EMOLTV

El estilo y la antimoda de Hugo Grisanti

Acostumbrado desde niño a ver el mundo desde una mirada estética, este interiorista y experto en estilo lleva años siendo uno de los más requeridos en su rubro, y hoy conversa con Tendencias & Mujer sobre las preferencias de los chilenos. Mucha copia de lo que se ve en las revistas, modas pasajeras en la ropa y el mal gusto por construir piezas minúsculas para el servicio doméstico, están entre los errores que destaca.

18 de Febrero de 2014 | 15:20 | Por Ángela Tapia Fariña, Emol.
imagen
Fabián Molina, El Mercurio.
Vivir en un lugar bonito, acogedor, y vestirse bien son necesidades humanas para Hugo Grisanti (@HugoGrisanti). Uno de los decoradores, interiorista y diseñador (aunque de profesión arquitecto), más renombrados del país, lejos de querer ser superficial con su convicción estética en la vida, sabe que los detalles, un ambiente visualmente ameno y un look personal acorde, siempre mejoran un poquito más las cosas en el día a día de una persona.

Es socio de la diseñadora Kana Cussen, con quien tiene su oficina de interiorismo, a la que llegan diversos clientes pidiéndoles renovar por completo el ambiente de hoteles, bibliotecas y algunas casas particulares. Esto le ha traído la fama correspondiente y ser requerido no solo para temas de decoración, sino que también para temas como estilo, arte y producción.

“Nunca he tenido el prejuicio de ver la estética como algo frívolo”, dice, explicando su amor por lo visual. “Fue el ambiente en el que viví siempre, después que mi mamá estudiara Arte cuando se separó. Yo tenía como 5 años, y desde entonces me acuerdo de ir a galerías y estar rodeado de diseño. No era una novedad, sino que una forma de vivir”, agrega.

-¿De ahí que estés convencido de que es importante vestir bien y vivir en un ambiente ad hoc?
“La ropa es tu carta de presentación. Lo que te pones transmite un mensaje, junto con cómo hablas, cómo te maquillas si eres mujer, cómo te peinas… Así que claro que es importante tener en cuenta que con tu ropa transmites qué tipo de persona eres. En cuanto a la casa, es fundamental tener un lugar donde den ganas de llegar, de estar, de invitar gente, de usar los espacios. Yo no entiendo la gente que tiene una pieza exquisita y el resto de la casa está abandonada todo el año, helada, que no usa el living nunca, o el comedor solo un par de veces al año. Las casas se usan enteras. Si no, cambia las cosas hasta que se use. No tiene sentido tener metros cuadrados muertos”.

-¿Qué cosas te provocan urticaria en interiorismo?
“Las cosas pretenciosas, las imitaciones. La gente que dice ‘no tengo la lámpara de tal diseñador, pero tengo la copia’, algo que me molesta tanto como alguien que va por la calle con una cartera Louis Vuitton de mentira”.

-¿Pretender ser alguien con más poder adquisitivo a base de falsificaciones?
“Claro. Uno, tanto en ropa como en interiorismo, debería usar lo que alcanza para el presupuesto. Y uno puede hacer una casa o un restaurante increíble con el presupuesto que tengas, aunque sea acotado; no tiene relación el resultado con la cantidad de dinero que haya. En mi trabajo, me niego a hacer la réplica barata del mueble de algún diseñador o de lo que vio alguien en una revista. ¿Qué pasa con el derecho de autor? Si quieren ser originales, perfecto. Encontraremos algo en el mercado o diseñamos algo genial. Hacer la versión barata de algo lo encuentro de mal gusto, de querer parecer algo más”.

-¿Qué pasa en Chile? ¿Es normal eso?
“Sí, pero eso ha ido cambiando y la gente escucha más. Aunque, más que aparentar, se ven muchas casas seriadas por dentro. Se pone de moda tener tal sofá con tal cuadro y te encuentras con muchas casas con lo mismo. La gente ve algo en una revista y quieren tener lo mismo. Ahí uno tiene que ser bien cuidadoso y explicarles: es tu casa. Es tu personalidad. Es tu sello. No vamos a hacer lo que viste en la revista”.

-Y lo mismo pasa a veces con la ropa. Mucha moda de temporada.
“Mucha imagen y poco contenido… Yo siempre he estado un poco en contra de la moda.  Creo que hace un daño enorme en todo sentido: ropa, casas, todo. La moda es algo que se hace netamente por un tema comercial, para que las marcas vendan más. Y uno como diseñador tiene la obligación de que los proyectos que hace no estén a la moda, sino que dentro de una tendencia, calculando que estará por lo menos unos 10 años dando vuelta en el ambiente. Al menos yo, trato de saber qué es lo que está de moda para no usarlo”.

-¿Directamente antimoda?
“Es que no me gusta andar con el disfraz que tiene todo el mundo en un minuto determinado, y que el próximo año ya no va a servir. Es desgastante estar pendiente de qué se usa y qué no. Además, de la moda surgen muchas víctimas, que por seguir la última tendencia, se olvidan de qué les queda bien y qué no. Hay que conocerse, saber cuánto uno pesa, cuánto calza, sus proporciones y a partir de eso, saber qué vestir”.

-Dices que vestir bien y vivir en un ambiente acogedor es una necesidad. ¿Qué pasa con la vivienda tipo de hoy en día, de un ambiente? ¿Es posible decorarla de manera realmente acogedora?
“En todos los espacios puedes crear un espacio acogedor para tus esquemas y tu estilo de vida, los metros cuadrados no son una restricción, ni que tengas living, cocina y comedor, todo junto. En ese caso, la idea es sacarle partido a eso, que el tamaño reducido de tu departamento sea un valor agregado y no un impedimento”.

-¿Algún secreto de profesional?
“Para nosotros el tema del uso del color es súper importante. Hay que evitar caer en el espacio frío, que parezca poco habitado, clínico, como un departamento piloto. Usar distintas texturas, un tapiz interesante en un mueble, un muro pintado de un color y otro con un papel mural distinto, ayuda a que un espacio tenga más riqueza y sea más acogedor. Un lugar, por ser chico, no tiene que ser blanco y con dos cosas. Eso es un error”.

Como arquitecto, Hugo se niega construir una casa y asegura que el día que lo haga, será para él. Parte de esta decisión, asegura, es lo vergonzoso que le parece, crear los planos de una casa apoteósica donde –por requerimiento del dueño- la pieza de la empleada sea exageradamente minúscula. “He visto diseños de casas o departamentos impresionantes, pero con piezas de servicio que son de esclavitud, de la época de la Colonia”, denuncia.

-Como interiorista, ¿te ha tocado trabajar en casas así?
“Muchas veces he tenido que convencer a la gente de que la pieza de servicio también sea parte del proyecto de decoración, y no un detalle que será ambientado con las cosas que sobraron de la casa de la playa, del año 85”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo un tema con coleccionar objetos; acumulo muchas cosas, y ya estoy a un paso previo del Síndrome de Diógenes (ríe). No me resisto a no tener más cosas y acumulo bastante, todo me sirve. Partí con una pequeña colección de tazas y de ahí me amplié a todo, a una colección multi-objeto. Hoy tengo figuras, animalitos, adornos varios… Cosas inútiles, generalmente. Mis favoritos son mi colección de animales. Tengo conejos, perros, gatos, desde forrados en pasto, de porcelana, plástico, cristal… ¡De todo! También me gusta tener buenas obras de arte, así que empecé a juntar y de repente, ya no hay muro que aguante”.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?