Pedro Ruminot (31,
@pedroruminot) prefiere pasar las crisis trabajando y riéndose de las desgracias. Es por eso que el año pasado, tras su separación, decidió pasar el duelo durmiendo apenas dos horas diarias y entregarse a sus trabajos como director de “El Late” de Fabrizio Copano, como productor y miembro de “El Club de la Comedia”, y a sus giras con “La Nueva Comedia Chilena” (el grupo humorístico que conformaba con sus compañeros Sergio Freire, Rodrigo Salinas y Copano). Incluso estuvo a punto de postular a alcalde de Maipú, opción que hoy, con la vida bastante más ordenada, agradece no haber tomado por tiempo.
Actualmente, y como sobreviviente del cáncer que es, sabe que es indispensable que tenga una rutina, dentro de lo normal, poco estresante. Y si a eso se le suma que todos los días pasa a buscar a sus hijos Diego y Facundo para llevarlos al jardín, debió reorganizar sus horarios. Hoy dice con orgullo que duerme, al menos 7 horas cada noche, en un año que, pese a los estrenos en el cine (‘Barrio universitario’) y el teatro, califica de “relajado”.
En las tablas, presentó junto a su polola y colega de “El club…”, Alison Mandel, “Alison vs. Ruminot”, y en estos días, se encuentra presentando en el Teatro Mori “Como Pedro por su casa”, su primer trabajo en solitario, en el que repasa toda su vida en 90 minutos.
“Hablo desde el día en que nací hasta ahora. Es súper personal. Hasta muestro fotos de mi niñez, de mi vida en Maipú, de cómo me vestía, de lo complicado que era vivir en una comuna periférica. La gente se ríe porque son fotos súper flaites, pero no es gracioso para mí (ríe). O sea sí, pero me ha pasado que alguien se ha parado en medio de la función y me ha dicho: ‘Disculpa Pedro, yo soy de Maipú, y no puedes estar diciendo esto’. Ahí le dije: ‘¡Oigan, es de Maipú! ¡Cuiden las billeteras!’. Es que creo que puedo decir chistes sobre eso porque soy de allá. Es como cuando me río del cáncer”, cuenta el intérprete del “Notero pobre”, “El hombre ardiente” y “Jesús”, sketch que tantos dolores de cabeza le trajo en su minuto al Consejo Nacional de Televisión por las denuncias de “ultrajes a una figura divina”. Esos cargos que fueron retirados en 2010.
-¿Por qué hacer de tu primer show en solitario algo autobiográfico?“Porque si no parto riéndome de mis propias desgracias y alegrías, de mi vida, no tengo mucho derecho a seguir riéndome de las cosas de los demás. Por eso parto presentándome, explicándole a la gente por qué estoy en el escenario, cuando era de los que se desmayaba en las disertaciones en el colegio. Les cuento que era tímido, que de hecho, por eso perdí mi virginidad a una edad bastante indecente. Desde hace un tiempo, tenía metido en la cabeza que si no contaba quién he sido, no podía seguir adelante. La gente a veces no cree lo que me ha pasado. Hasta yo me pongo a pensar cómo me pasaron cosas tan improbables… Todo es medio extraño y milagroso”.
-¿Como qué?“Mi cáncer le da a una persona cada 10 años en el mundo. Y de verdad, no hay ninguna razón científica que explique por qué sigo vivo. Si mi caso está en revistas científicas, porque no es posible. Entonces, cuando cuento todo esto, con detalle, cómo fue mi operación y las quimioterapias se forma un silencio entre el público. Pero no hablo de eso no más. Cuento historias de mi colegio, que dormí con mi abuelita hasta los 14 años y hasta muestro la foto de cuando me compraron el camarote. Yo estaba feliz”.
-Te detectaron cáncer el año 2007. Durante todo el proceso hacías chistes en tus monólogos sobre la enfermedad y el tratamiento, siguiendo tu estilo de continuar con el trabajo en medio de tus crisis. ¿Eso te ayudó a no hundirte?
“No sé. Creo que todo. Doctores como Humberto Cerda del Instituto Nacional del Cáncer, las drogas; hasta pedí ayuda a estos monjes brasileños que te visitan en los sueños. Fui a una gente que hace milagros, usé flores de Bach, me hicieron reiki… Una señora le dijo a mi mamá que si me tomaba un vaso grande de ron con aloe vera se me iba a ir el tumor. ¡Y me lo tomé! Creo que todo ayudó, pero obviamente el estado de ánimo influye; yo me reía. Mi mamá me iba a ver al hospital y yo me tapaba con las sábanas hasta arriba para que creyera que me había muerto”.
-¿Siempre fuiste bueno para reírte de las tragedias?“No. Este humor lo descubrí después de enfermarme. Tal vez fue la mejor forma de desahogarme. Antes hacía monólogos en bares, pero era súper pesado. Una vez que me fue a ver Felipe Avello, encontró súper fuerte un stand up que hacía, donde me reía de Dios. Pero prometí no volver a hacerlo. He hecho monólogos donde menciono a Dios en la tele, pero nada comparado a lo de antes”.
-¿Cuándo hiciste esa promesa?“Cuando estaba en el Instituto del Tórax. Un día, una señora que hacía el aseo llegó a las tres de la mañana a mi pieza y me regaló un rosario. Sentí que era una señal y que tenía que hacer caso. Así que me iba a una capilla que había ahí, a rezar todas las noches. Rezaba tanto que sentía una energía muy grande; sentía que no me iba a pasar nada malo, que no me iba a morir. Antes de eso, hacía chistes crueles, me reía de los gordos, de todo. Igual ahora me queda un poco de esa crueldad, pero cuando lo hago en la tele, me cortan. Ayer sacaron cuando dije que una manera rápida de separar a unos siameses era presentándoles a Paloma Aliaga. Pero hay cosas que cambié totalmente, y empecé a reírme de mis propios problemas”.
-¿Hubo una reconciliación con Dios?“Absolutamente. Hoy rezo mucho y tengo santitos. Lo que pasó fue algo que, creo, le pasa a mucha gente en su adolescencia; lees algo, o tienes un ramo de filosofía, y crees que descubriste la verdad del universo y dices ‘ya no creo en Dios’. Yo era un cabro chico súper engrupido y leía mucho. Y ese es el problema de la gente que tiene una educación penca; uno es ignorante y de repente se pone a leer -como me pasó a mí-, y se cree todo lo que dicen los libros, y dice ‘ay, Dios no existe’, porque suena más inteligente decir eso. Es como la gente que dice ‘ay, me carga el fútbol’, para sentirse más culta”.
-En medio de tu reconciliación, ¿hay algún cargo de conciencia por tus sketches de Jesús?“No, eso no tiene nada que ver con lo que hacía antes. El monólogo que tenía de Dios ni siquiera podría aparecer en la tele. Igual, no fue fácil que nos absolvieran. Tuve un montón de reuniones con los abogados del canal para ver cómo preparábamos la defensa ante el Consejo y ganamos porque en el sketch Jesús tenía zapatillas, un iPhone, un computador, y así no era una representación fidedigna del Nuevo Testamento. Es chistoso el tema, muy absurdo. Pero siempre tengo este tipo de problemas; Jesús, Dj Méndez (‘Los Meléndez’)… Para eso me tienen en el canal”.
-¿Tienes algún vicio privado?“Tengo muchos. Sobre todo, trastornos obsesivos compulsivos, que se me han ido quitando con el tiempo, pero en su minuto era como Jack Nicholson en ‘Mejor imposible’. Por ejemplo, antes no podía comer si no era siempre con el mismo tenedor y cuchara, que estaban guardados en un lugar aparte en la cocina. Y hasta el día de hoy no puedo ver las monedas de un peso; el ya mencionarlas me da asco. Si toco una o veo una, me echa a perder el día”.
-¡Ya! ¿Cómo tanto?“Yo creo que es porque cuando chico me dijeron que no tocara una bolsa que había en el techo, y con la que supuestamente habían hecho magia negra, con monedas de un peso y tierra de cementerio. Yo creo que de ahí viene el trauma”.
-¿Y eso tiraron a tu casa?“No, si no estaba en el techo de mi casa (ríe). Yo estaba entrando a robar en otro lugar”.