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¡Ojo! Los tratamientos caseros para blanquear los dientes nos son tan inocuos

Según los odontólogos, su mal uso puede afectar la salud bucal y provocar problemas gástricos, por lo que llaman a utilizarlos con precaución.

28 de Enero de 2014 | 08:28 | Por M. Francisca Prieto, Emol
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Si has visto televisión en los últimos meses, de seguro te has encontrado con una famosa cantante preguntando: "¿Qué hay detrás de mi sonrisa?". Se trata del comercial que lanzó una marca de cuidado bucal para publicitar sus nuevas tiras flexibles para blanquear los dientes, que prometen limpiar 14 años de manchas con resultados que duran meses.

Sin embargo, lo novedoso del producto sólo es su formato, ya que desde hace varios años existen en el mercado chileno pastas, geles y enjuagues que aseguran ser una verdadera ayuda para lograr una sonrisa radiante y que, por lo general, son de venta libre en farmacias y supermercados.

Según explica Lia Rocha, periodoncista de la clínica de estética dental Laserdent, los productos caseros para blanquear los dientes utilizan peróxido de hidrógeno -comúnmente conocido como agua oxigenada- para lograr su objetivo. Y aunque es el mismo compuesto que se usa en los tratamientos profesionales, la especialista aclara que la diferencia está en su concentración.

Para entender cómo funcionan los productos caseros para blanquear los dientes, primero hay que saber que el esmalte está formado por cristales. "Es como un panal de abejas con forma de paletas de ping pong, con espacios que hacen que las tinciones o manchas vayan penetrando", explica el odontólogo Daniel Pupkin.

De esta manera, al aplicar la pasta, el gel, el enjuague, las tiras o sea cual sea el formato en que viene el tratamiento, el peróxido penetra entre los cristales y el oxígeno blanquea el diente.

Y los riesgos, ¿dónde están? Según Pupkin, el problema está en que el agua oxigenada quema los tejidos blandos de la boca. "El peróxido debe ser depositado sobre el esmalte del diente y ninguna otra superficie", coincide Rocha, quien agrega que si toca las encías, la lengua o los labios, puede provocar microaftas.

Peor aún si la persona llega a tragar el producto, y éste llega al esófago y estómago, causándole problemas digestivos como esofagitis o gastritis. Asimismo, si alguien utiliza estos tratamientos caseros sin saber que tiene caries, experimentará un dolor bastante desagradable, ya que el peróxido también ingresará en ella.

Y si bien en los blanqueamientos profesionales se usa el mismo compuesto a concentraciones altísimas -por lo que podría pensarse que son igual de riesgosos-, Lia Rocha explica que en las clínicas se controla la seguridad del procedimiento. "Se aplica el peróxido, y al retirar se lava con agua y se aspira el agua. No dejas que el paciente la trague", dice. Asimismo, añade que los resultados se obtienen más rápido si el tratamiento se hace de manera profesional, ya que se utilizan luces láser, plasma o led para acelerar la reacción química del peróxido.

Ningún sistema puede asegurar cómo será el resultado final

"Hoy día la tendencia es a no usar estos sistemas caseros, porque los resultados se dan mucho más óptimos a nivel de clínicas", sostiene Daniel Pupkin, quien enfatiza que "no existe ningún sistema de blanqueamiento ya sea profesional, casero o de cualquier tipo, que asegure cuánto va a blanquear el diente".

En este sentido, el odontólogo explica que dependiendo del tipo de tinción, del color que tenga el diente -aunque no lo creas, hay algunos más amarillentos, otros grisáceos e incluso con vetas rojas- y otros factores, es posible determinar más o menos a qué tono se puede llegar.

"Todos los sistemas de blanqueamiento mejoran el color de dos a nueve tonos, pero nunca se sabe exactamente en cada caso cuánto más va a mejorar. Hay gente a las que les mejoran dos, tres, cinco tonos y en casos excepcionales puede llegar a nueve, pero es muy raro", afirma Pupkin.

Por esta razón, el especialista señala que las expectativas que tenga el paciente son fundamentales. "Uno tiene que ser lo suficientemente honesto (…) La experiencia es que en condiciones óptimas se logra mejorar entre dos y cuatro tonos, en el caso de los tratamientos clínicos. Ahora, en el caso de los que se utilizan en casa, no hay una manera de medir, ni tampoco se puede decir que tienen mucha base científica", sostiene.

Tomando en cuenta esto, Lia Rocha sugiere recurrir a ellos como un complemento a los blanqueamientos profesionales. "A mis pacientes les recomiendo que se blanqueen una vez al año y después para mantenerse usen los sistemas caseros. Pero igual después van a tener que hacerse un tratamiento profesional, porque ingerimos muchísimos alimentos con pigmentación como el jugo de naranja natural, el tomate, la betarraga, la salsa de soya, las bebidas, los vinos, etc.", indica.

Eso sí, aconseja no abusar de ellos pensando que así los dientes van a quedar más blancos. "En los blanqueamientos en clínica, los intervalos más cortos que hacemos es cada seis meses. Entonces, si una persona usa estos tratamientos caseros todos los día o todos los meses, puede aumentar la sensibilidad y quedar con la sensación de dientes destemplados", explica, y aclara que desde el punto de vista de los odontólogos el llamado no es a no usarlos nunca, sino que hacerlo "con cautela, con precaución y ojalá como apoyo a un blanqueamiento profesional".
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