la torta entre los mismos de siempre? ¿Porque les conviene mantener esta suerte de ilusión de democracia que no es tal, donde se pelean entre derecha e izquierda, pero en ningún bando dejan que entren nuevos personajes a la pelea? Le echamos la culpa a Jaime Guzmán por ser el cerebro detrás de la dictadura de Pinochet pero, ¿ha existido una real intención de cambiar su sistema de gobierno?”.

Con Mateo Iribarren (director de “El tío”) y Santa Cruz, César está preparando una obra que lo tiene bastante entusiasmado. Con fecha de estreno para abril de 2014, el actor se unirá además con Sebastián Layseca, Alejandro Trejo y Andrea Freud en “Sentido del humor”, montaje para el que el actor se dedicará diez meses a aprender a tocar el clarinete. “Es de las cosas más lindas que tiene mi pega”, dice sobre su nuevo pasatiempo musical.

-En 2014, el 9 de enero, cumplirás también 40. ¿Te sientes bien al respecto, en una nueva etapa?
“Con ese tema siento que la juventud está sobrevalorada. El otro día veía fotos familiares, donde yo aparecía de 24 años, y pensaba en lo joven y guapo que me veía entonces. Sin embargo, en ese tiempo nunca me sentí así. Hay algo maravilloso de cumplir 40, que no me ha llegado gratis; detrás hay mucho esfuerzo y tiempo destinado a terapearme con cosas convencionales y no convencionales -psicólogo, ayahuasca, reiki, flores de Bach, o lo que sea-. Pero finalmente puedo decir que me siento en una edad donde aún me consideras joven, pero dejé atrás un montón de miedos y complejos. Así que estoy pasando un súper buen momento”.

-¿En serio probaste la ayahuasca como terapia?
“Sí, y me da lo mismo decirlo. Lamento muchísimo que con el tema de Antares de la Luz y la guagua que murió, tus colegas hayan exacerbado tanto que bajo la toma de ayahuasca se cometió el asesinato. Una persona que mata a una guagua está enferma de la cabeza y debe estar privada de libertad, eso no tiene discusión. Pero estar así de enfermo de la cabeza no tiene nada que ver con honguitos ni con marihuana ni con alcohol”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Donde me siento que tengo una actitud media ‘border’ es al estar siempre armando escenas de situaciones en mi cabeza, y cuando le pongo ‘repeat’ a una canción., que puedo escuchar perfectamente una hora una y otra vez. Tanto, que me da pudor y me pongo los audífonos para que los vecinos no piensen que tengo algún problema. Soy un gran melómano. Sin música, la vida sería un error, como dijo Nietzsche”.
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