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Iván Núñez, el rostro ancla que detesta ser el alma de la fiesta

Dice que no es de muchos amigos, ni de pichanga ni de asados. Detesta que esperen que sea el alma de la fiesta, y mientras lo dejen tranquilo en un rincón, él es feliz. ¿Dónde se esconden las pasiones de este hombre? ¿Cuándo y con quién se desordena? Tendencias & Mujer habló con el conductor de las noticias de Chilevisión.

26 de Noviembre de 2013 | 15:07 | Por Ángela Tapia Fariña, Emol.
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Jorge Sepúlveda, El Mercurio.
Iván Nuñez se ríe cuando le dicen que es el “hombre ancla” de su canal, título que se ha ganado en medios gracias a los buenos puntos de rating que ha acaparado con Macarena Pizarro, liderando este año y en varias ocasiones el horario de las 21 hrs., y haciendo que algunos lo consideren uno de los hombres más creíbles para informarse.

Visto así, suena a un peso no menor sobre la espalda. El conductor de “Chilevisión Noticias”, al escucharlo, mira un poco al vacío, se encoge de hombros y solo dice “está bien”. Quitadito de bulla y medio serio Iván se permite algunos momentos de distención en su programa en radio ADN.

Eso, públicamente. Admite ser tímido, y por eso hay que escarbar un poco para que cuente, por ejemplo, que lo suyo siempre fue el cine, que siendo estudiante de periodismo en la Chile, se encargaba de transportar en bicicleta las cintas de 16 mm para exhibirlas en la facultad, y que entre esas lograron ver en medio de una total censura a nivel nacional, “La última tentación de Cristo”, con subtítulos en japonés, que fue lo único que pudo conseguir de la cinta en esa época.

“A mí me gustaba el cine alemán y hasta estudié alemán por eso. Esa era mi onda.  Yo quería escribir cine, no pensaba en trabajar en televisión ni en noticias. De hecho, tengo un guión mío guardado por ahí”, dice el periodista, nieto de alemán, que hasta se fue a trabajar por una beca a un canal público de Alemania, pero que asegura que de ese orden y pulcritud que caracteriza al pueblo germano, no tiene nada. “(En lo desordenado) soy cien por ciento chileno”, asegura.

Hoy, lejos de su proyectar películas, y tras editar, conducir y reportear en programas de televisión por cerca de 21 años, su pasión se concentra en dirigir y hacer la post producción de los videos caseros familiares, inmortalizando la vida cotidiana que comparte con su esposa, la también periodista Marlén de la Fuente, y sus cinco hijos.

-El éxito en televisión tiene su grado de satisfacción, pero también un cuento de ser blanco de críticas y exposición. ¿Vale la pena?
“Es que a mí me gusta mi trabajo. Yo pertenezco a un grupo de gente que es afortunada, que trabaja en lo que quiere. Aún no he tenido que trabajar por algo a la fuerza. Y entiendo que hay miles de chilenos que todas las mañanas se levantan para ir a un trabajo que no los motiva y donde les pagan poco. Yo voy a trabajar con ganas y ese cuento de la exposición, no sé. Yo hago mi vida normal. Me visto con traje para trabajar, pero en la mañana ando en short y polera, voy al gimnasio, voy con mis niños a la plaza,  juego y ando en cuatro patas, hago todo normal. Nunca he tenido ese rollo de tener que vivir encapsulado porque trabajo en una cosa que es pública”.

-Hombre ancla de un canal, el señor que lee las noticias… ¿A qué hora te desordenas y hablas tonteras?
“Todo el día, excepto cuando estoy en las noticias. Yo soy una persona completamente normal. Tengo pocos amigos, pero con los que me junto a almorzar, me río mucho. No estoy todo el día enchufado a las noticias. Te podría decir hasta lo que ven los cabros chicos en la tele; esas cosas me interesan”.

-¿Cómo qué?
“Violeta. Tuve que ir con todos mis hijos al concierto”.

-A ver, ¿te sabes su historia?
“¡Sí, claro! Ella canta y está en una academia. La tuve que grabar… Me sé hasta algunas canciones pero no te las voy a cantar. Las tengo en mi computador para hacer unos videos para mis hijos”.

-¿Eres de pichanga?
“No, en un momento en que trabajé en el (canal) 13 participé en unas ligas y me sirvió para darme cuenta que soy muy malo. Prefiero correr, lo hago todos los días y también voy al gimnasio. Tampoco soy de asados con los amigos. A mí me gusta esquiar, así que en invierno, si tengo tiempo libre, parto solo con mis esquís por el día”.

-¿Y con quién te entretienes?
“Con mi señora, con mis hijos. Me gusta salir a comer con ellos, viajar con ellos… Yo te voy a decir una cosa; la gente cree que porque uno trabaja en esto, es el alma de la fiesta. Pero yo, afortunadamente, estoy casado con la persona con la que estoy, porque ella, efectivamente, sí es el alma de la fiesta. Cuando voy a un evento social, algunos esperan que cuente historias entretenidas, pero yo, mientras me dejen tranquilo en un rincón, siempre lo voy a pasar mejor. Soy más bien tímido e introvertido”.

-¿Cómo entraste a trabajar a la tele con esa timidez?
“No tengo idea. Supongo que porque me gustaban las comunicaciones audiovisuales. Me gustaba el cine, escribir, peor en esa época no había una escuela de cine, así que mis opciones eran periodismo o teatro. Pero actuar me daba pavor. Yo sería incapaz de pararme en un escenario y actuar. Habría muerto de la plancha. Aunque una vez lo hice acá en el ‘Teatro de Chilevisión’”.

-¡No te lo puedo creer!
“¡Yo tampoco! Y un par de veces con Marco Enríquez en ‘La vida es una lotería’. Ahí era un proxeneta. Ese papel tuve que hacer (ríe)”.

-Cuando fuiste conductor de “Psíquicos”, se te vio muy serio e incrédulo, incluso en momentos que dejaron a todos en el programa con los pelos de punta, ¿actuaste ser escéptico? ¿Es cierto que nunca quisiste que te leyeran las cartas, las manos, nada?
“Nada. Yo sí soy escéptico para esas cosas. Eso sí, durante las grabaciones del programa vi algunas cosas para las que no tengo explicación lógica, pero tampoco uno la tiene para todas las cosas que a uno le ocurren en la vida.
“A mí me pasó algo raro, lo reconozco. La Katara, que era una bruja que participaba en el programa, me dijo un día que yo estaba acompañado por una persona, que era mi abuelo, el alemán. Yo me reí, porque ni siquiera lo conocí, y, de hecho, murió en Viña del Mar, y nunca supimos en qué lugar específico fue. Pero al día siguiente que me dijo eso, yo estaba ordenando unos libros y coincidentemente, se me cayó uno, muy viejo, azul, y empastado, que no había visto nunca. Lo abrí -vi que estaba en alemán- y con lo primero que me encontré, fue con la dirección en la que vivió mi abuelo en Viña, escrita con su puño y letra.  Aún no voy a ver qué hay ahí, y dejé todo eso en una carpeta con las cosas que tienen un signo de interrogación”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Estoy practicando hace rato artes marciales mixtas, que mezcla distintas técnicas y se entrena en una especie de jaula que es un cuadrilátero. Básicamente, es sálvese quien pueda y quita un montón de estrés”.

-¿A quién le pegas?
“A estas alturas de la vida, me pegan”.
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